El pueblo se desespera

El panorama económico-financiero que vivirán los dominicanos en este
año 2015, recién inicia, se presume estará salpicado de más bajas que
altas o más sombras que luces si se parte de que la deuda pública
seguirá su agitado curso hacia la cima y los gastos superfluos
continúan sin control y posiblemente en aumento en este año
preelectoral si es que las autoridades y el Todopoderoso no meten sus
manos.

Esto así, ya que no obstante los indicadores económico-financieros que
expresan que todo anda bien, en el fondo no es así, pues si el
dominicano no siente que el crecimiento de la economia no se extiende
y sus excedentes no llega como debe ser a los sectores más
vulnerables, no tendría sentido seguir luchando para solo presentar en
papeles un bienestar que solo disfrutan los privilegiados.

Se puede ser muy optimista en el pensamiento pero si en la realidad
las cosas no funcionan como dicen las teorías y las boronas o migajas
de ese bienestar no llegan a los más débiles, entonces qué sentido
tiene continuar por ese sendero.

Recuérdese que el eminente científico Albert Einstein decía que si se
desea obtener resultados diferentes se debe actuar de forma diferente.
Un gobierno que dice y repite las mismas acciones negativas que su
antecesor no puede esperar que haya bienestar común.

Las autoridades económica-financieras del país estiman que se podría
alcanzar un superavit primario de 0.5% del Producto Interno Bruto
(PIB), pero esto no será posible de no aplicarse la cacareada voluntad
política de mejorar la calidad y control de los gastos públicos, ya
que el problema no son los ingresos sino los gastos.

Si las autoridades fueran obedientes, planificadas, disciplinadas y se
llevaran de consejos, las cosas en el país marcharan mucho mejor en la
práctica, pero estas solo sueñan, divagan y duermen en sus laureles.

Las autoridades monetarias y financieras pronostican buenos augurios y
tienen buenas intenciones pero de antemano saben que muchos de sus
pronósticos no se cumplirán porque estos dependen de si se cumplen con
las reglas, principios, normas y leyes preestablecidas y, se deja a un
lado la politiquería barata y la corrupción.

Una cosa es la política monetaria y otra la fiscal. La primera es
administrada por las autoridades monetarias y financieras: Junta
Monetaria, Banco Central y la Superintendencia de Bancos y la otra
manejada por el Poder Ejecutivo a través del Ministerio de Hacienda y
sus dependencias.

La primera vela por la estabilidad de los precios y salud del sistema
financiero y la segunda garantiza los ingresos que se aplicarán en
gastos corrientes y de capital.

Ambas políticas deben de ir de la mano a los fines de que haya un
equilibrio en la economía y en las finanzas. De manejarse sendas
políticas de forma irresponsable surgiría un desequilibrio
macroeconómico.

Conforme la Programación Monetaria para el 2015 habrá una disminución
del déficit cuasi fiscal de un 1.4% del PIB, siempre que el gobierno
central cumpla con la Ley No. 167-7 de Recapitalización del Banco
Central y esta entidad disminuya las emisiones de nuevos certificados
financieros.

Lo anterior traerá como consecuencia una disminución del déficit
fiscal del Sector Público Consolidado de 3.8% del PIB al cierre del
año y un déficit fiscal del Sector Público no Financiero de 2.4% del
PIB, según lo programado.

No obstante el aumento de la demanda interna y las actividades del
Sector Exportador, se espera que el crecimiento del PIB para el
presente año sea de un 4.5% a 5%, la inflación alcance el límite
inferior del 4.0+/-1% de la meta.

En el plano internacional se estima que mejore la economía de los
Estados Unidos, lo cual aumentaría el flujo del turismo, divisas y
capitales hacia la región pero tendría un impacto negativo en las
condiciones de los mercados financieros internacionales.

A pesar de los buenos augurios sobre las condiciones que podrían
imperar en la economia y finanzas del país todo dependerá de la
voluntad, buenas intenciones y buena gestión administrativa de las
autoridades que coadyuvarían a alcanzar las metas que se han
formulados.

De no darse tales augurios económicos financieros y seguir aumentando
los impuestos y por ende el costo de la vida, la población dominicana
registrará una mayor desesperación que posiblemente desemboque en
grandes reclamos que pondría en juego la paz social del país.

felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com
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