El cambio politico es posible ahora

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EL AUTOR es educador. Reside en Florida, EU.

 

En los últimos 14 años la República Dominicana se ha convertido en lo que se podría llamar la finca privada del PLD. Con control absoluto de los principales estamentos del Estado, ese partido, una corporación económica, decide quién trabaja y quién no, quién es sometido a la justicia y quién no. Decide también cuando se modifica la Constitución y cuando no, por citar algunos aspectos.

Un país donde no existe el más mínimo respeto por los derechos de los ciudadanos y donde solamente existe un régimen de consecuencia para los sectores más empobrecido de la ciudadanía.

Predomina una crisis permanente en los servicios básicos que posibilitarían el desarrollo económico del país; carencia de energía eléctrica, que ha originado un total deterioro de las principales áreas de producción para el desarrollo productivo, inseguridad ciudadana y precarios servicios de salud para la inmensa mayoría, desempleo, corrupción y impunidad.

Actualmente, la República Dominicana muestra los mas bajo niveles de desarrollo socio-económico en comparación con muchos países de Latino-América con mas o menos la misma población. Según el Banco Mundial, los niveles de pobreza e indigencia en la actualidad son superiores a los observados antes de la crisis económica y financiera del 2003: en 2012 la incidencia de la pobreza alcanzó al 40% de los dominicanos, frente al 32% en 2002.

 El mercado de trabajo en República Dominicana no siempre ha acompañado al crecimiento  del PIB real, y las tasas de desempleo se han mantenido estancadas en los últimos años. Además,  tres de cada cuatro empleos creados entre 2004 y 2011 son informales, en su mayoría en sectores que registran baja productividad y limitado valor añadido y mas de dos millones viven por debajo de la línea miseria[1]. Ver: “El camino hacia la prosperidad compartida en República Dominicana, BM2013

Tomando en cuenta todos esos factores sobre la situación política nacional, podemos establecer que el momento favorece enormemente la posibilidad real de un cambio político. Pero ojo, ese momento solo podrá ser convertido en victoria en la medida en que las fuerzas progresistas actúen con la suficiente inteligencia y destreza política para canalizar nuestra plataforma política, y si no seguimos apegado al pasado. En síntesis, que este es el momento de una gran concertación política, una concertación no con lo viejo, si no con el pueblo de cara al futuro.

El cambio y la concertación política es posible ahora, pero con ideas y propuestas nuevas mirando al futuro no al pasado.

Cuando un agricultor siembra una parcela y la cosecha no produce lo que se planificó; dos cosas pueden suceder, o la tierra es mala o el procedimiento y los fertilizantes no funcionaron, me imagino que al margen de un cambio total ese agricultor no continuará sembrando en esa misma parcela, con la misma tierra y los mismos fertilizantes. Si un paciente va a un médico con una enfermedad y el tratamiento no funciona, el paciente vuelve al médico a que se lo cambie o definitivamente busca otro que sea mejor versado en su situación.

Plantearse en estos momentos, cambios políticos sobre la base de las ideas y liderazgo que en su mayoría se acomodaron al sistema y no fueron capaces de producir los cambios necesarios cuando tuvieron la oportunidad de gobernar, es seguir metamorfoseando la historia, es repetirle la misma receta a un paciente moribundo como lo esta el Estado dominicano.

Plantearse transformar el país sobre la base de unir siglas de agrupaciones y distribuirse ministerios, es repetir la misma historia, criticar algo malo para repetir y hacer algo peor. El fin no siempre justifica los medios. El cambio político por un cambio de rumbo solamente es posible, partiendo desde abajo, desde la necesidades del pueblo Dominicano y cuando se entienda, que la mayor riqueza del país y las potencialidades mas importante de la nación Dominicana están en su propia gente y no en figuras histórica o predestinada.

 

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