El sindicalismo criollo

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El autor es abogado y profesor universitario. Reside en Santo Domingo.

 

 

¡Solo siendo dominicano, se siente lo que yo siento”

Varios de nuestros más importantes y fogosos líderes sindicales, se quejan de que el pasado año 2016, fue negativo a su sector.

Expresaron que no hubo alzas salariales significativas ni siquiera para los empleados públicos y el poder adquisitivo del peso dominicano se devaluó.

Que el crecimiento del país no se tradujo en mejor calidad de vida para los trabajadores.

Que el poder de compra descendió cerca de un 32% y que deploraban que los empleadores querían eliminar derechos laborales y aumentar las ganancias de las Administraciones de Fondos de Pensiones (AFP).

Que las pensiones futuras serán las mismas debido a los bajos salarios; que se debe reformar la Seguridad Social para establecer un nuevo régimen de pensiones.

Que se cree una sola Administración de Riesgos (ARS) publica, que maneje todos los riesgos para eliminar los 6-7 mil millones que estas ARS se ganan al año.

Proponen una ley que ordene un reajuste salarial según la inflación.

Que los pobres siguen siendo pobres, finalmente aseguraron.

Como he tenido contactos con varios de ellos en el plano profesional, me permito con el mayor respeto y consideración, como fiel dominicano a mi orgullosa nacionalidad sugerirles variar en su provecho y de la clase que representan algunos de sus criterios, que van en consonancia con las tendencias internacionales y nuestra situación parecida o similar a países de tercer mundo que pretendemos escalar  hacia  mejores  condiciones de vida.

Veamos: El sindicato dominicano lamentablemente no está luchando por lograr alzas salariales significativas y no se da cuenta de que esas alzas de salarios están unidas a la mejora de la economía y   a la competitividad.

La economía que administran nuestras autoridades se basa en préstamos internacionales, pues la mitad del presupuesto se consume en pago de la deuda externa y la otra mitad en gastos corrientes, con una excesiva por voluminosa y cara nómina de 600,000 empleados, que trabajan para el pueblo solo seis horas al día, cuando a lo sumo según expertos, solo se necesitan quizás 150,000 empleados incluidos los militares  y que trabajen 8 horas diarias, como ocurre en el sector privado.

Así, el Gobierno, voluntariamente se  hace  carecer  de fondos para el desarrollo  y en consecuencia las carreteras, puentes, electrificación, acueductos y demás rubros, deben hacerse en base a préstamos internacionales que de paso dan apertura, por ejemplo  a los prestamos tipo Odebrecht, que se prefieren ante la utilización de empresas dominicanas que no dan las jugosas comisiones por adelantado,  que estos poderosos Señores ofrecen.

En esas condiciones, como se pueden aumentar los salarios?

Los sindicatos deben liderar la lucha  y/o   aliarse a fuerzas progresistas, asistidos de economistas entendidos en la materia (no de conocidos políticos busca-vidas)  que entiendan la economía, que ayuden o colaboren con el sector privado a la creación de empleos, aumento de la producción nacional y principalmente a la eliminación drástica del monopolio y oligopolio que son mantenidos en el país, junto a una extensión de la masa impositiva de manera que más personas y negocios paguen impuestos, no como ahora, que se nos aumentan los impuestos a los mismos que ya los estamos pagando.

Una empresa de 100 empleados, por ejemplo, trabajando en oligopolio, nunca crecerá ni pagara mejores salarios, pues se obligó a vender a determinado precio y si sus costos aumentan con mayores salarios o nuevos empleados, estaría incapacitado para realizar tales aumentos o ingresar nuevos empleados y en consecuencia se ve forzado a  emplear mano de obra haitiana que obligatoriamente deprime los salarios.

Si existiera la competencia, con sus beneficios obvios, se podría cambiar el panorama, pues la competencia es gasolina para el interés de superación personal y motivación. Hay que dar el todo por el todo.

No acomodarse a ingresos fijos amañados, lesionando a los más desposeídos.

En competencia,  se es  prudente, pues hay que  imaginar cuál será la reacción de la competencia y se evita caer  en errores y hace generar ideas adicionales sobre qué se  copia y  que se mejora,  con una mejor visión de mercado.

En competencia, se aumenta el espíritu de unidad social, como lo hacen los fanáticos del béisbol, los grupos religiosos, las asociaciones, y otros, para tratar de ser mejor que el equipo contrario, dándonos cuenta de  que  tener competencia es un indicador de que el  nicho de mercado es rentable, que se le da así vida al sector, pues cuánta más competencia, más vivo está un sector. ¡Qué aburrido era el mundo de la telefonía dominicana, cuando sólo estaba Codetel!  No perdamos las oportunidades de aprender y mejorar.

En cuanto a que el poder de compra del Peso dominicano que según los amigos sindicalistas expresan, descendió cerca de un 32%, se les sugiere, luchar por la reducción  y/o eliminación drástica de los intermediarios o revendedores  y acaparadores que encarecen significativamente los precios de todo.

Como dicen nuestros vecinos cubanos, que estos “revendedores son  garrapatas  que viven del pueblo trabajador, ese trabajador que cuando termina la jornada laboral y va a una tienda o un mercado no encuentra lo que esta buscado y tienes que morir con los revendedores que a la luz pública y de las autoridades te venden de todo.  ¿Si las leyes existen porque no la hacemos cumplir? El día que se cojan y se metan en un calabozo o se les aplique una multa de verdad de 10,000 no una de $50 pesos, y si no puede pagarla lo mando a cortar marabú hasta que me pague. El día que logremos hacer cumplir las leyes, ese día seremos una mejor sociedad”.

Estos enfoques deben traer estos cambios, aunque tarde, pero llegaran para el bien de todos.

La lucha debe ser contra el agiotismo, la usura y hay que competir bajando los precios o forzando a los comerciantes a bajarlos, no llorando que las cosas están caras. Si están caras, muestre su sentido de unidad patriótica y no las compre e invite a los ciudadanos a no comprar los artículos o mercancías caras.

El sindicato debe  luchar  por erradicar del pueblo el gusto por el lujo y el boato por las cosas caras y de reconocidas marcas, a que nos llevan los poderosos con sus millonarias campañas de mercadeo.

Los Supermercados “rifan” entre sus  clientes millones de pesos en automóviles de lujo, cuando en cambio debieran no rifar nada, y si reducir esos enormes millones de los precios  de sus productos o mercancías, para que los pobres coman más barato y no generarnos ilusiones de que para no ser un “rullio” hay que andar o estar “montao” en un lujoso Jeep o automóvil.

Uno de los países donde más se bebe alcohol en América, es nuestra querida Republica Dominicana.

Tenemos una Ley de Alcoholes que especifica que mientras más alto es el grado alcohólico de la bebida, más alto es el impuesto.

Sin embargo, por una brutal campaña de mercadeo, se ha torcido el gusto de los clientes hacia  bebidas con bajo contenido alcohólico las cuales se venden al mismo precio que las que tienen mayor cantidad de alcohol, con el consentimiento de las autoridades impositivas, cuando lo correcto es,  que esas bebidas se vendan más baratas por tener menor grado alcohólico.

¿Porque los sindicatos no reclaman esta distorsión del mercado de alcoholes y contribuyen a  frenar  la campaña de consumo de alcohol?

También el acaparamiento es un tema a tener en cuenta por los sindicatos, de manera    tal  que  el  pueblo que trabaja con dignidad, que se supone que apoya su sindicato,  no sea golpeado.

Se lamentan nuestros sindicalistas de que el sistema de seguridad social en cuanto las pensiones y los servicios médicos no ha funcionado como se esperaba. Igual lo creo así.

Sin embargo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) tiene a disposición de los países miembros, diversos modelos técnicos que se pueden adecuar a la situación de cada país, que bien pueden ser explorados por los sindicalistas, las autoridades y el sector privado, con el concurso de tan importante institución internacional.

Analizar estos modelos, puede tener mejor futuro en la consecución de los fines perseguidos y se muestra una posición de colaboración con el éxito del país como tal.

Los amigos sindicalistas proponen que se cree una sola Administración de Riesgos (ARS) publica, que maneje todos los riesgos para eliminar los 6-7 mil millones que estas ARS se ganan al año.

Estimo, que el hecho de que las ARS ganen 6-7 mil millones, es un indicio de que los servicios que ofrecen deben mejorar significativamente y si a esos beneficios les agregamos los sonados beneficios que exhiben cinco Bancos en oligopolio, de que en un año se ganan entre todos unos RD$15,000.00 millones de pesos, es obvio que la lucha por mejorar las condiciones de vida del dominicano, encuentra cancha donde jugar.

¡Dominicanos, hoy, se necesita sangre tipo Duarte!

JPM

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