El Procurador del pueblo

En mis calidades de ciudadano dominicano, me permito expresarle al honorable Sr. Procurador General de la República, Dominguez Brito, nuestro reconocimiento por su verticalidad, entereza, acrisolada pulcritud y valentía, elocuentemente demostrada  en su lucha sin cuartel contra la corrupción entronizada en el Estado dominicano,  y que ha sido modus operandi de regímenes depredadores de la cosa pública. 
 
Por el mundo ha corrido la noticia de que:» El juez de la Instrucción Especial de la Suprema Corte de Justicia, Alejandro Moscoso Segarra, dictó un auto de «No Ha Lugar» a favor del senador Félix Bautista y otras seis personas, acusadas de corrupción y lavado de activos en contra del Estado dominicano.»
 
Cuando el Dr. Leonel Fernández Reyna, en ejercicio de la Presidencia de la República, en una carrera alocada conformaba las llamadas “Altas Cortes”, se abrogaba el derecho de colocar a sus hombres y mujeres de confianza, no por los méritos y lauros obtenidos en los tribunales de la República sino por las potencialidades venales con la corrupción de Estado, en atención de que dejaba huellas indelebles de corruptelas de Estado y tenía que cubrir la retaguardia.
 
Le confieso fue un espectáculo risible en el que se le asignaron asientos, no a la meritocracia jurídica dominicana sino a la conexidad política, lógico esto abarcaba a  otros partidos asociados y sainetes gaditanos que, en nombre de la oposición política, recibieron la ración del boa para los suyos, introduciendo un giro sombrío a la credibilidad partidista dominicana. 
 
Hay quienes aseguran que la corrupción o enriquecimiento ilícito como fenómeno degradante de la sociedad ha alcanzado niveles  monstruosos, la permisividad y falta de voluntad política para castigar a los funcionarios que en el ejercicio de sus cargos  depredan el erario público, además de no existir una ley que le retire a estos gánsteres sus derechos civiles y prohibirles que ocupen funciones públicas, ni que puedan realizar transacciones financieras.
 
Honorable Magistrado Dominguez Brito, el país contempló el espectáculo del Juicio al Senador y compartes, además escuchó la Sentencia de «No Ha Lugar», del ilustre Juez de la Suprema, Alejandro  Moscoso Segarra, actuando como Juez Especial de Instrucción, dictó una Sentencia como sucede en las satrapías más tristes y aborrecibles de América Latina. 
 
Hoy en el pueblo dominicano, vuelve a tener razón ser, el Poema de  Don Pedro Mir, «Hay un país en el mundo…Sencillamente/ frutal. Fluvial. Y material. Y sencillamente tórrido y pateado, como una adolescente en la cadera.» 
 
Así percibe el pueblo la burla de un juez que trabaja por encargo, que suerte tiene este Juez de haber nacido en este país, que es un archipiélago de azúcar y alcohol, porque si en vez de haber nacido en Santo Domingo. Este feliz acontecimiento hubiese sido en el seno del Imperio Romano donde por la «Ley Calpurnia Repetundarum de Lucio Calpurnio Pinson, dada en el año 605 de la fundación de Roma, sobre procesamiento criminar de los Magistrados corruptos, que constituían un recurso por ante el Senado, el cual debía nombrar una comisión de su seno para que se encargara de examinar las reclamaciones y fijar si fuere necesario una indemnización que debía pagar el culpable a la víctima.» (2).  Y la Ley de Las Doce Tablas castigaba con la pena de muerte al Juez que se dejaba corromper.
 
La Ley Acilia condenó a su vez al Magistrado corrupto al pago del doble de la suma recibida. Esta ley fue dictada por el tribuno Cayo Graco. Increíble en República Dominicana no hay Leyes Anti Corrupción, ni Ley de Partidos Políticos, este es un verdadero paraíso para los corruptos, corruptores y pobres de espíritu y dignidad que se dejan corromper.
 
En el caso que nos ocupa, no hubo corrupción del Magistrado, tal vez solidaridad politica.  
 
Estamos conscientes que la corrupción de Estado, prosterna a sus pies fiscales, jueces, líderes políticos, líderes de opinión, medios de comunicaciones de masa y hasta la iglesia en ocasiones, aquellos  que asumen posturas dignas en consonancias con los referentes éticos, corren riesgos insospechados de parte de los depredadores del erario nacional. La corrupción es una amenaza permanente contra la estabilidad democrática y el desarrollo integral de los pueblos.
 
Podemos afirmar de manera categórica que la corrupción existe desde antes que naciera el Estado, también se puede aseverar que en países desarrollados con Estados modernos, blindados por leyes anti-corrupción, se castiga severamente la corrupción, por ejemplo, Estados Unidos de Norteamérica, Alemania, Inglaterra, España donde se han registrado varios casos que involucran personas cercanas al Partido Popular, el aparato judicial ha actuado con presteza y el partido ha expulsando los políticos involucrados, hasta la hermana del Rey de España  he llevada al banquillo de los acusados, aun cuando  la sospecha colectiva de la sociedad española cree que es inocente, otras naciones, donde la justicia contempla penas, desde la privación de la libertad por años, cadena perpetua y hasta la pena de muerte como en la República Popular de China.
 
En la República Dominicana hay una larga cronología de hechos tipificados como «Corrupción de Estado» desde tiempos que se remontan desde los gobiernos del presidente Baez hasta el último gobierno de la «Era del PLD», caracterizado por la impunidad. 
En la Era Global que vivimos, también hay crímenes globales como el Lavado de Activo, no es de dudar que dada la falta dé credibilidad de la sociedad dominicana, a.los políticos comprometidos les pasen como al ex dictador Augusto Pinochet Ugarte, que una demanda internacional lo hizo caer en las redes de la justicia internacional, no importando el traje de “Senador Vitalicio de Chile” .
 
Admiro la hidalguía del Sr. Procurador dominicano , que se mantiene al lado del pueblo sin retroceder frente al chantaje y las perversidades del poder, y que ha decidido no permitir la burla al colectivo nacional, igualmente espero que el Presidente Danilo Medina, el pueblo es conocedor de sus limitaciones y la encerrona que le preparó su antecesor. Creemos en su honorabilidad como hombre público y buen cristiano, esperamos que la democracia dominicana no continue perdiendo más calidad durante su ejercicio y que, caiga quien caiga, usted impulsará, los procesos contra los corruptos de Estado. 
 
Me inscribo en el pensamiento del incorruptible hombre fue la Revolución Francesa,  Maximilien  Robespierre, «Se puede abandonar a una patria dichosa y triunfante. Pero amenazada, destrozada y oprimida no se le deja nunca; se le salva o se muere por ella.».
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