El médico: actor informativo y formativo de la salud

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EL AUTOR es medico. Reside en Santo Domingo.

 

Cuando el enfermo llega al consultorio del médico siempre tiene una idea de su enfermedad –mala o buena- y es una responsabilidad del facultativo darle las informaciones del problema y lograr que éstas produzcan un aprendizaje significativo del mismo.

La disponibilidad de información general en el ciberespacio es inmensa y abarca todos los temas, pero muchas veces no tiene la calidad ni la competencia necesaria para ayudar al receptor a satisfacer su demanda de manera efectiva.  La medicina no es la excepción.

Cientos de personas con escaso dominio del método científico, carentes de pericia aportan a diario al internet datos sobre salud y los lectores de esta información, si no tienen conocimiento sobre el tópico, la asimilan y procesan como buena y válida.  A veces llegan donde el médico con un fardo de datos a cuesta para poner en dudas su capacidad de resolución, pues creen tener la verdad absoluta.

La situación es peor si el enfermo es un nativo digital, que piensa las cosas no existen si no están en el ciberespacio. Esto obliga al médico a estar actualizado, no sólo en lo científico respecto a su área, sino también en temas presentes en  la ciberbasura, para poder dar respuesta satisfactoria al usuario, convencerlo y lograr que éste siga sus prescripciones porque si sale con duda del consultorio, no hay manera posible de que cumpla con el deber de ayudar a su paciente.

Es un escenario muy frecuente en la consulta de cualquier galeno y hay que estar preparado para conseguir el objetivo de mantener el equilibrio deseado en la dinámica del binomio salud-enfermedad.

Algunos estudios aseguran que de ocho a nueve de cada diez informaciones de salud que se encuentran en buscadores del mundo digital no especializado son falsas y eso es preocupante porque mucha gente no va al médico y sigue las instrucciones de estos medios.  No hay un filtro para que no todo el mundo pueda escribir en la red global.  Es necesario crear un tamizaje por el bien de los usuarios de estos medios, que lejos de hacer bien, están causando grandes daños.

Lo ideal es que la persona trate de identificar buscadores con aval científico para cada tema, que investiguen con profesionales del área para que les orienten sobre las páginas de internet más confiables. De lo contrario, esta herramienta, tan importante, se convertirá, en poco tiempo, en algo perjudicial en la mayoría de los casos.  Todos debemos contribuir, de una u otra manera, para que sea un recurso en favor del conocimiento.

mdarcenioestevez@hotmail.com

JPM

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