El cambio va con Luis Abinader a la cabeza
Ahora si es verdad que Luis Abinader se encamina a pasos agigantados hacia la toma del poder en las elecciones de mayo del año que viene y a convertir en una realidad el tan anhelado cambio en la conducción del Estado por el que clama la mayoría de los dominicanos.
La contundente victoria electoral en las primarias cerradas del Partido Revolucionario Moderno (PRM) y el rápido reconocimiento de su contrincante el ex presidente Hipólito Mejía en una clara demostración de unidad que llevará al partido opositor a ganar las próximas elecciones presidenciales.
La división del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) lamentablemente es una realidad irrefutable, lo que sin lugar a dudas contribuiría al triunfo electoral del PRM y Luis Abinader en las elecciones programadas para mayo del 20202.
Para aquellos que ponían en duda una división del PLD lamentablemente se han equivocado medio a medio porque la lucha se ha radicalizado tanto que difícilmente haya una reconciliación entre los dos sectores que se disputan la hegemonía de la organización política.
Que no le quepa la menor duda a nadie que la división entre los dos líderes peledeistas es real y por más que quieran ocultarla no pueden a la luz de todo el mundo que ha visto desde aquel “me venció el Estado” un alejamiento entre Leonel Fernández y Danilo Medina.
Esa división es real sin posibilidad de una recomposición para participar unidos en las próximas elecciones programadas para el 2020, lo que le da amplias posibilidades de asumir el poder político al PRM a través una posible coalición de partidos con un único fin, sacar del poder al PLD.
La confrontación entre el presidente Danilo Medina y el expresidente Leonel Fernández por dominar las estructuras de poder, plantea un escenario solo comparado con las crisis que convirtieron en minoritarios a los otroras poderosos partidos Revolucionario Dominicano (PRD) y Reformista Social Cristiano (PRSC).
El PLD fue fundado por el profesor Juan Bosch el 15 de diciembre de 1973 en el congreso constitutivo Juan Pablo Duarte, luego de su renuncia como presidente del PRD junto a un puñado de seguidores. La escisión tuvo su fundamento en la indisciplina, el desorden y las ansias desenfrenadas de poder para beneficios personales, que contagiaban a la dirigencia perredeísta.
Desde entonces la organización que ha gobernado el país en cinco períodos, cuatro de manera consecutiva, enfrenta varias crisis internas y divisiones en cada proceso electoral. Pero ninguna con la dimensión del choque de trenes que representa el pugilato Medina-Fernández.
JPM