El Partido

¿Cuál es la contradicción principal que genera el debate al interior del Partido de la Liberación (PLD)? ¿La reelección? ¿La candidatura de Leonel Fernández? Ninguna puede ser, porque  la competencia por una nominación electiva en el Estado, es una cuestión normativa en una institución partidaria de  naturaleza democrática.

Aunque la propuesta sobre de repostular al presidente Danilo Medina parece  la causa esencial del alboroto, se debería  entender que ese es un tema político, no ideológico ni ético, por tanto no deriva en un tipo de contradicción de naturaleza esencial que ponga en riesgo la unidad del partido.

Lo mismo puede decirse de la oferta de candidatura  presidencial del doctor Fernández, que por  supuesto, no  sería causa ni  consecuencia para que en el PLD se genere o se alimente un debate que  desemboque en contradicción principal.

Para Lenin, la “unidad solo puede realizarse mediante una  organización cuyos acuerdos cumplan  concienzuda y voluntariamente todos los obreros conscientes…” al tiempo que aconsejaba “discutir el problema, expresar y oír opiniones distintas, estampar este criterio en una resolución”, que debe “cumplirse honestamente”.

Si  se separa  el concepto de partido de la clase obrera, lo dicho por Lenin válido para el PLD, especialmente en lo referido a que “cumplir honestamente con las resoluciones del partido” es lo que se llama unidad en todas las partes del mundo y por toda la gente sensata”.

En  el texto “Sobre la Contradicción”, de Mao Tse Tung  se procura demostrar que la contradicción existe en el proceso de desarrollo de toda cosa, obviamente, también en el seno de un partido político, con categoría de principal o secundaria.

Juan Bosch, procuró una fórmula para evitar que un mal encausamiento de las contradicciones derivara en lo que Lenin definió como “enfermedad infantil” y Mao como “las siete patas del Gato”, que incluyen grupismo, oportunismo, individualismo, sectarismo, criticismo, etcétera.

El remedio de don Juan fue bautizado como “Métodos de Trabajo” y consistía en  un conjunto de normativas  extrapartidaria que todo peledeista debía cumplir y cuidar “como niñas de propios ojos”, que  preservaban al Partido de infecciones transmitidas por los distintos segmentos de la pequeña burguesía.

Sería fatal para el PLD y para  la democracia que  el Partido se dividiera en la práctica en cacicazgos  grandes, medianos o  pequeños o que   competencias legítimas o querellas menores  se conviertan en  contradicciones  principales que   segmente o  atomicen un instrumento creado por Juan Bosch con la tarea de  completar la obra de Juan Pablo Duarte.

Téngase en cuenta que el Partido es el todo que está por encima y es superior a todas y cada una de sus partes. La membresía del PLD y la sociedad consciente confían  en el  liderazgo de Danilo y Leonel.

 

 

 

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