El anamú y la chikungunya

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A partir de la aparición de la fiebre de chikungunya en República Dominicana hemos visto un incremento sustancial en el consumo del anamú. Pasó lo mismo con el uso de la moringa, mucha gente hizo un gran negocio con la venta de esta planta. Lo mismo va a suceder con el anamú, cuando nos demos cuenta de que no sirve para esta enfermedad ya se habrán hecho ricos muchos mercaderes de la medicina.
El protocolo del manejo de la fiebre de chikungunya, establecido por la Organización Mundial de la Salud, no recomienda que se use esta planta para mejorar sus signos y síntomas. No hay evidencia científica que demuestre acción beneficiosa del anamú en el tratamiento de este mal. Siempre hay personas que aprovechan el desconocimiento popular para hacer crecer sus ingresos, ya lo hemos visto con el noni, la uña de gato y la mala madre entre muchas más.
Por otro lado, la cantidad (dosis) de la planta que se va a usar no está establecida, tampoco el órgano de la misma que se va a tomar, las contraindicaciones y qué hacer en caso de intoxicación.
En una especie vegetal su raíz puede intoxicar, pero las hojas no. Una planta muy peligrosa es la digital y sin embargo, se emplea bastante en cardiología y medicina interna para tratar insuficiencia cardíaca, una enfermedad en que el corazón pierde fuerza contráctil para impulsar la sangre, pero aun en tabletas bien dosificadas su uso incorrecto, con pequeñas diferencias en miligramos, puede producir la muerte en cualquier persona que la tome. En el caso del anamú nada de esto se conoce.
RIESGOS DEL CONSUMO DE ANAMÚ.
El problema mayor con el consumo de esta planta es, además de lo que hemos dicho, la automedicación. El público no debe estar comprando de manera libre, ningún medicamento sin la prescripción médica correspondiente porque es el médico que debe personalizar cada sustancia que vaya a utilizar una persona.
Al anamú se le conoce en lenguaje técnico como Petiveria alliacea, es una planta que con el auge de la medicina natural ha sido muy explotada en el mercado.
En esta especie vegetal se han identificado sustancias como la cumarina, la pectiverina y la tritiolaniacina. Sus hojas tienen acción insecticida, una razón de mucho peso para desalentar su uso por vía oral en seres humanos.
La cumarina, además de estar en el anamú, se encuentra en el piñón cubano y el trébol dulce. Desde 1924 se sabe que puede producir graves trastornos hemorrágicos causados por una reducción tóxica de la protrombina plasmática, sustancia importante para la formación de coágulos.
Hay un producto, usado para matar ratas, de venta en muchas naciones, fabricado con cumarina y su acción raticida es debida a que produce una hemorragia interna en los roedores que les causa la muerte.
La persona que toma anamú puede presentar necrosis cutánea por ruptura de capilares y aparecerle moretones en todo el cuerpo. Estas manifestaciones pueden aparecer hasta 10 días después de haber ingerido un preparado con la planta. En el caso de la chikungunya hemos encontrado moretones varias semanas después de haber tomado anamú.
La mejor advertencia es que aún después de dosificar bien en preparados comerciales, el uso oral de medicamentos elaborados con el anamú debe reservarse a los médicos por el peligro a que pueden conllevar.
No podemos alentar el uso oral de esta planta y sólo se recomienda el uso externo para problemas de la piel, pero siempre bajo la prescripción del médico tratante de la enfermedad.

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