Donald Trump: El candidato que desafía las leyes del marketing político
Existen fenómenos electorales producto de la idiosincrasia y realidades políticas de los pueblos, que pueden navegar en las turbulencias mediáticas y su popularidad se agiganta en medio de campañas negativas y en contra de toda lógica del marketing electoral.
¿Cuáles son las explicaciones del fenómeno electoral de Donald Trump, que desafía las leyes convencionales electorales norteamericanas y avanza en las encuestas del Partido Republicano como una tromba marina?
¿Por qué Donald Trump encabeza las encuestas y sondeos como precandidato republicano, con un discurso en ocasiones repleto de crudeza, zahiriendo sentimientos de amplios sectores étnicos, religiosos de la sociedad estadounidense y haciendo propuestas muy discutibles por ser capaces de remodelar la sociedad norteamericana?
Debemos reconocer que los temas de debates son justamente los que él señala en sus discursos políticos, verbigracia, la inmigración como un problema a resolver no con parches populistas, sino, dentro de las prerrogativas de las leyes y soberanía de Estados Unidos de América. La inmigración era una caja de Pandora que los políticos presidenciables de ambos partidos evitaban, cuando realmente a todo ser humano que revisa debe tener un status jurídico, para integrarse a la vida del país donde reside, y es importante destacar que los países definen el perfil del inmigrante que desea según su agenda de desarrollo.
Es indiscutible que el precandidato a la nominación presidencial por el Partido Republicano está refrendado por un amplio segmento electoral de su partido y de la sociedad norteamericana. Probablemente estos votantes coinciden con algunas de sus propuestas electorales. Por ejemplo, Donald Trump, promete devolver a Estados Unidos de América el perdido «sueño americano», repatriar los grandes capitales de EEUU y crear un clima favorable para que las empresas norteamericanas en la región asiática, fundamentalmente en China, convertida hoy día en la locomotora del mundo, se instalen en la gran nación del Norte.
Sucede que en las diferentes latitudes del mundo se están registrando cambios que rompen con viejos paradigmas y estilo no solo de hacer política, el juego democrático está cambiando a nivel global. El ejemplo más elocuente lo constituyen los resultados de las elecciones española, donde se rompió el bipartidismo entre el PSOE y el PP, y una tercera fuerza política naciente denominada «PODEMOS» es quien tiene la llave para formar gobierno. PP y PSOE pierden más de 5 millones de votos y los emergentes superan los 8 millones. Ha terminado la era del bipartidismo español. Me pregunto ¿la sociedad norteamericana también siente hastío de los políticos republicanos y demócratas?. Se está gestando un cambio político en la sociedad norteamericana, que reclama un nuevo pacto social y una redefinición de la agenda sobre temas vitales para diminuir la asimetría entre pobres y ricos; la sociedad política está sufriendo una mutación a nivel global y la sociedad estadounidense no es la excepción. Por estas razones abraza a Trump como el último mesías político.
Tal y como expresa Moisés Naín, libro El Fin del Poder, cito: «El poder se está dispersando cada vez más y los grandes actores tradicionales (gobiernos, ejércitos, empresas, sindicatos, etcétera) se ven enfrentados a nuevos y sorprendentes rivales….» Es cierta la transformación del mundo; renuncia un papa y asciende hasta la iglesia de San Pedro uno con una nueva visión del mundo contemporáneo y la iglesia da un salto dialéctico histórico, lo que permite que no siga disminuyendo su influencia en la feligresía global.
Trump, representa un grito electoral anti sistema, un rechazo a los políticos tradicionales, una negación al marketing hecho por consultores y asesores políticos desde las frías oficinas de Downtown, un desafío al poder mediático del casino del poder. Es un fenómeno electoral que sintoniza con un segmento electoral importante estadounidense.
Donald Trump asume riesgo no calculado. Por ejemplo, no asistió al debate de Iowa, realizó una actividad paralela y cambia el escenario; el debate perdió interés y Trump se convierte en el centro sobre el cual gira el debate.
La sociedad norteamericana se siente escandalizada por el creciente apoyo y aprobación del matrimonio gay, legalización de la marihuana, legalización del aborto en una sociedad cristiana y el aumento de la brecha entre pobres y ricos, sin que se perciban iniciativas para cambiar la realidad objetiva.
El premio Nobel de Economía, Joseph Stieglitz, nos dice en su bestseller, La Gran Brecha: «La desigualdad es evitable, no es consecuencia de leyes inexorables de la economía. Es cuestión de políticas y estrategias.Una gran brecha separa a los muy ricos de los demás, y esa desigualdad, hoy en el centro del debate económico, se ha convertido en una preocupación cada vez más acuciante incluso para ese famoso 1 por ciento privilegiado, que empieza a ser consciente de la imposibilidad de lograr un crecimiento económico sostenido si los ingresos de la inmensa mayoría están estancados. La desigualdad es la mayor amenaza para la prosperidad.En una época definida por el cansancio de la política y la incertidumbre económica…»
Podemos asegurar que estas circunstancias son las que obligan posible la valoración del desempeño de quienes lideran los diferentes poderes del Estado, y hace posible el surgimiento de líderes novedosos, como alternativa a los políticos enclaustrados en cartillas académicas, y los pueblos asumen espontáneamente sus nuevos líderes. Por estas razones, si examinamos los 44 presidentes norteamericanos, no hay dos personalidades iguales, todos los presidentes son seres únicos y juegan un papel estelar en la historia del país más grande del mundo.
¿Es Donald Trump el presidente que necesita Estados Unidos de América para reordenar el tablero de un país que parece cambiar sus valores y perder las perspectivas que inspiraron a sus fundadores, independiente de sus índices de desarrollo en la diferentes área que definen el Estado del bienestar?
El Presidente Barack Obama, un líder político caracterizado por impulsar una modernidad sui generis, entregará un país donde se permite el matrimonio del mismo sexo, se puede fumar marihuana por lo que encarcelaron y estigmatizaron una generación. ¿Esta fue la sociedad del futuro post capitalista del Estado de la Unión prometieron a la «Generación del Siglo XXI»? ¿Esta es la sociedad por la que han muerto millones y millones de Norteamérica en la guerra? ¿Son estos valores con que se formarán los niños y niñas de hoy?
Sencillamente esa es una barbaridad que los votantes contemplan, y son estas innovaciones contranaturales que han creado profundo desencanto e impotencia a los ciudadanos más conservadores, que no soñaron jamás que los sueños e ideales de John Adams, Benjamín Franklin Madison, Thomas Jefferson, Alexander Hamilton, John Jay, George Washington y otros hombres forjadores de esta gran nación fuese un lugar donde la homosexualidad alcanzara una categoría juridica y legal.
La ciudadanía percibe que los políticos tradicionales les han fallado, y como la era global es la sociedad universal del mercado, un empresario pragmático, innovador y exitoso como Trump es la nueva apuesta electoral de la base conservadora del Grand Old Party, para que el Estado-Nación siga simbolizando una metáfora de soberanía y grandeza global.
(El autor es articulista y analista de políticas globales. Fue embajador dominicano en la República Federal de Alemania, República Checa, Polonia y Concurrente con la Federación Rusa).
su artí**** es un claro ejemplo de imparcialidad política, se entiende que en este quiere expresar su opinión, pero sus argumentos frente a los «fenómenos» actuales de aprobación dle matrimonio homosexual, legalización de la marihuana, entre otros, no tienen ninguna clase de fundamento, son simples supocisiones.
muy acertado… siempre he creído que no existe marcas buenos sino prestaciones que esas marcas ofrecen a sus fanáticos, y los partidos como usted lo plantea están en estado de letargo pues ellos tienen su agenda demasiado ajustada a sus propios intereses, la sociedad americana no la cosmopolita es muy pragmática y eso mismo representa donald trump la solución y revivir la mística de estados unidos que ahora se ve como el lugar donde el mundo va a buscar.