El milagroso Lula

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EL AUTOR es contador publico autorizado. Reside en Nueva York

La izquierda mundial y algunos incautos que les sirven de altos parlantes, insisten en promover la falacia de que Lula sacó 30 millones de personas de la pobreza. Esto lo juran y perjuran sin explicar como fue que se hizo tal milagro. 

Es clásico de los regímenes de izquierda promover la falacia como medio de buscar aceptación de sus gobiernos, más si son autoritarios y violadores de los derechos humanos, como lo han sido las dictaduras de los Castro, la de Chávez, Maduro, Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael Correa. Aunque por suerte para los brasileños Lula no gobernó autoritariamente, pero todo el tiempo apoyó a  esas dictaduras, lo que lo condena y baña de desprestigio y lo hace ver como un farsante. 

Son conocidas las falsas propagandas mesiánicas del comunismo en todas las naciones que fallidamente vivieron la tragedia de soportar las irracionales y genocidas políticas económicas y sociales llevadas a la practica por regímenes con ese tinte ideológico. 

Es lógico pensar que para salir de la pobreza, usted no lo consigue poniéndose en una esquina con la mano extendida solicitando alguna limosna, aunque a algunos, dicen, que les ha ido muy bien mendigando, porque de esa manera han logrado el ahorro suficiente para acumular supuestas riquezas, cosa que no está documentada y cae en el campo de la especulación. 

Documentado sí está que el asistencialismo en países pobres, casi siempre está asociado con la demagogia y el fin de políticos populistas quererse perpetuar en el poder y que no ha logrado sacar de la pobreza a nadie. Lo que sí se podría lograr si los receptores de las ayudas se despojaran de ellas y asumieran la responsabilidad de forjarse su bienestar por medio del trabajo arduo y productivo, que es lo que verdaderamente deberían los gobernantes proveer o contribuir a proveerles. 

Prueba de que Lula no sacó realmente de la pobreza a esas personas es que desde que pasó la época de las vacas gordas, que constituyó el boom de los altos precios de las materias primas, ya se afirma que estos dizque volvieron al anterior estado de pobreza extrema, porque ya el gobierno no cuenta con los excedentes económicos con los que contaba antes de la recesión heredada por Brasil de los gobiernos del mesiánico populista, Lula Da Silva y su ahijada política, Dilma Rousseff. 

En base a esas falacias fabricadas por los petistas y secundadas e intensamente promovidas por toda la izquierda que masivamente tiene infiltrada a la prensa mundial, e inclusive hasta a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), quieren obsesivamente influir en la opinión pública brasileña y en su poder judicial e instituciones electorales, para que permitan la candidatura de su santo, Lula. 

Todo a pesar de este estar encerrado en una cárcel cumpliendo una condena de más de 12 años en segunda instancia, por hechos delincuenciales comprobados por las autoridades y el aparato judicial del país suramericano, la que lo inhabilita de por vida a optar para cargos electivos. 

Las andanzas de Lula por muchos países donde gobernaban sus amigos del Foro de Sao Paulo, promoviendo a grandes corporaciones como ODEBRECH, ligada a la mayor trama corrupta de la historia de américa y probablemente del mundo, lo hacen ver como el líder de esa conspiración delincuencial que enriqueció a tantos delincuentes enganchados a políticos. 

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