Crítica de cine: «Alien: Covenant»

Han pasado unos años desde que Ridley Scott, el afamado director de «Alien«, estrenó a «Prometheus«, la precuela que expandía los enigmas de la saga con la temática de la creación de los organismos y la identidad del ser humano. Y la película nos resultó intrigante, pues nos puso a pensar en asuntos metafísicos y en el bicho alienígena más famoso de la ciencia-ficción. Pero como todo buen misterio, todavía quedaban preguntas sin resolver.

Era necesario que Scott regresara para responder esas cuestiones que faltaban. Era la opción adecuada porque nadie conoce ese mundo mejor que él. Y lo logra con «Alien: Covenant», regresando a la esencia del terror por la cual esta franquicia ha causado tantos desmayos colectivos viendo a la criatura más célebre y depredadora del género. Scott aporta ritmo, atmósfera y una tensión que pone los pelos de punta.

Con esto nos referimos a que es una película de ciencia-ficción que mantiene los atributos estéticos de «Prometheus» y la fórmula de supervivencia con la que «Alien» ha funcionado. O sea, que la cinta cuenta con la típica trama del grupo de astronautas que explora el espacio para colonizar otros mundos y se topan con un planeta desconocido en el que poco a poco sabemos que algo aterrador va a suceder, incluyendo a una cosa rara sedienta de sangre que es amante del cuerpo humano y que le gusta andar como pasajero en las naves terrícolas.

alien

El barullo inicia cuando la tripulación de la nave Covenant se dirige a un remoto planeta para instalar una colonia humana. En el transcurso, los miembros de la tripulación, encabezada por el androide Walter (Michael Fassbender), Daniels (Katherine Waterston) y otros más, reciben una extraña transmisión procedente de un sistema solar cercano.

El equipo desiste para proseguir con la misión, pero el capitán Christopher Oram (Billy Crudup), decide cambiar el rumbo hacia aquel planeta porque tiene excelentes condiciones para ser habitado. Lo que desconocen es que en realidad es más hostil de lo que podamos imaginarnos, y pronto descubren que deben sobrevivir en condiciones extremas.

No podemos negar que las situaciones en la que se hallan estos personajes crean escenas amenazadoras. Son víctimas del ruido, de la desesperación, del miedo, del acoso ocasionado por un monstruo siniestro. Algunos son creadores que están obsesionados con sus inventores. Y por momentos pensamos que Daniels es la nueva Ellen Ripley, pero sin muchos ánimos de combatir alienígenas. Sin embargo, forman parte de un mecanismo narrativo diseñado para que se desate la brutalidad y el horror que caracteriza la historia de los xenomorfos, y eso es verdaderamente lo que hace que el pavor sea efectivo.

El pánico que construye Scott es suficiente para quedar enganchados durante dos horas inquietantes. Su discurso se sustenta en David (tremendamente interpretado por Fassbender), el androide que quiere ser un Dios, para rebosar la trama de ideas complejas sobre civilizaciones extraterrestres, mutaciones genéticas y la existencia humana. Y también le agradecemos que se sienta como un laberinto de suspenso construido alrededor de elementos visuales que cautivan con la oscuridad atmosférica.

En efecto, nos ha puesto a pensar profundamente en la enigmática mitología de «Alien». Entretiene con un espanto que es satisfactorio. Y examina el universo de Alien contestando las interrogantes que «Prometheus» había planteado. Nos da la impresión de que el viaje interestelar hacia el Nostromo apenas comienza.

Ficha técnica
Año: 2017
Duración: 2 hr 03 min
País: Estados Unidos
Director: Ridley Scott
Guion: John Logan, Dante Harper
Música: Jed Kurzel
Fotografía: Dariusz Wolski
Reparto: Katherine Waterston, Michael Fassbender, Demián Bichir, Billy Crudup

Calificación: 7/10

of-am

Compártelo en tus redes:
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
0 Comments
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios