El capo que estremeció la Revolución Cubana

El general
Arnaldo Ochoa en ningún momento tuvo miedo de la muerte, no pidió clemencia.
Rechazó que le ataran las manos. Extendió sus brazos y se ofreció a las balas
del pelotón. Se le acusó de negociar con el narco más importante de la
historia.

Pablo
Escobar Gaviria -el capo de capos- llegó a tener tanta influencia en el mundo
que le decía a su madre, doña Hermilda, que era el hombre más importante del
planeta, después del papa Juan Pablo II. Hizo prosperar tanto el negocio de las
drogas que no hubo un Estado en la región que no recibiera el zarpazo de la
corrupción, incluyendo Cuba, un símbolo marxista del mundo.

La
revolución inspirada por Fidel Castro y Ernesto -Che- Guevara nunca había
estado en peligro de sucumbir como cuando Escobar corrompió su estructura.
Provocó el fusilamiento de un general (Héroe Nacional) y el encarcelamiento del
ministro del Interior, el general José (Pepe) Abrantes, quien misteriosamente
murió en la cárcel. Fue fusilado el influyente coronel Antonio (Tony) de la
Guardia, que tenía una relación familiar con Fidel. Era de los pocos que el
líder revolucionario permitía estar en su habitación mientras se cambiaba de
ropa, dice su hija, Ileana de la Guardia.

El
dramático juicio, en que 31 miembros del Consejo de Estado aplicó la pena
capital a sus compañeros, creó gran conmoción en el mundo y estremeció el alma
nacional. Raúl Castro reveló a la prensa que su hermano Fidel lloró desconsoladamente.
El papa, gobernantes, varios ganadores del premio Nobel de la Paz, artistas y
defensores de los derechos humanos pedían el perdón. El exilio cubano acusó a
Fidel de asesinar al carismático general porque era su rival político con
influencia en las Fuerzas Armadas Revolucionarias. El fusilado general de
división era dueño de una gran popularidad: Fue venerado dentro y fuera de
Cuba. Donde llegaba lo aclamaban, lo colmaban de aplausos, vítores. Era el de
mayor influencia y simpatía después de Fidel.

“Tuvimos
que fusilar a raíz de la Causa Uno, cuando descubrimos graves actos de
traición. En eso no había alternativa, el país fue puesto en grave riesgo, y
nosotros teníamos que ser duros, teníamos que serlo con gente de nuestras
propias filas que comprometieron el país y la Revolución”, dijo Castro.

¿Cómo se
inicia todo? El escándalo explotó cuando la prensa norteamericana lanzó una
ofensiva publicando reportajes denunciando que el gobierno comunista se
dedicaba al tráfico de drogas. Pero, con toda la mala fe, la prensa y algunas
autoridades estadounidenses involucraban directamente a Fidel, quien luego
ordenó una investigación. Mandó a llamar a un guerrillero colombiano amigo suyo
para que le explicara el asunto.

¡Ah!, pero
sucedió que mandó a hacer la investigación con uno de los involucrados en el narcotráfico,
el ministro del Interior, que había sido jefe de su seguridad personal desde el
triunfo de la Revolución. Como ha de entenderse, Abrantes no se iba a clavar el
cuchillo el mism Falseó la investigación, mintió y escondió un informe del
guerrillero colombiano Antonio Navarro Wolf (era del desaparecido M-19), donde
informaba a Castro que en Colombia era un secreto a voces que el Cártel de
Medellín usaba el territorio cubano para mandar toneladas y toneladas de drogas
a Estados Unidos. Revelaba que un oficial que era ayudante de Ochoa, Amado
Padrón, estaba negociando con Escobar.

Fidel
recuerda que cuando le preguntó a Abrantes: ¿Ya vieron a Navarro? ¿Ha dicho
algo de importancia? Él respondió: “No, nada de trascendencia”. Pero como el
Diablo nunca duerme, Castro narra que se encontró por casualidad con el oficial
que había interrogado a Navarro, Alejandro Ronda Marrero, quien le explica que
ya le había remitido el informe con el ministro del Interior.

Es así como
Castro recibe una copia del expediente que vincula a Ochoa, Abrantes, los
hermanos gemelos Tony y Patricio de la Guardia con el cártel de Medellín.
“Ochoa había llegado a la fantasiosa idea de cargar un barco grande con
aquellos paquetes. ¿Qué se le ocurre a Ochoa? Que Escobar mandara un barco con
seis toneladas de droga y las lanchas rápidas las recogieran en el Sur de Cuba
y la llevaran a Estados Unidos. Una idea loca”, recuerda Fidel.

Otro
elemento que incriminaba a Ochoa fue que a un capitán asistente suyo, Jorge
Martínez, se le incautó una tarjeta de un hotel de Medellín, Colombia, y dijo a
los investigadores que había recibido instrucciones de Ochoa de viajar allá y
reunirse con Escobar, jefe del cártel de Medellín.

Eran 14 los
acusados, la mayoría fue a la cárcel. Ochoa, Tony de la Guardia, Jorge Martínez
y el mayor Amado Padrón fueron fusilados el 13 de julio de 1989.

Arnaldo
Tomás Ochoa Sánchez (59 años) había sido nombrado Héroe de la República, fue
jefe de la misión militar cubana en Angola, Nicaragua y Etiopía. Es uno de los
generales cubanos con más condecoraciones; miembro del Comité Central del
Partido Comunista; diputado a la Asamblea Nacional e integrante de la columna
guerrillera del glorioso Camilo Cienfuegos. No sabemos si por azares de la
historia o porque el sistema cubano los ha ido eliminando, pero es curioso que
todos los grandes hombres fundadores de la Revolución, están en el exilio, en
la cárcel o muertos.

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