El que no llora, no mama
“El que no llora, no mama”, es un decir universal diario.
El refrán citado sugiere que si no protestas, si no te quejas, se te hará más difícil conseguir lo que anhelas o te toca.
En la vida “todo el mundo” tiene un “gato entre macuto”, “el más serio es un perverso”, “por la Ge o la Jota cualquiera cambia de rumbo” o “se deja llevar hasta el infierno”.
Como nadie es dueño absoluto de la verdad- y muchas veces esta no es fácil de distinguir, de mostrar o de probar-, uno tiene que vivir “aceptando unas y rechazando otras”.
Cada día surgen nuevas tesis en todas las sociedades acerca de cómo mejorar esto o aquello; cómo crear más y mejores empleos para aliviar las “cargas inmensas e inmemoriales” de los trabajadores y obreros.O de la “sufrida clase media”.
Pero esos distinguidos expertos (también se les puede envolver entre comillas), nunca dan “con el número premiado” y los pueblos siguen sumidos en la pobreza extrema.
Sin paz, tranquilidad, prosperidad ni futuro.
Mientras esto ocurre, esos “sesudos expertos”, hijos de millonarios, o de “cerebros bien puestos”, o de “altos” dirigentes políticos de derecha, centro e izquierda, siguen con sus “pronósticos” llenos de números falsos y de ideas y sugerencias fantasiosas, ante las crueles realidades que mantienen desnuda y postrada a la humanidad.
Es entonces cuando escuchamos que “el que no grita, no mama”, aun sea un simple bobo, un simple caramelo o un simple globo lleno de infantiles promesas.
De ahí las tantas y atrevidas acciones de los ciudadanos de a pie en demanda de mejores condiciones de vida, de mejoría sanitaria y educativa, de prosperidad sostenible y duradera.
Y de que se acaben o reduzcan los actos de corrupción que aumentan la pobreza y solo enriquecen a unos cuantos, precisamente aquellos que “subidos en el palo” nos hablan de normas, pronósticos y sugerencias para dizque alcanzar un alto grado de desarrollo social, económico y político.
Esos mismos que después vemos en calles y avenidas, en “malls” como en restaurantes, en iglesias como en resorts, dándose “la gran vida” con todo lo robado al país.
¡Y así no debe ser. Así no puede ser!
JPM