De la democracia representativa a la democracia participativa
POR JOSÉ ELÍAS HERNÁNDEZ FRÍAS
La democracia representativa definida como el sistema político por medio del cual, el ciudadano delega en manos de sus representantes, la facultad de poder dirigir, administrar y gobernar el Estado, con la finalidad de que éstos actúen a favor de la colectividad, dígase del pueblo, pues es como opina la Dra. Mukien Adriana Sang la democracia representativa «defiende la delegación de la soberanía, donde el pueblo, a través del voto, elige a sus gobernantes, representantes de grupos políticos, los cuales, una vez en el poder, serán llamados a tomar las decisiones que convengan a la mayoría».
Por lo tanto, este tipo de democracia está cimentada bajo el principio de la representación, el cual consiste, en que el pueblo accede al gobierno por vía de sus representantes, quienes ejercen el poder en su nombre y representación.
No obstante, a pesar de ser un sistema que tiene como eje central la representación de los intereses del pueblo, esta forma de democracia ha ido perdiendo su eficacia y su confianza en los ciudadanos, pues a consolidarse la partidocracia, es decir, el gobierno de los partidos políticos, así como la oligocracia, dígase el gobierno donde unos pocos mandan, ha provocado que en la últimas décadas la democracia representativa entre en un proceso de crisis y de falta de credibilidad, pues los ciudadanos sentimos que no estamos bien representados, y que sólo tenemos voz y voto en los tiempos electorales, período en donde tenemos la facultad de elegir a quienes nos van a representar en los próximos cuatro años.
En ese sentido, se considera que bajo este sistema nuestros derechos como ciudadanos se limitan solamente a elegir de forma periódica nuestros representantes, y luego de ese momento no existen más mecanismos y/o herramientas que nos permitan fiscalizar, auditar y validar la labor de nuestras autoridades elegidas, pues incluso quienes tienen esa labor dentro del aparato estatal son elegidos por nuestro propios representantes, y éstos se aseguran de seleccionar un personal que respondan a sus propios intereses.
Es así, que en la actualidad vemos como una Cámara de Cuentas, que para algunos es de cuentos, en vez de ejercer su labor que por mandato constitucional le corresponde, como es la de auditar, fiscalizar y velar por el buen uso de los fondos públicos, realizan una labor muy parecida a la vaca de nena que en vez de dar leche da pena, pues solo basta con leer los diarios y prender la televisión para darnos cuenta que nuestros autoridades no gozan de la confianza ni de la credibilidad de quienes los eligieron.
De ahí que, a nuestro entender, la principal razón de la crisis de la democracia representativa, es que estamos viviendo en un tiempo en donde nuestro sistema de representación se ha ido desgastando, y por tanto perdiendo eficacia, pues no confiamos en éste, y sin confianza, la representación no tiene sentido, ya que el pilar que reina en la democracia representativa, es la confianza que deposita el ciudadano a sus representantes, para que los mismos los represente de manera transparente, justa y a favor de los intereses del colectivo.
Sin embargo, si se nos pregunta: ¿cuáles son las causas que han producido la crisis de la democracia representativa?, a nuestro entender serían las siguientes:
- La desigualdad social, en el sentido, de que cada día es mayor la desigualdad económica entre el representante y el representado.
- La desconexión entre el representante y el representado, ya que no hay una comunicación entre estos dos actores, pues al momento que el representante es elegido, el representado deja de tener voz y derecho, y, por tanto, el representante actúa a favor de sus intereses particulares o partidarios.
- Otra causa, nos la da el Dr. José Francisco Peña Gómez, el cual en su trabajo de tesis: ´´Fracaso de la democracia representativa a la luz del derecho constitucional´´, señala que la democracia representativa ha fracasado, pues ha concluido penosamente ahogada por la violencia antijurídica de los déspotas, por la subversión del caciquismo y, finalmente, por la acción coordinada de la oligarquía y el imperialismo.
- La insatisfacción del ciudadano con la toma de decisiones por parte de los funcionarios electos y nombrados oficialmente.
- Y, por último, el agotamiento del sistema de partidos en las últimas décadas, producto del deterioro del ejercicio de sus funciones designadas, provocando una desconexión y desvinculación entre partidos, sociedad y opinión pública.
De este modo, esta crisis de representación ha provocado que un gran número de ciudadanos, nos preguntemos ¿Por qué seguimos delegando nuestra soberanía? ¿Por qué no exigimos más participación en los asuntos públicos de nuestro Estado? ¿Por qué debemos de conformarnos con elegir nuestros representantes cada 4 años, si podemos obtener más participación en el aparato político estatal?
En efecto, estas interrogantes, nos llevan a buscar respuestas, a buscar soluciones y a encontrar nuevas formas que nos permitan tener un rol más activo en la sociedad, para eso es necesario una dosis de democracia participativa, pues, en efecto, la democracia participativa hace énfasis muy especial en dar voz a los individuos y a las comunidades, cuyas opiniones y aspiraciones rara vez hallan eco o atención en los mecanismos tradicionales de la democracia representativa.
En definitiva, la democracia participativa es la materialización de los derechos de los ciudadanos, es decir, se pasa de una democracia meramente electoral a una democracia ciudadana, en donde, el ciudadano se inviste de derechos y de mecanismos democráticos que le permiten asumir la democracia como si fuera un estilo de vida. Por tanto, esta democracia implica un rol más activo del ciudadano frente a las actividades estatales, por ende, Pericles expresó: ´´consideramos a todo el que no participa en la vida del ciudadano, no como a uno que se cuida de sus negocios, sino como un individuo inútil ´´.
De manera que, a modo conclusivo, dejo esta frase a modo de reflexión del filósofo Jean Jacques Rousseau: ´´Tan pronto como el servicio público deja de ser la principal ocupación de los ciudadanos y éstos prefieren servir con su bolsa más bien que con su persona, el Estado se halla ya próximo a la ruina´´. O expresado más categóricamente por él mismo: ´´Tan pronto como alguien diga de los asuntos de Estado ¿Qué me importa a mí?, podemos estar seguros de que el Estado está perdido´´.
JPM
muy buen arti**** el problema es que como «todo es de todos nadie se siente responsable»
ciertamente, quien no conoce su pasado, esta condenado a repartirlo en el futuro. ya rousseau hablaba de un desgaste en la democracia representativa hace mas de 200 años atras.