Crítica de cine: «Unsane»

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La época en la que vivimos ha manufacturado una serie de individuos obsesionados por los hábitos de las personas que siguen en las redes sociales, o en cualquier otro de medio tecnológico, quienes fácilmente se crean falsas expectativas de alguien; una imagen ilusoria producida por lo que ve en la superficie del perfil de esa persona y no por lo que esa persona verdaderamente es. En consecuencia, puede que algunos realicen esta acción con algo de ingenuidad, pero otros pueden trasladar su actividad al terreno de lo criminal y pueden afectar a la víctima hostigada. La realidad y el fantaseo colisionan. Y la cordura de la víctima se retuerce por causa de los extremos a los que llega el victimario que busca fisgonear con segundas intenciones. Nada es igual cuando la obsesión deja ciega a esta especie excesivamente acosadora conocida como “stalkers”.


Estos temas provocadores forman parte de lo que Steven Soderbergh quiere narrar en su nueva película, «Unsane», un thriller psicológico que, además de ser un experimento, consigue que la intriga me deje tan perturbado como la protagonista. El tratamiento formal de Soderbergh, revelado por la destreza de filmarla con la cámara de un iPhone 7 Plus, construye la proeza visual de la película con fiereza, como un material crudo, encontrado, en el que la ambigüedad de ciertos planos me sumergen en el halo de peligro y claustrofobia que acecha a la muchacha acosada por sus temores y por el supuesto “stalker” que no la deja en paz porque no tiene otra cosa más que ser un psicópata ‘de facto’ para que la historia tenga cierta coherencia.


Aunque el argumento de la película es simple, la protagonista, Sawyer Valentini, interpretada con bravura por Claire Foy, logra que uno se olvide de cualquier simplicidad por todos los problemas que tiene como una mujer encerrada en el manicomio del miedo donde se ha prohibido estar cuerdo. Es una mujer solitaria, de buen vestir y un poco egoísta. Ella ha salido corriendo de la ciudad en la que vivía porque piensa que un hombre, David Strine (Joshua Leonard), la ha estado “stalkeando” por mucho tiempo. Poco se sabe si el tal David existe, o si es el resultado de un trauma del pasado, pero lo cierto es que ha olvidado el incidente y ahora disfruta de su nuevo empleo en la ciudad en la que se ha mudado.


En un principio, Sawyer no sabe nada de esto porque la trama la trata bien para ocultar las sorpresas. Pero en una escena en la que coquetea en el bar con un hombre que conoce en una cita a ciegas por Internet, termina en su casa en un encuentro sexual que se transforma en pesadilla: observa que su pareja se convierte en su antiguo perseguidor, por lo que decide internarse en una institución psiquiátrica para que su inseparable amiga, la terapia, le ratifique que no está loca.


La naturaleza ciclotímica de Sawyer empieza a alterarse por el trato que recibe en este centro psiquiátrico que parece un cementerio, o la casa de alguien que no ha visto la luz del sol en muchos años. Se torna violenta, malhablada y paranoica. Allí hace amigos, pero también enemigos. Y se complica aún más porque piensa que David, el “stalker”, se hace pasar por un enfermero del hospital. Pero, ¿es real o es producto de su mente? Es una ambigüedad que Soderbergh tiene muy clara por la manera novedosa de usar el encuadre para reforzar la subjetividad de la protagonista. Lo que ella piensa y percibe es lo que yo veo. Y es posible que se haya imaginado toda la trama de David, pero también es muy probable que haya sucedido por el estrés postraumático que le ha causado la situación.


Con claras referencias a películas clásicas similares como «The Snake Pit« (1948), de Litvak, y, «Shock Corridor« (1963), de Fuller, Soderbergh utiliza el sanatorio mental como la metáfora de una sociedad en la que la mujer está siendo oprimida y manipulada por el hombre megalómano y lucha por escapar de la prisión del acoso sexual, pero no sin antes sufrir las consecuencias de su lucha. Liberarse de los prejuicios es la única opción. Su película es retorcida, siniestra, cercana al terror de serie B, un ejercicio de género de suspenso psicológico que me deja tan alienado como su protagonista kafkiana.

Ficha técnica

Año: 2018

Duración: 1 hr 38 min

País: Estados Unidos

Director: Steven Soderbergh

Guion: James Greer, Jonathan Bernstein

Música: David Wilder Savage

Fotografía: Peter Andrews

Reparto: Claire Foy, Juno Temple, Aimee Mullins, Jay Pharoah, Joshua Leonard

Calificación: 7/10

of-am
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