Cuidémonos de los rayos y sus graves daños
Hace aproximadamente dos semanas, en una tarde lluviosa, al regresar de hacer evaluaciones geofísicas en varias comunidades de la Costa Nordeste realizadas junto a otros técnicos del Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD), al encontrarnos estacionados en una bomba de gasolina en la ciudad de Villa Riva de la Provincia Duarte, de repente inició una tormenta eléctrica que por su poder y cercanía, parecía que se había iniciado una guerra galáctica. Los rayos deslumbrantes caían sobre la ciudad como un bombardeo intenso, y los truenos producían un ruido que daba pánico, viviendo todos los técnicos una gran emoción, estando dentro del vehículo en el que nos transportamos, el cual por nuestros conocimientos sabíamos que era un lugar seguro que garantizaba nuestra vidas, sin embargo, nos llenó de gran preocupación, ver a las personas correr y caminar por las calles mojándose con una ingenuidad preocupante, por falta de conocimiento del gravísimo peligro que les amenazaba. Lo anterior, nos llevó al grupo de técnicos a la aseveración de que en el proceso de solidificación que estamos procurando en nuestra educación escolar y por ende en la formación de los estudiantes y profesores, se impone aumentar los niveles educativos del país en todos los estratos sociales en torno a dicho fenómeno y otros más que resultan de las actividades atmosféricas, como bien lo ha propuesto en diversas ocasiones el CRD a través de su comisión de ciencia y tecnología, sobre todo, para concientizar y educar a nuestra población que la tierra y las nubes forman una maquinaria eléctrica impresionante, cuyas repercusiones negativas en contra de las vidas terrenales y de nuestras estructuras físicas, debemos estar preparados para encararlas con eficacia e inteligencia. Debemos asumir dicho camino, para hacer cesar la creencia en una gran proporción de nuestra población, sobre que el rayo es una piedra que cae del cielo, cuando lo real y cierto es que los rayos son un chorro de cargas negativas desde las nubes hacia la tierra. Siendo un fenómeno puramente eléctrico. Asimismo, que comprendamos que la Tierra es una esfera con una gran carga de electricidad negativa, cuya carga produce un voltaje de aproximadamente 200 volts a nivel de nuestras cabezas, la cual por diferentes mecanismos, pierde parte de esta carga negativa, convirtiéndose los rayos en fuente imprescindible de la naturaleza para devolverle esta carga eléctrica, resultando su producción constante una necesidad inexplicable, lo que lo convierte en un proceso muy interesante. Nos corresponde aprender pues, que esa fuente que usa la tierra para recuperar su energía negativa, que conocemos por el nombre rayo o tormenta eléctrica, se dispara hacia la tierra desde la nube hasta 40 mil amperes, una electricidad 4000 veces mayor que la corriente de un aire acondicionado. Este rayo calienta la atmósfera y con esto se produce el trueno que lo acompaña. Cuando la luz del rayo y el sonido del trueno ocurren simultáneamente es que tenemos la tormenta sobre nuestros cuerpos y es urgente tomar medidas de protección. La electricidad del rayo puede partir un árbol en dos mitades y si nos encuentra en el camino, difícilmente quedamos con vida. Es una ley que la electricidad tiende a concentrarse en las puntas, por eso es que la electricidad de las nubes prefiere entrar a la tierra por los puntos más elevados en una zona. Así que la idea de los campesinos de pasar la lluvia debajo de un árbol, no es una buena idea, pues estos son las puertas de entrada de los rayos. La palma que es el árbol más bello, que adorna nuestro campo, su cogollo termina en una antena, por esto es el más atractivo para los rayos, debemos alejarnos de ella en tormenta eléctrica. Siendo lo indicado, la explicación del porque nuestros electricistas siempre dicen conecta el equipo a la tierra, dado que la tierra es la esfera más grande a la que estamos ligados. Tiene la capacidad de absorber toda la carga eléctrica que nuestros equipos eléctricos producen sin alterar su voltaje. Es un gran almacén de cargas eléctricas. Por eso es que nuestro cuerpo es mal conductor de la electricidad, cuando está seco, pero es muy buen conductor y atrae los rayos cuando esta mojado, constituyéndose en un grave peligro los fenómenos eléctricos de nuestra naturaleza en contra de nuestras vidas, lo que nos obliga a procurar erradicar el comportamiento asumido en Villa Riva, donde las personas salieron a mojarse dentro de un festival de rayos y truenos, inyectando inconscientemente al suelo con miles de voltios y de amperes. Para enfrentar con eficacia la problemática expuesta, cabe asumir las tareas que nos propone el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD) por medio de su comisión de ciencia y tecnología, educando a los dominicanos y las dominicanas sobre la misma y su falta de previsión, haciéndose necesario para su implementación que nuestras entidades educativas y los medios de comunicación orienten y eduquen sobre el peligro de las tormentas eléctricas, además, que se proceda a imitar a los países desarrollados donde se hacen sonar alarmas para advertir a la población, así como también, que el gobierno central y los ayuntamientos, procedan en forma masiva a colocar pararrayos en las comunidades que están en la ruta de estas tormentas, sobre todo, en sus escuelas y hospitales, para evitar muertes y daños materiales.