Desafío del turismo para el 2024
Al cierre del 2023, el balance de la actividad turística dominicana resultó favorable. El desafío del turismo para el 2024 es considerable. En la era post pandemia, el enfoque debe ir más allá de la consolidación de logros; se trata de trazar un camino firme hacia un crecimiento sostenible. Ante los retos y oportunidades surgidos del Covid-19, el país, como receptor de turismo, afluencia turística que es un motor económico y constructor de puentes culturales, enfrenta la tarea imperativa de redefinir su modelo operativo para garantizar la sustentabilidad.
Es ampliamente conocido que el turismo desempeña un papel vital tanto en la economía local como global. Más allá de su resistencia a la pandemia, también es crucial la asimilación de procesos y recursos directamente orientados hacia la sostenibilidad. La urgencia de esta tarea se manifiesta en la necesidad de abordar los efectos adversos a nuestro desarrollo turístico centrado en destinos de sol y playa. Evaluar y ajustar conforme al escenario internacional, así como capitalizar innovaciones y tecnologías, son pasos fundamentales para anticiparse a las cambiantes demandas de viajeros conscientes e informados.
Cómo es relevante mantener la senda con protocolos de salud robustos, no solo como sistema reactivo, sino como preventivo y operativo. Esto refuerza la posición del destino como seguro y aumenta la confianza en los mercados emisivos. Tema como la seguridad vial, un aspecto a menudo subestimado, debe ser parte integral de la estrategia para el 2024.
Se valora el fortalecimiento y la reinvención de destinos, crear mecanismo para manejar la sobreexplotación y la promoción de opciones, aparte de las tradicionales, las son clave. La gestión efectiva de crisis, basada en operaciones turísticas eficientes y seguras. En ese sentido, es imperativa frente a factores externos incontrolables como el Cambio Climático, los combustibles y entre otros.
Aspecto como la gestión del recurso hídrico y la expansión del mercado inmobiliario deben abordarse dentro de planes de desarrollo sostenible. La financiación directa en proyectos como el de aguas y saneamiento en los centros turísticos para el próximo año deberá tomar mayor relevancia.
A pesar de la prevalencia del enfoque económico en el año 2024, la narrativa que predominará en los medios de comunicación será de igual interés. En la agenda política y mediática, se contempla la promoción de inversiones públicas en las zonas turísticas, la introducción de nuevos servicios turísticos y el empuje de destinos nacionales. No obstante, estas acciones deben ir de la mano con políticas públicas directas que impulsen la sostenibilidad.
En este contexto, la responsabilidad recae en la implementación de prácticas ecológicas, la promoción activa del ecoturismo y el compromiso firme con acuerdos globales, como los establecidos en la COP28.
El crecimiento sostenible implica ajustar estrategias según análisis de turistas, mercado y tendencias. La certificación, tanto socioeconómica como ambiental, y la estandarización de procesos operativos agregan valor y confianza al destino.
Por igual, la participación de la comunidad, respaldada por herramientas como el Plan Nacional de Ordenamiento Territorial de la orientación de la Ley 362-22, son fundamentales para el desarrollo equitativo.
En el ámbito del desarrollo profesional y tecnológico, el 2024 puede ser el inicio para mejorar la oferta de profesionales y mejor aprovechar la conectividad aérea y la telecomunicación, constituyen alicientes para el camino.
Diversificar la oferta turística, incluyendo segmentos como el turismo accesible, abre oportunidades para atraer una gama más amplia de viajeros. Por ejemplo, los segmentos de los discapacitados y de la tercera edad. Mercados de viajeros de todo en año.
La legislación turística debe adaptarse, y en 2024, se espera que los representantes de las provincias turísticas impulsen nuevas disposiciones legales para afianzar prácticas sostenibles. La resiliencia y adaptación al Cambio Climático, alineadas con acuerdos globales, son esenciales para garantizar el futuro sostenible.
Después de sufrir los estragos del Covid-19, se ha observado una inversión constante y oportuna, aunque indirecta, destinada a allanar el camino hacia la sostenibilidad en este período.
Aunque el año 2023 fue positivo para el turismo dominicano, el 2024 no solo implicará enfrentar desafíos inmediatos, sino también brindará la oportunidad de establecer las bases para un futuro sostenible y transformador mediante inversiones directas en la sostenibilidad.
La industria está experimentando un proceso de transición sustancial para consolidarse como un destino turístico en el Caribe, diversificado y sostenible. Que durante este tiempo las autoridades se dejen aconsejar por estrategias innovadoras y criterios eficientes de gestión operativa.
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