El Covid-19 en Monte Plata
Llama la atención que la provincia de Monte Plata, una de las más jóvenes del país, esté en el listado de los lugares en los que se han registrado menos casos de Covid 19, tanto en el contagio como en las muertes. Es una realidad que nos enaltece, aunque lamento mucho lo que está sucediendo en el mundo con esta terrible enfermedad.
No obstante, debo expresar mi sana advertencia ante eventuales nuevos casos del letal virus y de ser como como ha expresado algún corresponsal de prensa en la provincia, me parece legítimo manifestar preocupación por el curso que el fatal Coronavirus puede tener para la provincia en los próximos días.
Siempre he vivido convencida de que, ciertamente, de acuerdo a las Sagradas Escrituras, ante Dios todos los seres humanos somos iguales; pero a pesar de esta convicción es, asimismo, válida la preocupación de la comunidad por la posible habilitación de lugares situacionales si es de que los casos aumenten y no haya condiciones indispensables para dar respuesta a esa fatalidad. Pero esto es ya un lugar común y apelo a la comprensión de mis connacionales y provincianos a fin de que recuerden que la vida humana está por encima de todos, como hermanos que somos en la vida, en la sangre y hasta en la muerte.
Hijos de Dios somos todos y, como buena cristiana, tengo que reclamar atención permanente, en Monte Plata y en todo el país, para los sacrificados médicos y personal, muy diverso, que dejando a sus familias aún se han dedicado a exponerse al inminente peligro de contraer esa y otras enfermedades sólo por una indescriptible vocación de servicio.
El futuro es difuso y quienes estamos dispuestos a sacrificarnos para servir somos responsables de arrojar un destello a fin de iluminar, en lo posible, el presente y el futuro de una humanidad que hoy más que nunca precisa ser como Dios manda.
A veces pienso que se debe a la misma gracia de Dios, pues no sabría cómo sería enfrentar un ataque masivo del virus debido a que en la provincia de la que soy oriunda son mínimos los mecanismos adecuados y las plantas físicas para resolver todo el conjunto de realizaciones que serían necesarias de esta pandemia afincarse en ese territorio.
Pienso, además, que a esa benevolencia divina o del azar hay que agregarle el hecho de que el monteplateño ha tomado con cierta seriedad las advertencias de las autoridades para evitar, aún en lo más mínimo, el contagio de este virus asesino y mortal que no respeta clase social, raza ni color, ya que de la misma manera que entra a la humanidad del pobre entra también a la del más poderoso de los mortales.
Como se sabe, Monte Plata es una de las provincias más pobres de la República Dominicana y durante mucho tiempo tuvo sus ingresos mediante el cultivo de la caña de azúcar que, junto a la producción de una amplia gama de productos agrícolas generaban importantes ingresos.
Durante mi niñez en los distritos municipales Majagual y Gonzalo, recuerdo la alegría de los hombres y mujeres, que se manifestaba sobre todo durante lo que llamaban sábado de quincena, que era cuando ese día correspondía al pago a los obreros y trabajadores de la entonces pujante industria azucarera, recursos que dinamizaban a la comunidad.
Entonces se sentía y se veía el movimiento generado por los ingresos monetarios expresados en puestos de ventas de ropas y calzado, comestibles y la demanda de los centros de diversión, almacenes y ferreterías, así como en otros modos de la economía informal.
Siento que de la misma manera que el destino ha favorecido a la provincia en la baja cantidad de casos de Covid 19 o Coronavirus, asimismo la provincia volverá a ser un importante centro de producción agrícola para bien de sus hombres y mujeres y para orgullo de una juventud que demanda centros de sana diversión, escuelas y fábricas para evitar el peligroso ocio y la emigración a la que en este momento están sometidos, precisamente debido a las carencias a que me he referido y a la inercia de quienes han sido sus representantes.
Esas son de las iniciativas que me propongo presentar desde mi curul en la Cámara de Diputados, proyecto para el que cuento con un equipo de auténticos monteplateños, hombres y mujeres conocedores, tanto como yo, de esas realidades que me propongo cambiar a partir del mes de agosto próximo desde mi curul en la Cámara de Diputados de la República.
Como nunca he perdido el contacto directo con mi provincia y su gente, conozco a la perfección las necesidades de los laboriosos campesinos y los sueños y aspiraciones de cada uno de ellos, pues como me mantengo en diario contacto con ellos conozco sus necesidades y carencias, y conozco también lo que sueñan y lo que desean para mejorar la vida.
Soy un auténtico producto de mi joven provincia y actúo motivada por la necesidad que tiene de alcanzar un verdadero representante en el poder legislativo en los próximos comicios.
A mis vivencias como monteplateña se unen mis experiencias, el trato cotidiano con su gente, a la que escucho desde siempre con atención y con la que comparto cada espacio de mi vida y de mi tiempo.
Es justo que mis compueblanos mejoren sus condiciones de vida, que tengan diferentes perspectivas y una esperanza viva que los mantenga firmes y de pie.
A Dios, pues, las gracias por no habernos castigado tan severamente con el Covid 19 y sus fatales consecuencias, y mi reconocimiento a los profesionales del área de la salud de la provincia, quienes no obstante carecer de importantes instrumentos han sabido desempeñar sus funciones pensando en la humanidad y en los municipios.
JPM
emilia. tu le estas dándole las gracias a dios, por todas las gente que ha matado?