El largamente esperado reporte reconoce las contribuciones de las hermanas a la Iglesia y refleja el mensaje pastoral del papa Francisco. Apenas si ofrece suaves sugerencias de cómo sobrevivir en medio de escasez de vocaciones nuevas.
No hay acusaciones de tener mentalidad secular y feminista, ni demandas de abandonar los temas de justicia social o de enfatizar las enseñanzas de la Iglesia sobre el aborto.
La investigación conducida por la Congregación para la Doctrina de la Fe había provocado que ésta asumiera en 2012 el control de la Conferencia de Mujeres Religiosas que agrupa a las monjas estadounidenses.
La medida puso a las monjas en contraposición con el liderazgo totalmente masculino del Vaticano y creó sentimientos de traición e insulto de parte de algunas de las religiosas, algunas de las cuales no quisieron cooperar en la investigación.
Los teólogos conservadores de la Iglesia católica se han quejado que desde el Concilio Vaticano II, en los años 60, las congregaciones de mujeres en Estados Unidos se volvieron seculares y políticas y abandonaron la vida tradicional de oración y fe.
Las monjas estadounidenses se caracterizan por manejar hospitales, escuelas y otros servicios para los pobres, pero en el pasado han manifestado su preferencia al derecho a ser ordenadas sacerdotes y a tener una opinión diferente en temas como el aborto o el control de la natalidad.
Fuente: Voz de Amèrica