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El racionamiento socialista
El pueblo venezolano está viviendo los momentos más dramáticamente desesperantes de su historia. El chavismo logró en década y media de gobierno socialista, revertir totalmente la situación del país, pasando de uno donde predominaba la abundancia, a este desastre de nación, donde las divisas y todos los bienes de consumo escasean. En un país henchido de petróleo, aunque escaso de dólares. Donde la gente hace malabares para abastecerse, consumiendo gran parte de su tiempo zanqueando algún que otro producto, que con poca frecuencia aparece en cantidades precarias en los vaciados anaqueles de los supermercados, farmacias y otros establecimientos de expendio de mercancías; ahora, para ponerle la tapa al pomo, Nicolás Maduro anuncia sin inmutarse, que a partir del 30 de noviembre pondrán en práctica un sistema biométrico en esos negocios de distribución de productos básicos. Este novedoso sistema de racionamiento, que ya está siendo experimentado en el Estado Zulia, son las denominadas máquinas “capta huellas” que tienen el fin de llevar un estricto control del consumo, al puro estilo cubano, que se practica desde hace mas de 5 décadas con las tristemente célebres, tarjetas de racionamiento. Con este ingenioso procedimiento, van los venezolanos aprendiendo cada día más, como se vive al exclusivo modo cubano. Al fin de cuentas ese es el plan. Llevar definitivamente al pueblo a la igualdad conseguida por los cubanos dirigidos sabiamente por los Castro, donde las mayorías viven equitativamente sumidos en la escases, la represión política y la pobreza extrema, buceando diariamente en un paupérrimo mercado negro. Con este nuevo método de control y opresión, el régimen pretende dizque poner fin al contrabando y a la especulación, que ellos saben perfectamente que se producen por el robo de las mercancías de los depósitos oficiales de almacenamiento, realizado por los propios funcionarios chavistas. Así como por la baja producción y la escases de las divisas extranjeras para la importación de insumos para la producción y de productos de primera necesidad. Y naturalmente, por los precios atractivos para el acaparamiento y su eventual contrabando que tiene la gasolina, y la renegociación del casi regalado producto a precio de mercado, en la vecina Colombia. Las continuas protestas que habían tomado una pausa, se reavivaron con el anuncio de la nueva medida. Nuevas manifestaciones de protesta se desataron en la fronteriza San Cristóbal, donde estallaron por primera vez las históricas jornadas de rebelión popular que vivió el país desde el mes de febrero pasado. La perversión socialista va viento en popa en la patria que forjó el libertador Simón Bolívar, y que hoy la tiranizan Maduro y comparsa. Los venezolanos cada día que pase estarán mas controlados, mas dependientes del Estado y los caprichos dictatoriales de la pandilla chavista. Pobre de ellos por no haber reaccionado a tiempo. Solo hay que tirar una mirada a los estoicos cubanos, para saber lo que están viviendo los suramericanos, y lo tenebroso del futuro que le espera a la hoy rebautizada con el sobre nombre chavista de “Republica Bolivariana de Venezuela”.