De protestas mediáticas y poses políticas

Por DARIO CAMINERO

 

Cuando en 1965, el Coronel Rafael Fernández Domínguez se inmoló en el frustrado asalto al Palacio Nacional,   muchos líderes de la Revolución de Abril, entre ellos el  del Gobierno Constitucionalista Presidente en Armas, Coronel Francisco Alberto Caamaño, así como Euclides Gutiérrez Félix.,  Viceministro de Interior y Policía y Manuel Ramón Montes Arache,  ministro de las Fuerzas Armadas, no estaban de acuerdo con esa acción, a la cual no hicieron resistencia porque la encabezada Fernández Domínguez, quien era el verdadero líder de la contienda cívico militar del 65.

En ese momento, Fernández Domínguez no entendió la posición de los que no estaban de acuerdo con el asalto al Palacio, y  era que la casa de gobierno solo  tenía un poder simbólico enclaustrado en una edificación física, porque el verdadero poder político estaba en manos del pueblo, a través del gobierno en armas cuya sede estaba en el Edifico Copello de la calle El Conde y que encabezaba Francisco Alberto Caamaño Deñó.

Traspoló esos acontecimientos para adaptarlo a la realidad de las protestas mediáticas que encabeza  la oposición  tras las mascaras de un movimiento denominado Poder Ciudadano frente a las Oficinas de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado (OISOE), cuyo objetivo se desnaturaliza cuando dirigentes del PRM  y de  otros partidos de oposición dejan ver el refajo sobre la organización de estas protestas aventureras, por poner en riesgo, no solo la integridad del Palacio Nacional, sino de los mismos protestantes, o acaso no puede aparecer un desaprensivo, de cualquiera de los bandos que quiera hacer daño a uno y otros y hasta explosionando un torpedo pirotécnico ocasionar un desenlace indeseado?

Son protestas bien dirigidas políticamente, ya que su interés no es nada que tenga que ver con el sonado caso de la OISOE que está aún en la fase investigativa y con medidas de coerción de algunos actores del mencionado caso, sino para afectar la imagen de la candidatura reeleccionista del presidente Danilo Medina, cuyos sondeos no logra bajar la cifra del 60 por ciento de las preferencias.

Pedir a los protestantes que escojan otro escenario y no frente a la figura simbólica de una edificación como las oficinas de la OISOE, es clamar en el desierto, ya que hasta el momento, el único escenario que tiene la oposición para pescar en rio revuelto es ese. En otros lugares, como el Parque Independencia, la Calle El Conde, el Parque Colon o cualquier otro lugar tendrían los mismos efectos para el objetivo de esas protestas, pero su interés es el ruido mediático y dimensionar la actividad para echarle un muerto al gobierno del presidente Medina.

Todas son poses políticas, a la que estamos acostumbrados los dominicanos, como lo es la misma pose política de esos seudos grupos  medio ambientalistas  que luchan porque Loma Miranda sea declarado Parque Nacional, sin embargo, ¿donde están los protectores y salvaguardas del medio ambiente que no han dicho esta boca es mía con relación al conflicto surgido entre Cementos Santo Domingo, propiedad de la familia del candidato a la presidencia del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Luis Abinader y el Ministerio de Energía y Minas?

Se ha demostrado que las operaciones de explotación ilegal de las minas de clinker afectan al  Parque Nacional Francisco Caamaño Deñó, sin embargo los ambientalistas se han hecho  de la vista gorda y asumen la expresión del ex presidente Joaquín Balaguer cuando dijo: “estoy sordo, ciego y mudo”. Ahora la pregunta obligada y de fácil respuesta es: ¿si la cementera hubiera sido de un funcionario del gobierno actual, que estuviera pasando en estos momentos?

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