En el año 1969, durante el mes de julio, tres astronautas subidos en una nave espacial realizaban un recorrido de cuatro días por el espacio en lo que sería la travesía más larga de la historia de la humanidad, el viaje imposible hacia la Luna. Parecía imposible por las dimensiones y los retos de ingeniería aeroespacial que suponía navegar por el espacio a tal distancia para plantarse en la superficie de un lugar tan inhóspito y desconocido como la Luna. Pero cuando alunizaron el 20 de julio consiguieron un triunfo que, por un momento diminuto, unificó a una raza humana que se hallaba dividida en una contienda ideológica conocida como la Guerra Fría. Uno de los astronautas que se encontraba allí dijo una histórica frase: “este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad”. Su nombre era Neil Armstrong, quien a partir de ese día y esas palabras célebres, se convirtió en el primer hombre en pisar el suelo de la Luna.
Estos eventos forman parte de la narración de First Man, la cuarta película del joven realizador de «Whiplash» y «La La Land», Damien Chazelle, que, con un magnífico tratamiento formal, construye un viaje íntimo, casi en primera persona, de un hombre estoico que tiene una fuerza de voluntad tan enorme como la redondez de la Tierra. Una película que no glorifica a Neil Armstrong como un héroe nacional, sino que, más bien, opta por ilustrar la determinación de una persona hermética e introspectiva que llora en silencio por el duelo causado por un menoscabo familiar. Es el mosaico de alguien que cae mil veces en la tierra para levantarse por los terrenos insospechados del cielo. Y lo presenta con secuencias vertiginosas que recrean la experiencia de los astronautas cuando se enfrentan a la toma de riesgos y con una música que añade poseía sonora al mutismo del espacio.
La historia de la película, escrita por el guionista Josh Singer y basada en el libro biográfico de James R. Hansen del mismo título, ofrece un vistazo microscópico a la vida cotidiana de Neil Armstrong (Ryan Gosling) en un lapso de tiempo de nueve años (1961-1969), donde vive con su esposa Janet Armstrong (Claire Foy) y sus dos hijos, Rick y Karen. Durante ese período, trabaja en la NASA como piloto de pruebas circunnavegando los cielos que cubren el desierto de Mojave, pilotando aviones hipersónicos en experimentos que, a veces, no son tan exitosos, pero que lo endurecen ante la contingencia inminente. Tanto en su profesión como en su familia, Armstrong se percibe como un sujeto reservado que pocas veces dice lo que piensa. Lo distrae el hecho de que su hija Karen, la cual ama con todo su corazón, padece un tumor cerebral. Cuando la pequeña Karen se muere, Armstrong se queda ensimismado, taciturno, encerrado en una cárcel de desconsuelo que lo impulsa a participar en el Proyecto Gemini que tiene el propósito de transportar al hombre a la Luna.
Ryan Gosling, con una formidable interpretación, consigue penetrar en la cerrada personalidad de Armstrong. Su meticulosa actuación transmite la desolación que registra Armstrong cuando su pequeña hija agoniza de cáncer (catalizador que robustece sus pensamientos), la preocupación que le provocan las pruebas fallidas del programa que ha matado algunos de sus compañeros, la sensación de vértigo y claustrofobia que le produce el espacio en los momentos más cruciales de la misión, cosa que disimula con una cara inexpresiva que es más fría que las temperaturas del espacio. Debajo de la capa de frialdad, desapego e introversión se halla un individuo de corazón humilde que está motivado por sus seres queridos. Todo es descrito desde la óptica de Neil Armstrong y no hay tiempo para desarrollar a los secundarios. Lo acompaña una soberbia Claire Foy como Janet Armstrong, la madre que asume la responsabilidad ante una posible tragedia y que puede matar con la mirada de su volcánica personalidad.
Chazelle edifica la película a partir de primeros planos y de una subjetividad que propala la represión de impresiones del protagonista de Gosling para que este hable con la mirada cuando se halla confinado en el reducido espacio de la nave, un vislumbre casi intrínseco que representa todo lo que ve Neil Armstrong cuando está contenido en la cabina de un avión supersónico o en el vibrante compartimiento del módulo espacial que se agita hasta el síncope. Hay temblores producidos por la ignición del cohete, cientos de botones en el panel de control, luces rojas que pinchan peligro, giros agresivos con unos desencuadres que marean, que agobian, que logran que uno se sienta inmerso en una pericia tan apretada. Le da un atisbo subjetivista al alunizaje más épico con una brillante secuencia, en la que adorna el albur con una partitura muy empática de Justin Hurwitz y con un despliegue visual de Linus Sandgren que revela un espacio tranquilo que, como Armstrong, también se siente aislado y perdido en una soledad abrumadora, la prosopopeya ideal para la angustia del protagonista.
La odisea en el espacio de Chazelle, en un claro homenaje a «The Right Stuff» (Kauffman, 1983), se cincela sobre una parábola del descubrimiento impulsado por los trágicos encontronazos de la vida, disminuyendo la diatriba patriotera que usualmente adorna este tipo de películas cuando solo se centran en la obsesión política de la carrera espacial y en el orgullo chauvinista. Comunica que las cosas grandes tienen comienzos pequeños, e ilustra el microcosmo mental de un personaje afligido por una pena irreversible, uno que, a la vez, se contrasta con la Luna como el símbolo de la solemnidad de la muerte y de una agonía que anhela escapar hacia el vacío más oscuro de la redención. Su virtuosismo técnico se conjunta con una narración muy emotiva que resalta el triunfo de la voluntad humana. Se narra con drama, tensión y un hiperrealismo que relata la hazaña del alunizaje como pocas veces se ha visto en el cine.
Ficha técnica
Año: 2018
Duración: 2 hr 21 min
País: Estados Unidos
Director: Damien Chazelle
Guion: Nicole Perlman, Josh Singer
Música: Justin Hurwitz
Fotografía: Linus Sandgren
Reparto: Ryan Gosling, Jason Clarke, Claire Foy, Kyle Chandler, Corey Stoll,