El Mirador
El Comité Central del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) escogió a 11 aspirantes que se inscribieron en busca de la candidatura presidencial para las elecciones del 2020, entre ellos, diez subalternos políticos del presidente de esa organización, doctor Leonel Fernández.
¡No debería ser, pero así está ocurriendo! ¿Por qué diez dirigentes peledeístas, adversarios o no del presidente de esa entidad, les están disputando el liderazgo a su presidente?
Simplemente, porque el ex Presidente Fernández, que debería ser el candidato presidencial del PLD, cerró la puerta a una posible reforma constitucional que le permitiría al Presidente Medina, su justa habilitación para los comicios del 2024.
La Constitución de la República cita en su cuerpo, que “el Presidente puede optar por ocho años consecutivos”. Danilo duró cuatro, aunque se creó un anzuelo llamado Transitorio 22, que le prohibió al gobernante poder aspirar al faltante. Probablemente, nuestra Constitución sea la única en el mundo, que citando un mismo tema, diga que sí y que no al mismo tiempo.
Ahora están los danilistas y la mayoría de los líderes de la oposición, favoreciendo una reforma a la Constitución e, incluso, el ex presidente Hipólito Mejía declaró que esa acción es de justicia. El líder de una organización siempre tiene que tener una puerta abierta para la solución de un conflicto. ¡Aquí no ocurrió!
A decir verdad, esa es una derrota que Leonel se creó. Quizás, algunos de sus radicales, como siempre, lo llevaron a no dialogar con el Presidente Medina y más que eso, enfrentó al líder del país. El hecho de que una propuesta del Presidente Medina decidiera el tipo de votación, por aclamación en el Comité Central del PLD, deja bien claro el poder político del jefe de Estado y es a quien tendrá que derrotar Leonel Fernández en las primarias abiertas.
Ese grupo de precandidatos danilistas suma muchos votos, aunque todo parece indicar que el candidato de ese sector lo será Gonzalo Castillo. ¡Pero hay que esperar al 6 de Octubre! Lo que favorece a Gonzalo Castillo es que éste lo que está haciendo es promocionar al gobierno de Medina como su programa y los demás, de manera errónea, están motivando a los electores peledeístas con su propio proyecto.
Es importante decir que la decisión del sector Medina de no apoyar al legislador de Santiago, Demóstenes Martínez, como presidente de la Cámara de Diputados, que formaba parte de un acuerdo con los leonelistas, tiene su sentido en que el ex presidente Leonel Fernández enfrentó, personalmente, al Congreso Nacional en compañía de opositores.
¡Un Congreso controlado por peledeístas! La decisión del ex Presidente Fernández, de dirigir personalmente una protesta desde el frente del Congreso Nacional, puso en juego la gran capacidad del ex jefe de Estado. La mayoría de peledeístas no les perdona esa acción a Leonel. ¡Actuó como un niño de cinco años de nacido!
Dudamos que Leonel le pueda ganar la lucha al gobierno de su PLD, que dirige Medina.
Hay otro grave problema, como es la postura de la Junta Central Electoral (JCE), que rechaza la publicidad política, aunque ese organismo lo que está haciendo es cumplir de una Ley.
Es una Ley que perjudica a los medios de comunicaciones, pero la mayoría, no sabemos por qué, aceptó esa medida sin protestar. Los medios de comunicaciones responsables se nutren de la publicidad.
También observamos con preocupación que algunos obispos se pasan demasiado tiempo ocupándose de los asuntos políticos, en vez de una mayor actividad pastoral. Estamos en desacuerdo con esa postura, en virtud de que cuando un obispo o presbítero se enfoca mucho en los problemas políticos, la institución pierde seguidores.
No es bueno que un determinado obispo se enfoque, al extremo, defendiendo las políticas de un gobierno o atacándolas, porque los feligreses que visitan los templos, pertenecen a diferentes organizaciones partidarias, incluyendo a muchos que se llaman izquierdistas. Los religiosos deben entender que cuando atacan o defienden el accionar político de un determinado sector, están enfrentando a otros. ¡Y ese no debe ser el papel de ningún obispo! Hay que reconocerle las cosas buenas que hace un gobierno y criticarle constructivamente las malas. Lo mismo debe ocurrir con los opositores al gobierno.
Hay que recordar que en las décadas de los 90 y a principios del 2000, los evangélicos tomaron la política partidista muy en serio y les fue muy mal, porque muchos de sus feligreses decidieron cambiarse a otras instituciones religiosas.
Los obispos, presbíteros, diáconos y pastores, están para bien orientar a sus feligreses, pero en el contenido bíblico. Están para hacer las cosas que hizo Jesucristo cuando vivió entre nosotros. Él vivió para salvarnos del pecado, pero también para sanar enfermos, como devolverles la vista a los ciegos. Los católicos, pastores evangélicos, musulmanes y otros, están para ayudar a encontrar la paz de sus fieles, no para intranquilizarlos. ¡Es que ellos no son líderes políticos, sino religiosos!
San Juan Pablo Segundo y el Papa Francisco, son dos grandes ejemplos de la armonía que debe existir entre los católicos, de una u otra tendencia política. Y tenemos que admitir que esos dos grandes de la Iglesia Católica, también tomaron el mensaje de Dios para todos los humanos.
Porque la Iglesia Católica tenga más de 1, 350 millones fieles en el mundo, aunque pensamos que ya estamos en los 1,500, no se debe perder tiempo en cuestiones que son estrictamente de los políticos. En nuestro país hay muchas personas necesitadas, que requieren de más ayuda. ¡Ahí, los católicos y evangélicos debemos hacer mayores esfuerzos para gestionar cosas para los más pobres!