De desigualdad y exclusión

Los conceptos políticos y económicos desigualdad y exclusión se han puesto de moda como consecuencia de las ásperas recetas para afrontar la crisis financiera global y porque las estadísticas marcan que la riqueza mundial se concentra cada vez más  en manos de una pequeña elite.

Un  estudio de Oxean, que aglutina a 17 organizaciones no gubernamentales que  trabajan a nivel de todo el planeta el tema de la pobreza y la injusticia, señala que  desde 2010, el 1% de los individuos más ricos del mundo han incrementado su participación en la riqueza a nivel mundial.

En 2014, ese 1% más rico poseía el 48% de la riqueza mundial, mientras que el 99% restante debería repartirse el 52 por ciento, pero el 80 por ciento de ese  porcentaje es detentado por un 20%, por lo que  el 80%  de la población del mundo tendrá que  sobrevivir con un 5.5% de la riqueza.

Algo peor: dentro de dos años, la riqueza en manos del 1% de la población mundial alcanzara el 52% de la riqueza, lo que indica que  la desigualdad, exclusión y pobreza arropa  de manera extrema al 80% de los seres vivos.

Ya se sabe que el aumento pura y simple del PIB no garantiza reducción significativa de pobreza, marginalidad e inequidad, por el contrario, economista como el francés Thomas Piquetty han demostrado que en ciertas condiciones el crecimiento de la economía genera más desigualdad.

Cuando el crecimiento del PIB refleja  de manera preponderante el aumento de la rentabilidad o ganancias de ese grupo elite que a nivel mundial representa el 1% de la población, entonces  la desigualdad y la pobreza se acentúan.

Con razón se dice que cuando la economía crece, por ejemplo 7% del PIB, las grandes empresas obtienen rentabilidad tres veces mayor, sin que se cumplan cabalmente expectativas sobre consolidación de índices de desarrollo humano.

La manera de evitar aquí la desproporción entre el 1% de la población mundial  que  detentará  en  2016, el 52% de la riqueza ante  el 99%, que solo  se distribuye  el 48%,  ha de ser por vía de una justa redistribución del ingreso y nuevas políticas sobre fiscalidad que impacte sobre las grandes rentabilidades.

El presidente Danilo Medina combate la desigualdad y la exclusión por vía de   del 4% a la educación,  democratización del crédito, asistencia directa  a las pymes e incremento de las transferencias presupuestales a familias vulnerables, pero falta mucho camino por  recorrer hasta lograr que el crecimiento del PIB se asocie con el desarrollo social.

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