Danilo y el deporte

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EL AUTOR es politólogo y profesor universitario. Reside en Santo Domingo.

 
El presidente Abraham Lincoln expresó históricas frases que perduran en la humanidad como modelo de justicia, superación y patriotismo. Sus conocidos debates con el senador demócrata Stephen Douglas, sirvieron para catapultarlo a la categoría de ciudadano ejemplar, pero no hay dudas de que una de sus frases más conmovedoras fue: »quien ve un crimen y lo calla, es tan culpable, como quien lo comete». 
 
Y por eso, nos atrevemos a decir que lo que ocurre en el deporte nacional, requiere de un alto en el camino para detener el desorden ante la ausencia de una Ley General de Deportes que establezca una política deportiva de Estado, con roles bien definidos en cuanto al Ministerio de Deportes y al Comité Olímpico Dominicano.
 
El hecho de que el presidente de la Federación Dominicana de Baloncesto, el coronel Rafael Uribe Vásquez, haya humillado al atleta Jack Michael Martínez, dejándolo fuera del seleccionado Nacional por razones personales y que nadie se haya atrevido a salir en defensa de un atleta que lo ha dado todo por su patria, indica que necesitamos una ley  que defina el papel de los policías y los militares en instituciones donde sus integrantes son civiles.
 
Avergüenza tener  que   pedir la intervención del presidente Danilo Medina para asuntos relacionados con el deporte nacional, pero es un deber hacerlo, pues el gobierno invierte más de 2000 millones al año, en una estructura deportiva que no le brinda a la nación un retorno en la calidad  de vida a sus atletas y en su desarrollo integral. Es una estructura de total exclusión, donde los presidentes de federaciones tienen 20 y 25 años de gestión, anquilosados en un ambiente »feudal». Claro: hay honrosas excepciones.
 
¿ Y para qué sirven las pocas medallas ganadas, si no se corresponden con el desarrollo integral de nuestros atletas? Ya basta de chauvinismo barato. Definitivamente, hay que volver la mirada a Don Virgilio Travieso Soto, Danilo Aquino, Don Maximo Bernard,  Faisal Abel, Enrique Ripley Marín, Fernando Teruel, Humberto Rodríguez, Nelly Manuel Doñe y a propulsores del nivel de Don Chito Asmar Sánchez y Leo Corporán, para superar, lo que he llamado: un desfase en el deporte nacional.
 
Presidente Medina, el deporte nacional necesita una verdadera Revolución, y para ésto, se requiere de una Ley General de Deportes que valore la participación de los clubes deportivos, quienes constituyen el corazón y el cerebro del movimiento deportivo nacional.
 
 Lo ideal sería detener todos esos viajes infructíferos y acogernos a darle vida a una ley que ya existe: la 356-05 del 30 de agosto, que espera ser llevada nuevamente a vistas públicas y promulgada para detener el despilfarro y el desorden de una estructura deportiva que cada día se hace más excluyente y apartada de la educación y la salud de nuestros atletas y dirigentes deportivos. Hay que impactar positivamente en los niveles de vida de nuestros atletas y dirigentes deportivos. Mañana, podría ser tarde, pues la indignación es grande
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