El error del humano
He oído cómo muchas personas consideran que los demás deben actuar correctamente, cuando ellos mismos no lo han hecho. Especialmente, los políticos cuando están gobernando no hacen las obras ni toman las medidas correctas, pero luego que están en la oposición reclaman lo que se debe hacer y como se debe hacer. Partiendo de la circunstancia, de que un día hay que comenzar hacer lo que bien hecho se debe hacer. Eso me parece chantajear al contrario, y tomar al pueblo de bobo.
En estos días se están escogiendo jueces para algunas Altas Cortes, y para la Suprema Corte de Justicia. Todos los de la oposición quieren que los jueces escogidos sean jueces imparciales, no políticos para que respondan a los intereses del partido gobernante; asimismo, se quiere procuradores fiscales independientes, pero, hizo eso la oposición cuando tenía el poder, y tuvo la oportunidad de hacer las cosas correctas. También se decía lo mismo, de los jueces de la Junta Central Electoral.
La pregunta sería, ¿cuándo se va a acabar con esa situación de que cada quien busca su ventaja? Cuando las personas lleguen a convertirse a Jesucristo, adoptando como forma de vida las enseñanzas de Cristo y con un criterio enmarcado en el temor a Dios, como Juez Supremo de la humanidad. De lo contrario, hay que dejar de perder tiempo en reclamos innecesarios.
Cuando existe dificultad en un matrimonio, los familiares de ambos cónyuges, nunca culpan al cónyuge su familiar, sino al otro que no lleva su sangre. La lucha de los intereses de una manera equivocada; la verdad siempre será, aunque se quiera ocultar. Los hijos en el medio de esa situación se van por el lado más débil y luego, pasado el tiempo, cambian su posición y se van con el lado que tiene la verdad, porque ellos son partes que sufren.
Los religiosos, todos queremos la unidad de las iglesias, pero cada uno quiere que sean las demás iglesias que se adhieran a la de ellos, y nunca la de ellos a las demás. Esa actitud equivocada, ha traído la pérdida de energías en luchas improductivas, contradictorias a la voluntad de Dios. Cristo, el Edificador, Salvador y Cabeza de la iglesia oró, su Padre, diciendo: «Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado» Jn. 17:23.
El error del humano es creerse que él merece todas las atenciones, bendiciones, privilegios y oportunidades. Decía alguien: «Yo siempre tengo la razón.» Pero un día se encontró con una persona que le dijo: «Nadie tiene la razón como yo, pues yo siempre tengo la razón.» Más tarde, se unió a ese grupo como veinte personas que decían lo mismo: » Yo siempre tengo la razón.» Un anciano, ciego e inválido, quien era llevado sobre una silla de ruega, escuchó los decires de ellos y dijo: » Eso mismo decía yo, cuando estaba en el centro de atención psiquiátrico.»
El aborto y su polémica, se penaliza o se despenalizan. El error del humano, es querer determinar por los otros. Sé que hay argumentaciones sólidas en ambos lados, pero ¿qué es lo que realmente se busca? Matar, pues cualquiera que sea la decisión tomada se toma la responsabilidad de ordenar por ley, o sin ley la muerte de fetos (niños en formación), o de madres (embarazadas). ¿Por qué no ocuparse en la educación y responsabilidad sexual de los individuos?
El incesto es producto de la ignorancia y de la promiscuidad y de la irresponsabilidad paterna y materna, y como del hacinamiento social. La violación
sexual es producto de la misma situación, y de la falta de pudor, modestia y decoro con que se visten las personas, entre otras. La deformación del feto, es producto de la naturaleza ante el hábito de fumar, de bebidas embriagantes, de enfermedades, de la desnutrición y de otros hábitos incorrectos del ser humano.
El error del humano, es no buscar las verdaderas razones de las cosas; es además, la falta de convivencias entre los humanos; y sobre todo, la ausencia de Dios en los pensamientos y obras de las personas. Dios debe ser el centro de nuestra vida y la razón de nuestro obrar. No habrá solución, al desastre social en que vivimos, a menos de que se produzca un cambio en el interior de las personas que se refleje y socialice en el exterior del individuo.
Necesitamos volver a la cruz de Cristo, orientándonos hacía Dios y abrazándonos con los humanos. Dios le bendiga.
JPM