Crítica de cine: «Nocturnal Animals»
Lo primero que pensaba cuando veía a «Nocturnal Animals» era en la belleza visual de cada plano. Era una sensación cercana a lo que sentimos cuando vemos un comercial de perfumes de esos que nos seducen con la imponente gallardía ocultada debajo de una música de ángeles. Era un pensamiento que me acordaba que el director de esta película, para el colmo de la ironía, es Tom Ford, el afamado diseñador de moda que ahora se ha metido a cineasta.
Vemos que Susan Morrow es una adinerada galerista de arte que vive en su lujosa mansión con su descarado esposo, Hutton Morrow (Armie Hammer), quien disfruta ignorar a su esposa. Todo lo que se percibe en la vida de este dúo es preciosidad pura y un hedonismo intencionado. Susan a veces recuerda que estaba casada con su primer marido, Edward Sheffield, un escritor inédito que, como no tenía futuro, lo botó en el zafacón de las relaciones olvidadas.
Un día inesperado Susan recibe un paquete en el que descubre que Edward le ha enviado la primera novela que ha escrito, invitándola a leerla antes de la publicación. Susan adorna su rostro con lentes de la marca Tom Ford y a medida que se queda embelesada leyendo el relato, descubre que la propia novela es una alegoría de lo que le falta en su intranquila vida y de las frustraciones que tuvo Edward cuando se relacionaba con ella.
Estos personajes, además de estar bien vestidos, son interesantes, pues se motivan por los miedos de su entorno. Susan, quien es una mujer con síntomas de hipomanía que ofrece el único punto de vista, padece un estado perpetuo de ansiedad que la tiene enfrascada en la indecisión personal. Es insomne, eufórica y no sabe lo que quiere a pesar de que lo tiene todo. Es lo contrario de Edward, de quien descubrimos lo que piensa a través de la personalidad de Tony Hastings, el alter ego que ha creado para protagonizar su propia ficción, pues es un hombre indeciso, pávido e impotente que no tiene muy claro hacia dónde va, aunque con lo que ha escrito sabemos de lo que es capaz.
El tono oscuro de estos personajes es una señal de que a Ford le gustan los protagonistas desgajados, pero que también quiere profundidad en los intérpretes. Y en ese sentido todas las actuaciones crean un poder de empatía que convence, destacándose Jake Gyllenhaal como Edward Sheffield, Michael Shannon como el detective Bobby Andes y Amy Adams como Susan Morrow. Créditos también para Aaron Taylor-Johnson como Ray Marcus, el psicopático miembro de la pandilla.
Reconozco que me he quedado extasiado por la manera tan meticulosa con la que Ford detalla esta crónica de metaficción entre realidades disparejas. En cada pedazo de encuadre hay una elegancia visual y una consistencia narrativa que siempre nos mantiene pensando en el rompecabezas. La tragedia del glamour viene con giros imprevistos.
Ficha técnica
Año: 2016
Duración: 1 hr. 52 min.
País: Estados Unidos
Director: Tom Ford
Guion: Tom Ford
Música: Abel Korzeniowski
Fotografía: Seamus McGarvey
Reparto: Amy Adams, Jake Gyllenhaal, Armie Hammer, Aaron Taylor-Johnson, Michael Shannon,
Calificación: 7/10
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