Dos relatos y una sola verdad

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EL AUTOR es abogado y presidente del Partido Alianza País. Reside en Santo Domingo.

En la última reunión del Diálogo Institucional que preside Monseñor Agripino Núñez, el destacado intelectual y líder de Alianza Por la Democracia, Dr. Max Puig, afirmaba, que frente a lo ocurrido en las elecciones del 15 de mayo, había dos relatos, el del partido gobernante y el del bloque de la oposición.

En efecto, para el oficialismo, las elecciones del 15-M fueron normales, y dieron como ganador a Danilo Medina. Para el Bloque de oposición, estas elecciones marcan el colapso del sistema electoral dominicano.

Ambos relatos, aunque referidos al mismo hecho, no tienen punto de encuentro, parecen dos mundos paralelos. De ahí la importancia del informe que sobre las elecciones del 15-M presentó el día 8 de los corrientes la Misión de Observadores de la OEA, presidida por el expresidente de Colombia, Andrés Pastrana. Hagamos, pues, el contraste de los relatos con el informe de la OEA.

Los partidos de la oposición denunciaron oportunamente la compra de legisladores por el sector oficial, para introducir la reelección en la Constitución, y las graves consecuencias que traería para la institucionalidad un presidente candidato. Sobre el tema, el informe de la OEA de forma cáustica apunta: “… otra situación novedosa para este proceso es la modificación al artículo 124 constitucional que permitió la reelección presidencial inmediata.”

Los partidos de oposición denunciaron que era ilegal la imposición del conteo de los votos por vía electrónica, en sustitución del conteo manual. Al respecto, el informe de la OEA observó: “El proceso de conteo originalmente automatizado y no estipulado en el artículo 127 de la Ley, donde se indica que “el secretario desdoblará la boleta leyendo en alta voz la denominación de la agrupación o partido a que corresponda la boleta y pasando ésta al presidente, quien la examinará y exhibirá a los demás miembros y delegados presentes” paso a ser mixto, pero iniciando con el procesamiento automatizado de conteo y no con el procesamiento manual según lo señala la ley,…”

La oposición advirtió a la JCE que no estaban dadas las condiciones para la implementación del conteo por vía electrónica, y que nos exponíamos a un verdadero caos electoral. Al respecto el informe de la OEA señala: “La principal fragilidad de la jornada estuvo en el uso de los equipos técnicos. En numerosos recintos faltaron equipos, no llegaron los auxiliares técnicos, o tuvieron problemas de conectividad y funcionamiento de las máquinas de control biométrico y de cómputo automatizado.”

Los partidos de oposición denunciaron que el partido oficial había instalado una estructura de fraude. Sobre este asunto expresa el informe de la OEA: “Llamó la atención la actividad proselitista desplegada tanto en las inmediaciones como en el interior de los centros de votación, contrario a lo previsto en el artículo 108 de la Ley Electoral. Se observaron también aglomeraciones de personas alrededor de los recintos y, en ese contexto, se recibieron 13 denuncias sobre diversas irregularidades incluidas compra de votos y cédulas, que fueron remitidas a la autoridad correspondiente.”

Los partidos de la oposición denunciaron la falta de equidad, agravada por la pasividad de la JCE ante un presidente candidato utilizando los recursos del Estado y las prerrogativas del poder. Al respecto observa el informe de la OEA: “El modelo de financiamiento público de partidos y campañas políticas en República
Dominicana no está diseñado para generar condiciones de equidad en la contienda.” La falta de equidad también se puso de manifiesto en el acceso a los medios de comunicación, estableciéndose que el presidente candidato gastaba 14 millones diarios sólo en publicidad. El informe apunta al respecto: “La Misión pudo observar también altos niveles de inequidad en el acceso a los medios de comunicación por parte de los partidos políticos en contienda.”

Hay una sola verdad. Las elecciones del 15-M desnudaron el fraude, la falta de transparencia y equidad de un sistema electoral cuyos órganos rectores están bajo el control directo del PLD. Se trata de un mal generalizado a las instituciones públicas con funciones arbitrales: todas son parciales a los intereses del partido oficial. El Estado Dominicano se mantiene en las antípodas de la institucionalidad y la legalidad.

Los últimos movimientos del PLD en el Senado hacen evidente que el oficialismo está decidido a mantener el actual esquema de órganos electorales bajo su tutela política.

La exigencia de la oposición de constituir órganos electorales independientes e imparciales, no es ventaja para nadie, y con ello, solo gana, la institucionalidad, la legalidad, la democracia.

Al elegir aquél camino, el oficialismo cierra toda posibilidad de elecciones limpias y autoridades legítimas en el 2020. No hay dudas que el PLD nos está llevando a un escenario de confrontación política.

En una situación así estamos obligados a fundir nuestra causa con la ciudadanía y movilizarla. Ir directamente al pueblo, el soberano, es ya la única vía viable para desplazar el actual esquema de poder autoritario, corrupto e ilegítimo. A él iremos.

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