El pacto por la honestidad

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Siempre, desde que se le dio término a la dictadura de Rafael L. Trujillo el 30 de Mayo de 1961, los sectores políticos que han terciado en la práctica de regir los destinos de nuestra sociedad, han tratado de facilitar la gobernabilidad a través de acuerdos por consenso denominados «Pactos». Así, si revisamos históricamente los pactos podremos encontrar que, no solamente el Estado ha tenido que recurrir frecuentemente a los mismos, sino que, individualmente, varios de nuestros partidos han tenido que también recurrir a pactos entre sus dirigentes para solucionar intrigas internas.
Para las elecciones presidenciales de 1974 una coalición de partidos, encabezada por el Partido Revolucionario Dominicano, acordó un pacto para enfrentar al Partido Reformista y sus aliados en su afán reeleccionista del entonces presidente Joaquín Balaguer.
Ese pacto fue denominado «Acuerdo de Santiago,» por haber sido en esa ciudad, de la región del Cibao, en donde todos los dirigentes de los diferentes partidos políticos que conformaban la coalición llegaron al acuerdo final.
Desafortunadamente, esa coalición, que llevaba como candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la república a Antonio Guzmán Fernández y a Elías Wessin y Wessin respectivamente, se retiró de las elecciones permitiendo que Joaquín Balaguer fuera reelegido presidente por segunda vez en forma consecutiva. Ya Balaguer había logrado la reelección por primera vez en las elecciones de 1970, después de haber ganado las elecciones presidenciales de 1966.
De nuevo, para las elecciones de 1978, hubo otro pacto entre diferentes organizaciones políticas, el cual fue encabezado nuevamente por el PRD y su entonces principal líder José Francisco Peña Gómez. En aquella ocasión Antonio Guzmán Fernández y Jacobo Majluta fueron los candidatos a la presidencia y vicepresidencia de la república respectivamente. Ese pacto, cuyo principal objetivo era enfrentar a Balaguer y su tercer intento reeleccionista, fue denominado «Acuerdo de Santo Domingo», ya que se logró concretar en la ciudad capital de nuestro país, y con el cual la coalición logró finalmente su objetivo al obtener la victoria electoral en las elecciones del 16 de Mayo de ese año.
En los últimos años se han realizado numerosos pactos. Entre los más importantes está el famoso «Pacto por la Democracia», firmado entre el gobierno de Joaquín Balaguer y la oposición encabezada por José Francisco Peña Gómez después de las elecciones del 16 de Mayo de 1994, tras las cuales Balaguer había sido declarado ganador reelecto por la Junta Central Electoral, pero Peña Gómez reclamó el triunfo, alegando que había sido víctima de un fraude colosal por parte de Balaguer y su partido en complicidad con la JCE. Ese pacto citado en este párrafo, aunque permitió que Balaguer permaneciera en la presidencia, redujo su periodo presidencial a dos años; fijó nuevas elecciones para el 1996; y convocó a la Asamblea Nacional a una modificación constitucional prohibiendo la reelección presidencial consecutiva.
No podemos olvidar el «Pacto Patriótico», firmado, después de los resultados electorales de 1996, por los dirigentes de los partidos de la Liberación Dominicana y Reformista Social Cristiano, para enfrentar al candidato presidencial del PRD, Peña Gómez, quien, a pesar de haber ganado la primera vuelta, no obtuvo la cantidad de votos necesarios para superar el 50% más uno de los sufragios emitidos, requisito establecido en la modificación constitucional de 1994, para poder ser declarado ganador en la primera vuelta electoral.
Este pacto, al cual nos referimos en el párrafo anterior, unió electoralmente a políticos que en el desarrollo histórico de nuestra política se habían identificado como archí rivales o rivales irreconciliables; lográndose con el mismo que los dirigentes del ultraderechista Partido Reformista apoyaran al candidato del centroizquierdista Partido de la Liberación Dominicana, el Doctor Leonel Fernández a lograr el triunfo electoral en la segunda vuelta frente al aparentemente invencible candidato del PRD, el Doctor Peña Gómez.
Desde que el Licenciado Danilo Medina se juramentó como Presidente Constitucional de la República, el 16 de Agosto del 2012, ha propiciado la materialización de varios pactos para facilitarse la gobernabilidad de su gestión. Entre esos pactos podemos citar: el pacto por la educación y el pacto por la electricidad. También se pudiera llegar a otros numerosos pactos; pero nosotros queremos sugerir un pacto por la honestidad. Este pacto debe ser realizado entre todos los elementos que componen el Estado; sus diferentes poderes; todas las organizaciones políticas y todos nosotros los ciudadanos.
Todos debemos ser honestos con nuestro país, pues todos somos parte del Estado. La erradicación de la corrupción debe ir de la mano de la erradicación de la evasión de impuestos, pues no solo es evasor el que no declara el valor de lo que importa para no pagar sus impuestos aduanales; porque el que se gana 20,000 pesos en un mes vendiendo frituras en una esquina de cualquier ciudad de nuestro país y no paga impuestos sobre esa ganancia también es un evasor y un delincuente partícipe de la corrupción contra el Estado.
Existe una errónea idea de que la corrupción es solamente la que cometen los políticos cuando se adueñan del erario estatal; pero tenemos que dejar claro que también los industriales y nosotros los simples ciudadanos cometemos actos de corrupción cuando evadimos el pago del itebis, de la electricidad y del agua que consumimos, del impuesto sobre la ganancia del dinero que cobramos cuando trabajamos informalmente. Hasta quienes reciben propinas y limosnas evaden el pago de los impuestos.
Entonces es necesario que todos los dominicanos hagamos un pacto por la honestidad, para que el gobierno reciba todos los ingresos monetarios que deba recibir, sin la necesidad de que tenga que aumentar los impuestos para incrementar sus ingresos, y así nuestro Estado sea auto suficiente en la recaudación y distribución de sus ingresos. No queremos corrupción, pero tampoco queremos evasión de impuestos, por más mínima que sea. Señor presidente, vamos a firmar el «Pacto por la honestidad».
silvanordny@gmail.com

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