Desempeño de ‘Reinas del Caribe’ es fruto de un paciente trabajo de base

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Por Ramón Santos Lantigua

SANTO DOMINGO (EFE).- En 2003 la selección femenina dominicana de voleibol sorprendió al continente con un triunfo en cinco batallados sets contra la entonces casi invencible plantilla cubana, en el partido por el oro de los Juegos Panamericanos de Santo Domingo, el definitivo antes y después para las ‘Reinas del Caribe’.

El sexteto tricolor había propinado así la segunda derrota consecutiva de Cuba en una final a ese nivel, luego de cosechar nada más y nada menos que siete oros al hilo entre la cita de Cali (1971) y la de Mar del Plata (1995).

Ese espectacular triunfo ante su público coronó siete años de trabajo sostenido con la captación de talentos de categorías menores, que inició el hoy primer vicepresidente de la Federación Internacional de Voleibol (FIV), Cristóbal Marte, quien puso el proyecto bajo la dirección del entrenador cubano Jorge Pérez Vento.

Bajo las orientaciones de este exjugador, las dominicanas acudieron a los Mundiales de Japón (1998) y Alemania (2002), año en que iniciaron una racha que aún no termina de medallas de oro en Juegos Centroamericanos y del Caribe. Además, las clasificó a los prestigiosos Grand Prix anuales.

Pérez Vento fue el responsable de crear el espíritu ganador en el equipo, reunió el mejor talento posible y con él las ‘Reinas’ empezaron a viajar por el mundo e, incluso, a ser contratadas como refuerzos en varias latitudes.

Sin embargo, no fue él quien estuvo al frente del equipo cuando los Juegos Panamericanos de Santo Domingo.

Otro cubano, Jorge Garvey, le sustituyó un año antes y fue quien se colgó la histórica medalla dorada. Su trabajo al frente del plantel fue breve, fue sustituido por el dominicano Miguel Beato Cruz, quien también permaneció poco tiempo como director técnico.

Tras ese período, Marte y la federación local decidieron que el Proyecto de Selecciones Femeninas debía cambiar de rumbo y abandonaron la escuela cubana por la de Brasil.

Es ahí cuando en 2008 entra en acción el actual entrenador de la selección absoluta, el brasileño Marcos Kwiek, quien dirige un equipo que esta misma semana avanzó a las semifinales de la Copa Panamericana en Perú, tras vencer a cinco rivales sin ceder un solo set.

En suelo andino, las ‘Reinas’ parecen pisar firmes en su propósito de defender con éxito la corona que alcanzaron en la cita del año pasado en Santo Domingo, donde se impusieron de manera incontestable, 7-0.

«Lo que estamos viendo actualmente es fruto del trabajo sostenido del Proyecto de Selecciones Femeninas que hace algo más de 20 años inició con un puñado de jóvenes, pero que hoy en día permite que más de 400 jugadoras de todas las categorías entrenen diariamente bajo la tutela de un sólido cuerpo de entrenadores», dice a Efe José Cáceres, director de prensa de la plantilla.

Refiere que esa ha sido la clave para lograr un relevo generacional para el que ofrece ejemplos concretos: Tras el retiro de estelares como Cosiris Rodríguez, Yudelkys Bautista, Nuris Arias o Milagros Cabral, surgieron figuras de la talla de Bethania de la Cruz, Brenda Castillo, Brayelin Martínez, Eve Mejía y Gina Mambrú.

Ha sido un relevo bien planificado, pues aún permanecen en el equipo grande dos de las campeonas de Santo Domingo 2003: Annerys Valdez y Priscilla Rivera.

Los resultados de ese proyecto han tenido picos tan máximos como la medalla de oro del Campeonato Mundial sub’20 que se disputó en Puerto Rico hace dos años, y que Dominicana se prepara para defender en México entre el 14 y el 23 de julio.

Sin embargo, no todo ha sido color de rosa en el voleibol femenino dominicano, pues hubo sonoras caídas en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro (2007) y los de Guadalajara (2011). Un bronce salvó el honor en Toronto 2015.

Las lesiones y uno que otro retiro de jugadoras, podrían haber contribuido a esas decepciones, pero no son excusas al momento de pisar un evento internacional donde cada país está expuesto a las mismas vicisitudes.

La selección absoluta dominicana agrega a su palmarés dos participaciones en Juegos Olímpicos; los de Atenas (2004), donde doblegó a Estados Unidos en un juego memorable, y los de Londres (2012).

Al momento de su desempeño en Perú, el sexteto ocupa el noveno lugar en el ránking mundial de la FIV, nada despreciable para un equipo representativo de un pequeño país caribeño en vías de desarrollo.

Pendiente de un crucial choque con Estados Unidos este sábado en las semifinales, ‘las Reinas del Caribe’ están a punto de ser el único equipo del continente en exhibir en sus vitrinas cinco coronas de Copa Panamericana.

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