Danilo y Leonel obligados a poner la casa en orden

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EL AUTOR es politólogo y profesor universitario. Reside en Santo Domingo.

 
Los desafíos del Partido de la Liberación Dominicana son enormes, pues a lo interno, deberán reorganizar un partido que entienda el mundo de hoy y se acople a la velocidad de este capitalismo salvaje que cada día nos hace más pobres. 
 
Ya esa organización, quizás por su carácter de partido de masas, no está en la capacidad de exigirles a sus miembros el estudio de los fenómenos económicos, políticos y sociales, tal y como lo concibió Don Juan Bosch, pero por lo menos, los líderes que toman decisiones políticas, deberán obrar con prudencia en torno a las aspiraciones del ex presidente Fernández para las elecciones del 2020.
 
La alta dirigencia del PLD,  a veces da la impresión de que gobierna un país sin la plena conciencia de que un fracaso de esa organización, sería un golpe demoledor para la democracia. De hecho, la correlación de fuerzas evidencia un deterioro vertiginoso del sistema de partidos. 
 
Hemos notado, que las luchas por los espacios de poder en esa entidad, se llevan a cabo por la composición de fuerzas para las elecciones del 2020, asumiendo algunos de sus líderes, que ya ganaron las del 2016. Obviando  la existencia de un voto emotivo que a veces lo cambia todo en un abrir y cerrar de ojos. 
 
La estrategia no le ha dejado nada a la imaginación. Se busca un posicionamiento, donde los aspirantes a la presidencia de la República, puedan competir de tú a tú con el presidente Leonel Fernández. Sólo que esta vez, se requiere tratar con delicadeza  al hijo de Villa Juana.
 
Primero, porque no hay 2020 sin 2016 y porque existe realmente un desgane en los seguidores de Fernández, que requerirá una persuasión del liderazgo en conjunto del PLD para integrar a esa masa leonelista, que ciertamente decide las elecciones del 2016. 
 
Importa recordar,  que el presidente de PLD encabezaba todas las encuestas antes de la reforma a la constitución de la República, incluso en los momentos más álgidos de la campaña en su contra.
 
Querer derrotar al PRM y a Leonel Fernández por partida doble es un intento suicida que de seguro le costaría las elecciones al partido oficial. El momento que vive el PLD requiere de madurez política. Pienso que este proceso electoral está en el sentido estricto en manos del presidente Leonel Fernández y el sentido amplio,  en la comprensión de esa dirigencia de que no hay 2020 sin 2016.
 
Algunos preguntarán el por qué de ser delicado con Fernández, cuando hemos dicho tantas veces, que la política es la lucha constante por los espacios de poder. Y es así, pero en ocasiones, no es recomendable sacrificar la justicia por  las pasiones de los hombres. Y con Leonel, muchos de sus compañeros han sido injustos y desagradecidos.
 
Al PLD le esperan momentos difíciles. La ambición es desmedida. Es preciso volver a Bosch aunque algunos les parezca anacrónico. Hay que »organizar el desconcierto» como decía el académico español Fernando Vallespin. Y todo ésto sólo puede lograrse con un liderazgo unificado que haga entender a las buenas o a las malas, que el país está por encima de las ambiciones personales.
 
Danilo Medina y Leonel Fernández están obligados  por razones históricas a poner la casa en orden.
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