El estrangulamiento económico del hospital Oncológico Heriberto Pieter
Heriberto Pieter, descendiente de esclavos nacido en 1884, que debió enfrentar vicisitudes y desafiar la xenofobia, fue un hombre desinteresado, capaz de donar lo que tenía fruto de su trabajo para la construcción del hospital sin fines comerciales.
Consagrado al estudio y la investigación de la medicina luego de pasar por importantes universidades de Europa, especializándose en diversas áreas hasta detenerse en la oncología, especialmente cáncer de pulmón.
A ese hombre bueno, generoso, científico de la medicina, profesor meritorio de generaciones de galenos, debe su nombre el más importante hospital oncológico del país que ya tiene más de 70 años diagnosticando y atendiendo pacientes.
El hospital Heriberto Pieter no tiene fines de lucro. Dona millones de pesos todos los años a sus pacientes más pobres. La “ayuda” miserable del Estado es de un millón de pesos mensuales, (una vergüenza) lo cual contrasta con cientos de millones que graciosamente reciben algunas plazas y hospitales donde la política ejerce su protagonismo más despiadado e inhumano.
Solo el año pasado el Heriberto Pieter condonó a sus pacientes de escasos recursos más de 60 millones de pesos.
Ocurre, y aquí viene el motivo principal de este comentario, que Ministerio de Salud Público se ha planteado quebrar al Heriberto Pieter obligando a los médicos enviar los pacientes que pertenecen al seguro médico subsidiado exclusivamente al nuevo hospital, que está justo al lado, lo cual es una monstruosidad.
Desde un principio, el Instituto Nacional del Cáncer, Rosa Emilia Sánchez, sobrevaluado en más de 300 millones de pesos ante los ojos de todos sin que nadie haya sido sometido a la justicia y mucho menos enviado a la cárcel por criminal, alojaría al viejo Dr. Heriberto Pieter. Pero de buenas a primeras, alguien decidió no hacerlo, contraviniendo lo acordado.
Los mismos que incumplieron la promesa, son los mismos que ahora pretenden hacer desaparecer, por estrangulamiento económico, al hospital Heriberto Pieter, que no obstante, sigue siendo el mejor centro oncológico del país, con equipos tecnológicos de punta y un personal altamente calificado. (Los ingresos de ese centro provienen justamente de las empresas aseguradoras, entre ellas la del gobierno)
Para los políticos que dirigen el Estado la salud del pueblo no ha sido su prioridad. Construyen hospitales porque los enriquece. La corrupción siempre está presente en Salud Pública. (Recuerdo que no hace mucho en casa de un funcionario había más de cien millones de pesos. Y no pasó nada)
El Estado dominicano no tiene una política de salud para estudiar, investigar, diagnosticar y atender adecuadamente a los ciudadanos que padecen de cáncer que hoy día constituye la tercera causa de muerte en el país.
Pero ellos, los políticos, ministros, viceministros, embajadores, diputados, senadores, jueces, etc., tienen seguros médicos internacionales. Ante cualquier malestar toman un avión y se internan en uno de los principales hospitales de Estados Unidos. ¡Y los pobres que se mueran sin atención médica debida!
En vez de tener dos hospitales oncológicos, uno al lado del otro, un gobierno inteligente, no corrupto, preocupado por la salud pública, le entregaría el edificio nuevo al Pieter para convertirlo en grande y poderoso, y le aumentaría la asignación mensual acorde con sus necesidades.
Con esa visión construiría varios centros más por regiones; es decir, en el Cibao, en el Sur y en el Este, al tiempo de abaratar los costos de la enfermedad subsidiando los fármacos que son exageradamente costosos.
Atentar contra la estabilidad económica del hospital oncológico Heriberto Pieter es atentar contra la salud del pueblo pobre.
jpm