El Estado y su responsabilidad en el transporte

imagen

Nuestra experiencia como transportista, por más de 20 años, en esta ciudad de Nueva York, está marcada por haber sido sujeto de la aplicación de una ley Estatal, denominada «Taylor Law» (en inglés), la cual había sido aprobada en el año de 1967 por el Senado Estatal de Nueva York. Taylor era el apellido deGeorge W. Taylor, un especialista en relaciones laborales, jefe de una comisión designada por el, en aquel entonces, gobernador de Nueva York Nelson Rockefeller, con el objetivo de hacer cambios sobre el reglamento de relaciones laborales de los empleados públicos, luego de la paralización caótica del transporte público en el año de 1966. Taylor, un catedrático universitario por más de 40 años, experto en cuestiones de relaciones laborales, había sido asesor sobre el particular para los presidentes estadounidenses F. D. Roosevelt, H. Truman,D. Eisenhower, J. F. Kennedy and L. B. Johnson. Después de estudiar la «Ley de Servicios Civiles del Estado de Nueva York», la cual, en su artículo 14, define los derechos y las limitaciones de los empleados estatales y municipales de pertenecer a sindicatos y uniones; Taylor presentó su «Acta de Justo Empleo Para Empleados Públicos», la que desde entonces se conoce como «Ley Taylor», que sustituyó a la entonces vigente «Acta Condon-Wadlin». En su acta, Taylor reconoció el derecho de los trabajadores de pertenecer a uniones y de elegir a sus dirigentes sindicales; pero mantuvo la prohibición a declararse en huelga, y en la sección 210 de la misma penalizó con dos días de salario por cada día de huelga a los empleados públicos que participaren en la misma. Como el transporte no es una responsabilidad de los sindicatos, sino del Estado, el asesor laboral del gobernador de Nueva York propuso que la suspensión de ese servicio tenía que ser penalizada por el Estado, y el Senado Estatal de Nueva York la aprobó y la convirtió en ley. En el año 2005, como miembros del sindicato de transporte (TWU, por sus siglas en inglés), fuimos penalizados con seis días de salario, por los tres días que duró la huelga decretada por nuestra unión en demanda de aumento salarial y mejores condiciones y beneficios de trabajo. Después de finalizada la huelga, en nuestro próximo cheque de pago, que cubre diez días de salario, aunque habíamos trabajado siete, solamente recibimos el pago de cuatro días. Por esta experiencia citada no nos explicamos ¿cómo es posible que en nuestro país, la República Dominicana, hayan tantos sindicatos, asociaciones y federaciones, primordialmente de transportistas de pasajeros, que doblegan al Poder Ejecutivo con sus absurdas demandas de beneficios, a pesar de la precariedad con que ofrecen este servicio. El transporte, en sentido general, es un servicio demandado por todos los sectores que conforman el espectro de nuestra sociedad. El sector empresarial sabe que, para que sus empresas cumplan con sus planes de producción establecidos, se require que sus empleados inicien la producción de acuerdo a los horarios pautados; pero no aportan ningún tipo de iniciativa hacia la mejoría del sistema nacional de transporte colectivo para que sus empleados lleguen a sus labores a tiempo y relajados, porque, al igual que el gobierno, le temen a competir con los sindicalistas y empresarios transportistas ya establecidos. En la República Dominicana, en lo referente al transporte colectivo, el desarrollo de ese servicio tiene un atrazo de más de 40 años. Es más, nos atrevemos a decir que en los años 60's y 70's del siglo pasado el transporte de pasajeros era muy superior en calidad a los ofrecidos hoy por los sindicatos. Recordamos cómo instituciones como el Consejo Estatal del Azucar (CEA) y la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) tenían sus propios autobuses para recoger a sus empleados y estudiantes. Ahora, si se planifica raunudar este tipo de servicios hay que hacerlo con los autobuses de un sindicato, o estos impiden el servicio. Lamentablemente, en nuestro país, los poderes otorgados constitucionalmente no son ejercidos adecuadamente por los incumbentes, pués, por las presiones y amenazas de los sindicatos de transporte, no queda la menor duda de que las decisiones de las reglas de transporte son establecidas por los sindicalistas, y no por los poderes del Estado. Creemos que en nuestro país el gobierno debe empantalonarse, y si no sabe como hacerlo, a través de la creación del Ministerio de Transporte, buscar un asesor y designarlo como encargado de la reorganización del transporte, pués en el país, el transporte, principalmente el transporte colectivo de pasajeros, actualmente es un caos. Señor ciudadano Presidente de la República, encargado del poder ejecutivo; honorables señores miembros del Congreso Nacional, encargados del poder legislativo; hay que buscar un asesor en transporte de apellido Taylor para que acabe con el caos; pero si no lo encuetran busquen uno de apellido Rodríguez, como yo. Señor Ministro de Defensa, prepárese a defender las decisiones emanadas del poder ejecutivo cuando nombre un Ministro de Transporte, lo va a necesitar. silvanordny@gmail.com

ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
4 Comments
Nuevos
Viejos Mas votados
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios