De la expectación a la especulación lógica
Todavía -y tal vez pasen años- no logro entender cómo diablo, los peledeístas, salimos de una zona de confort y predominio político-electoral -según las últimas encuestas-, para entrar -¿o nos entraron?- en otra de confrontación y rebeldía interna. Eso, solo en la “escuela política” del PRD podría tener una explicación (¿?). Pero en la Bosch (1973), como que no cabe o, al menos resulta cuesta arriba siquiera imaginarlo.
Y el bollo en que nos hemos metido -o que nos metieron- es tremenda vaina, pues en medios de tantos dimes y diretes, estrategia y contra-estrategia; pero sobre todo, de desacato, ya no sabemos a quién creerle ni de qué lado está la lógica política. Vale decir, el beneficio y la inteligencia de sacrificar tanto capital político-electoral.
Para peor: no tenemos árbitros, pues la jerarquía, en pleno, se desbandó: unos, para donde Leonel Fernández (que ya no tiene la varita mágica -2004-2012- ), y otros, para donde Danilo Medina. Y en medio del zafarrancho Melanio Paredes plantea que se convoque al Convidado de Piedra (el CC). Pero ahí, mi querido compañero (y usted lo sabe), dedazo mató a morocota hace mucho rato. Además, para qué más demostración-exhibición de dedocracia.
Y lo de convocar a las bases (de Felucho Jiménez), todavía es peor, pues equivaldría a abrir la compuerta de una represa en pleno huracán. Pero además, “lo que está quieto, se deja quieto”, ¿o no?
Sin embargo, y si quisiéramos ver, aunque sea someramente, el meollo orgánico-anti-democrático del PLD, nada más gráfico como decir que por muchos años -desde el 2005- no ha había elecciones universales refrendarías (sin hablar de otra chichigua en banda: la relación: partido-gobierno), esto es, que su cúpula y demás dirigentes (nacionales y de seccionales) han estado inamovibles -cuasi fosilizados- desde entonces (y que solo para calmar y subsanar el asunto, simplemente y a la luz del VIII Congreso, se amplió el Convidado de Piedra -y por supuesto, también el sanedrín jerárquico- que, de paso, solo se convoca para cumplir con la liturgia estatutaria). Y eso, solo se tolera y se aguanta cuando un partido está en el poder. De lo contrario, las reglas se cambian o viene la insubordinación “de los sargentos”. Y esto último, como sabemos, solo se da si se pierde el poder. Para entonces -y si sucediera-, no quisiera estar en el pellejo de algunos…
Entre guerra mediática, lucha de poder y la idea de un tercero
Y mientras más se prolongan estos fuegos artifíciales internos y la lucha por el poder -en todos los frentes- se encrudece y radicaliza, mucho más se acrecienta la idea de un tercero en el PLD, a menos que, se “haga la luz” y el sentido lógico-practico de la política se imponga -“…en política se hace lo que conviene…”- y decrete lo que está a la vista (el altísimo posicionamiento del Presidente) y que la oposición política-electoral no quiere -a Danilo Medina como candidato en el 2016- con argumentos suizos.
Quizá era necesario que se llegara a esta coyuntura del proceso, pues, por mucho tiempo, cierta franja del PLD se creyó el cuento-simulación de ciertos actores políticos-mediáticos -dizque “hacedores de opinión pública”- que en componendas con cierta “sociedad civil” arrimaban hombros y que ahora, a un año de las elecciones y vista la posibilidad de una repostulación del Presidente Medina, toman distancia y comienzan a exhibir su verdadero rostro político-electoral: el de oposición.
El plan piloto o muñeco-marketing de convención del PRM y su posterior sobredimensión mediática-periodística, es la prueba más fehaciente de que ese proyecto presidencial más que la expresión de una intención-voluntad política de partido -o de convergencia de partidos- tras el poder, es una estrategia mediática-empresarial que va, de forma directa y por primera vez, tras el poder político. No nos engañemos.
Y como armadores teóricos-mediáticos- intelectuales de ese proyecto (mediático-empresarial) viene operado unas “pléyades” de actores político-mediáticos variopintos cuya razón de ser, opinar y sentir -otrora furibundos anti-bochista- es Leonel Fernández y el PLD (o dígase más ampliamente, su comité político en pleno). Tal unificación-conflagración mediática-intelectual es la suma inquina-aversión de una parte de una generación política-ideológica- contestataria que Balaguer malogró (porque a lo más brillantes, auténticos, puros y revolucionarios de esa generación -y que merecían mejor suerte-, los desaparecieron o asesinaron), que el PRD cooptó-amamantó (78-86), que el PLD, en parte, asimiló (1978-2011); pero que jamás le perdona aquel Frente Patriótico (1996) ni muchos menos el relevo político-electoral y de liderazgo que ha encarnado desde la desaparición de los grades caudillos que hegemonizaron la vida política-electoral del país post-dictadura trujillista: Balaguer, Bosch y Peña-Gómez. Es esa suma-historia de odios, frustraciones y derrotas políticas-electorales -¡seis al hilo!-, la justificación política-generacional que los anima y los unifica en torno a un proyecto presidencial que saben no es de factura política-partidaria de partido, sino de factura oligárquica-empresarial. Para ellos -para esa claque o ‘camada’ intelectual-, tal vez ello signifique la otra vía de hacer “acumulación origina” o tardía rápida, ya en el ocaso de sus vidas. Nada criticable, si al igual que los políticos tradicionales de partido, se pusiesen al frente y dieran la cara (en otras palabras, pagaran el precio y el descrédito de su verdadero rol: el de político activo-partidario 24/7). Pero no. Seguirán agazapados (en sus puestos de ‘gerentes’ de oligopolios periodísticos, de censores periodísticos-estratégicos en algunos medios impresos y de “consultores” de sectores fácticos), fingiendo independencia y haciendo dizque “Opinión Pública”. ¡Farsantes!
En consecuencia, toca al PLD, a Danilo Medina y a Leonel Fernández abrir los ojos –sobre todo, no perder de vista la latente amenaza supranacional que pende sobre nuestra soberanía (regenteada-dirigida por gendarmerías internacionales, agencias extrajeras, fundaciones y centros de poder hemisférico, libelos periodísticos y Ongs financiadas)-, resolver adentro -con apego a lo institucional-; y sin pérdida de tiempo, rearmar el Bloque Progresista. De lo contrario, aquella vieja, premonitoria y pegajosa consigna nuestra (¡e pa’ fuera que van! -2004- ) nos caerá como anillo al dedo.
Pero aún, creo yo, estamos a tiempo. Piénsenlo…
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