El ministerio de cultura sobre cenizas

imagen
EL AUTOR es abogado. Reside en Santiago de los Caballeros.

 

 

 

No quisiera hablar de aquel que no pudo pasar la prueba de los teatristas obligados a llevar sus reclamos a la calle. Muy mal para aquel que no quiso pasar la prueba de los cantantes liricos, y peor aún para un exministro que miro a la ciudad de Santiago con los lentes obscuros del maniqueísmo practicado por José Rafael Lantigua, pretendiendo vender que estaba de parte de la luz y no de las tinieblas.

 

¿Cuántos niños fueron incorporados a la lectura? ¿Qué apoyo logístico le facilitó a Casa de Arte? ¿Qué hizo en la invadida área del Monumento de Santiago?

 

Quienes hemos hecho del oficio de escribir y de expresar nuestras ideas en forma cognoscible,  debemos sentirnos sumamente complacido con la reciente designación de Pedro Verges, como Ministro de Cultura por el honorable señor Presidente de la República, Danilo  Medina Sánchez.

 

Pedro Verges, posee los atributos profesionales o académicos,  técnicos  y morales para ayudar al presidente a relanzar una política de cultura consustancial con la urgencia que exige este importante sector.

 

¿Se podría hablar hoy de relanzamiento de la política de cultura? Sin ánimo de buscar culpables en ningún periodo gubernativo, se podría decir que la promoción de la cultura desde el ministerio, no ha sido correcta y, segundo, el ministerio ha operado como un patrimonio paternalista que protege a un reducido grupo de intelectuales con relaciones políticas.

 

Estos señores, por prejuicios y no porque esa sea la política del gobierno, dan a entender al universo del sector intelectual fuera del canon que su participación en la sociedad  es nula, o si se quiere, inexistente y con ello le hacen creer al jefe de estado de manera hipócrita que los demás intelectuales somos desafectos al gobierno, cuando no es del todo así. Además, los ministros que han ocupado dicha Cartera han olvidado que sobre este tema existe una memoria histórica y no han querido o no les ha interesado ir a ese referente trascendental sostenido apuradamente por el Estado Nacional.

 

Vale decir, que a pesar de la existencia incuestionable de un bloqueo deliberado de parte de los intelectuales asalariados de todos los gobiernos, contra los demás escritores  con autonomía de pensamiento literario, este sector de la sociedad no ha mantenido una actitud contemplativa, por el contrario, hemos perseverado en escribir novelas, cuentos, ensayos, poesías y publicando también nuestras colaboraciones literarias en la  prensa independiente nacional e internacional.

 

El escritor estadounidense Oscar Wilde, dijo que: “Mientras la sociedad considera que la contemplación es lo más grave de lo que se puede acusar a un ciudadano, la cultura más refinada piensa que es la ocupación digna de un hombre

 

Debido a esas ideas falsas, las cuales no son más que engendros de intelectuales asalariados de los gobiernos quienes al paso del tiempo se han constituidos en lumpemproletarios. En la obra de Marx y Engels titulada: «La ideología Alemana« (1845), aparece el concepto que afirma: «…el lumpemproletariat depende de la burguesía y de la aristocracia para su propia supervivencia«.

 

En su libro «El 18 Brumario«, Marx, conceptualizando sobre el lumpenproletariado dice lo siguiente: «Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó el lumpemproletariado de Paris en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y un general bonapartista a la cabeza de todos«. Y más adelante continua…«con esa masa informe, difusa y errante Bonaparte formó la «sociedad de beneficencia« en cuanto a  que todos sus componentes sentían…la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora« Todo eso ha sucedido  en esta media isla con algunos proyectos secretos.

 

La visión anterior, que es la del viejo sistema de cultura –y no tan viejo, diríamos – en modo alguno contribuye a estructural una política de cultura que sea comprensiva y posibilitadora de un verdadero desarrollo de ese sector, ello así, como explica Marx en la obra La ideología Alemana, el lumpemproletario «no suele actuar de manera productiva y progresista, sino que se muestra ineficaz y retrogrado, por lo que es contrario a las ideas renovadoras«.

 

Qué bueno que el ministro José Antonio se fue. Qué bueno que se fue a la Gallera sin juez de valla ni traberos.  El nombramiento de Verges, a quien no conozco de manera personal sino a través de su ejercicio literario, ha generado en el seno de la comunidad intelectual una razonable animación y, naturalmente, la confianza de que el sector cultura en la región del Cibao y a nivel nacional podría adquirir un giro al pasar de una medianía escindida a una excelencia sustentada en una visión distinta.

 

El ministerio de cultura tiene un rol significativo que desarrollar. Por lo que hemos podido observar hace años que las designaciones en las subregiones culturales han sido casi todas desacertadas y hasta podría decirse, penosas. Es más, se ha llegado a pensar en determinados círculos sociales del país que algunos nombramientos podrían obedecer a “errores” al momento de escoger los perfiles de las personas para  ocupar posiciones en áreas sensibles de la cultura.

 

Si analizamos el papel de la cultura en la filosofía, tenemos que esta se define como “el conjunto de manifestaciones humanas que contrastan con la naturaleza o el comportamiento natural. Es una actitud de interpretación personal y coherente de la realidad, dirigidas a las posiciones susceptibles de valor íntimo, razonamiento y perfeccionamiento”. Julio Cortázar expresó: «La cultura es el ejercicio profundo de la identidad«

 

Al leer el discurso del presidente Medina, del cual haré un análisis en una próxima entrega, al mandatario referirse a la educación y a la cultura y, luego, cuando oí la designación de Pedro Verges, inmediatamente me vino a la memoria que el jefe de Estado tenía la firme intención de introducir importantes modificaciones en la formación del futuro hombre y mujer dominicana.

 

La intencionalidad manifestada en su discurso me llevó a una frase del poeta estadounidense, nacido en Carolina del Norte, A. R. Ammons: «Buscaré lo que es humilde y pondré las raíces de mi identidad allí: todos los días despertaré y encontraré lo humilde cerca«

 

El género cultura implica un requerimiento integral y una excusa satisfactoria, sobre todo, para sí mismo. Alguien expresó que “hay cultura cuando esta interpretación personal y universal se une a un esfuerzo de información para profundizar en la posición adoptada con el fin de intervenir en los debates. Esta dimensión personal de la cultura, tales como la síntesis o la actitud interna, es esencial«.

 

Se espera que la dirección superior de cultura en la República Dominicana, sobre todo, la que se inicie con el escritor Pedro Verges, deberá tener un concepto más hacia la excelencia que a la mezquindad intelectual en las designaciones de los directores de cultura y de los  centros de promoción y desarrollo de todo lo que signifique verdadera cultura, como son, las danzas, el ballet, el teatro, las artes plásticas, la música de cámara y una jornada de lectura infantil. Asimismo otras actividades humanas que existen en el seno de la comunidad nacional sin televisión, sin periódicos y sin cantantes de esquinas esnobistas o cursis.

 

El presidente Medina, en esta gestión gubernativa que se inició el 16 de agosto de 2016, me adelanto en opinar, tiene como eje central de su política de educación y cultura, abrir una etapa en la que se comience por primera vez el florecimiento de una legitima época donde la creación y producción intelectual y artística llegue a los barrios marginados del país, como sucede en Cuba y en otros países del Cono Sur.

 

Me parece que el nombramiento de Pedro Verges tiene mucho que ver con ese ideal de la historia formativa de la juventud en la que se relance por encima de las limitaciones de los partidos políticos y de los vice ministros congelados en sus pensiones.

 

A pesar de todo lo dicho anteriormente, habrá quienes duden de que la cultura y la educación realmente se conviertan en motores que impulsen la llamada revolución educativa propuesta y estimulada por el presidente Medina. Sin embargo, no debemos ser pesimistas. Creo que el Estado tiene que hacer suya lo expresado por el filósofo egresado de la Universidad Complutense de Madrid, Héctor Rodríguez Cruz, veamos:

 

«Todo proyecto intelectual opera sobre la sociedad mediante los mecanismo de producción y reproducción de mensajes de los aparatos ideológicos, que en nuestro país (República Dominicana) son manejados por el gobierno y por grupos para su interés exclusivo, que castigan económicamente, mediante el acoso institucional o la agresión directa a quienes no pueden comprar, mediatizar o dialogar«

 

En una ocasión alguien monto en el Gran Teatro del Cibao una escena musical titulada «La Gallera«. No estamos en desacuerdo con ese intento conceptual, no obstante el mismo careció de logística y de ideas al no incorporar al sketch mil traberos y un juez de valla. En este caso, quiero acogerme al concepto de cultura explicado por el director de cine, guionista y productor español, Pedro Almodóvar, quien dijo: «No juzgo lo que está bien o mal o lo que es real y no está en la cultura«.

Queremos coincidir con el gobierno diciendo a su favor, que hasta este momento el jefe de Estado ha dado señales claras de andar en la ruta  oportuna, sino es así, tomémosle la palabra cuando enfatizó en su magnífico discurso ante el Congreso: “Hemos convertido la educación en un verdadero derecho. ¡A todo este proceso lo hemos llamado revolución educativa y esta revolución educativa va a continuar y mejorar!”.

 

No obstante, habrá que recordar, una frase del escritor, intelectual y diplomático mexicano, autor de novelas tan famosas  como, La muerte de Artemio Cruz (1962) y Cambio de pie (1967), Carlos Fuentes: “Las revoluciones las hacen los hombres de carne y hueso y no los santos y todas acaban por crear una nueva casta privilegiada”.

Sin embargo, las banderas y bocinas de la democracia no nos hablan de castas sino de vientos libres o democráticos.

 

Volviendo a Rodríguez Cruz, no debo ponerle fin a este trabajo sin antes dejarlos con una exhortación de este destacado profesor e intelectual dominicano cuyo consejo hago mío con mucha responsabilidad: «En este momento crítico que vive el país, los intelectuales debemos demostrar que existimos y que tenemos un poder insobornable; debemos hacernos visibles y no pasar desapercibidos; debemos demostrar que tenemos incidencia…No hay poder político ni económico que sea superior al poder intelectual. La razón pesa más que la desvergüenza, la manipulación y el engaño«

 

Al tratar la designación de Verges como nuevo ministro de cultura, quisiera permitirme mirar desde una ventana gris el casi obscuro ambiente de la cultura autoritaria que nos asecha, no desde el ministerio de la altura de un intelectual consagrado sino desde el poder del sector eléctrico cuyos señores con los sables de la vieja cultura que nos viene desde los días de Trujillo quisieran la planta en Punta Catalina.

jpm

 

Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
0 Comments
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios