Crítica de cine: «I, Daniel Blake»

 

Las películas de Ken Loach («Kes», «Sweet Sixteen», «Looking for Eric», «The Angels’ Share»), uno de los cineastas más reconocidos del Reino Unido, son interesantes porque ofrecen otra óptica de la sociedad británica. El estilo de este director disecciona los bajos fondos sociales, con un realismo elaborado principalmente para ponernos a reflexionar con los estragos de una clase trabajadora que exige sus derechos, de perdedores aplastados que luchan en contra del engranaje burocrático, de gente ordinaria que se la está llevando quien la trajo.

Y esto es lo que apreciamos con su nueva película, «I, Daniel Blake», que es el retrato desgarrador de un anciano que no tiene ni para comprarse una migaja de pan. Es la historia de un hombre tan abrumado por el infortunio con el que tiene que lidiar, que la pena le ha salido corriendo. Y cuando vemos lo que le sucede, no tenemos más remedio que sentir empatía hacia su persona porque, en efecto, esto le puede suceder a cualquiera.

Utilizando el argumento con el que se narra la vida del protagonista, Daniel Blake (Dave Johns), la mecánica panfletaria de Loach apunta a criticar el sistema de subsidios de Inglaterra y el desempleo que azota a los más vulnerables. Es a través del mensaje que consigue el producto dramático, sobre todo cuando encuadra los rostros de los más desfavorecidos en medio de las calles manchadas por el color grisáceo de las nubes de pesadumbre.

daniel

Es de esa manera que nos encontramos con la circunstancia que afecta a Daniel Blake, un carpintero inglés de 59 años que ha sufrido un infarto cardíaco. Como es un individuo de escasos recursos, se ve obligado a acudir a la asistencia social para solicitar el incentivo para los incapacitados. Sin embargo, a pesar de que el médico le ha prohibido trabajar, la administración pública le obliga a buscar un empleo si no desea recibir una sanción.

Un día, en la oficina de empleos, Daniel conoce a Katie (Hayley Squires), una madre soltera con dos niños que se halla también en una situación difícil. Y sintiéndose abandonados por el estado socioeconómico de Gran Bretaña, Daniel y Katie entablan una amistad para tratar de resolver los problemas que agobian sus vidas.

Si bien, Daniel se solidariza con los suyos de varias formas, es cuando se relaciona con Katie y sus dos hijos que comprendemos su enigmático pasado. Y sabemos que es un hombre que ha enviudado, que vive solo, y que lo único que le queda es sobrevivir en una sociedad que le ha dado la espalda. Su mirada nos dice que la solidaridad es la única revolución. Créditos a la excelente actuación de Dave Johns por construir un personaje de carne y hueso. Hayley Squires tampoco se queda atrás con la emotiva interpretación como la desesperada madre que ha superado los límites del sufrimiento.

También cabe resaltar que es un sólido drama debido a la eficacia con la que el guion de Paul Laverty, usual colaborador de Loach, edifica las escenas y los diálogos. Laverty colaboró con Loach en «The Wind that Shakes the Barley,» película histórica que, al igual que esta, ha sido galardonada con la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes.

Ahora sabemos que Loach, a sus 80 años, ha regresado al escueto drama social por el que se ha caracterizado su cine. Nos ofrece una película conmovedora y muy humana que funciona como la voz del pueblo británico que demanda ser escuchada. Esta película nos ha emocionado. Ficha técnica
Año: 2016
Duración: 1 hr 40 min
País: Reino Unido
Director: Ken Loach
Guion: Paul Laverty
Música: George Fenton
Fotografía: Robbie Ryan
Reparto: Dave Johns, Hayley Squires, Briana Shann,

 Calificación: 7/10
of-am
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