Dramáticas estadísticas en EEUU
La Administración de Veteranos (Veterans Administration en inglés) produjo un estudio en el 2013 sobre los suicidios de veteranos en el periodo 1999-2010. En ese estudio queda documentado y demostrado que, cada día, 22 veteranos se suicidan.
Eso equivale a mas de 8 mil muertes por año, o sea , el doble de muertes por suicidio que las muertes ocurridas en combate durante toda la Guerra de Iraq-Afganistán que causaron 4486 bajas. O sea que, los EEUU pierden más hombres por suicidio que por combates con el enemigo.
Durante ese mismo periodo 1999-2010 las fuerzas armadas de los EEUU tuvieron, en esos conflictos, un millón de heridos. Esta impresionante disparidad entre heridos y muertos en combate distingue entre otros factores la guerra moderna de la Primera Guerra mundial y la Guerra de Secesión en los EEUU que se caracterizaron, ambas, por la enorme cantidad de heridos que fallecían a causa de infecciones, traumatismos y deficiencias de los servicios médicos disponibles.
La extraordinaria diferencia entre muertos y heridos se explica por los avances que en materia de servicios médicos de emergencia, comunicaciones, tecnología y transporte han tenido lugar pero estos logros no son ajenos a otra paradoja. Ese millón de heridos físicos y mentales es la enorme masa que suple el grueso de los suicidios y también los homicidios, desórdenes y otras formas de violencia desatadas e imputables a veteranos.
El Center for Health Military Research (Centro de Investigación para la Salud de los Militares) condujo una investigación según la cual, los EEUU habían desplegado 1.6 millones de hombres en Iraq y Afganistán hasta el año 2007 de los cuales unos 300 mil sufren de Post Traumatic Stress Disorder (PTSD) o Major Depressive Dissorder. Naturalmente que al 2016 ese numero debe haber aumentado.
Es una trágica ironía que los políticos que con tanto fervor como irresponsabilidad empujan estos hombres a la guerra son los primeros en abandonarlos a su suerte cuando regresan a la vida civil. Ahora, cuando de nuevo baten los tambores de guerra, expansión y violencia es oportuno reflexionar sobre este tan complejo escenario.
El mismo país cuya policía asesina a sangre fría a 194 negros inocentes y deja morir por suicidio y desamparo a 8030 de sus propios veteranos en menos de un año, quiere que esa misma población salga a perseguir terroristas y apoyar políticas guerreristas en nombre de la patria, de la gran nación americana y de la democracia.
El asunto es que, como van a salir los heridos, ofendidos, humillados abandonados como veteranos o los civiles y negros agredidos y perseguidos por la policía a darle respaldo a un país cuya policía, cada día, se hace ostensiblemente mas criminal? A nombre de cual justicia, de cuales instituciones, de cuales valores, de cuales promesas, de cuales derechos va toda esta gente, sus familias, vecinos, amigos y conocidos a salir a defender un sistema que ahora niega todo lo que antes prometía y no poco de lo mismo que antes satisfacía. Detrás de cada negro inocente asesinado o veterano abandonado hay miles de descreídos que jamás van a respaldar ni a creer en la justicia, en el gobierno, en el país, en la democracia ni en nada.
Los siguientes párrafos debido a Noam Chomsky explican la situación en una publicación reciente titulada: El estado de Vigilancia en los países libres:
“Las actuales políticas están pensadas para proteger la autoridad estatal y los poderes nacionales concentrados en unos pocos grupos, defendiéndolos contra un enemigo muy temido: su propia población, que, claro, puede convertirse en un gran peligro si no se controla debidamente.
Desde hace tiempo se sabe que poseer información sobre un enemigo es esencial para controlarlo. Obama tiene una serie de distinguidos predecesores en esta práctica, aunque sus propias contribuciones han llegado a niveles sin precedentes, como hoy sabemos gracias al trabajo de Snowden, Greenwald y algunos otros.
Para defenderse del enemigo interno, el poder del Estado y el poder concentrado de los grandes negocios privados, esas dos entidades deben mantenerse ocultas. Por el contrario, el enemigo debe estar completamente expuesto a la vigilancia de la autoridad del Estado”.
jpm