Cristianismo y cooperativas

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El autor es asesor del IDECOOP y reside en Santo Domingo.

Los partidarios de la doctrina social de la Iglesia encuentran en el cooperativismo la organización que permite hacer realidad sus postulados de fraternidad y equidad en el marco de la economía. No son pocos los ejemplos que se registran, en distintos países, en que personas vinculadas a las iglesias y movimientos religiosos son promotores del cooperativismo, como vía para hacer bueno el pensamiento cristiano.

El francés Philippe Joseph Benjamin Buchez (1796-1865), fue un político, historiador y sociólogo, impulsor de las cooperativas. En 1831 trata de conciliar la doctrina católica ortodoxa con las teorías más democráticas. Se le considera un iniciador del movimiento socialcristiano. En su obra escrita ataca el egoísmo de los gobiernos que no buscan otra cosa que su interés particular. Sobre la base del catolicismo y del progreso social, escritura su aporte filosófico.

Buchez promueve las primeras cooperativas de producción como muro de contención tanto a las tentativas comunistas de Robert Owen, como a la organización industrial del socialismo sansimoniano. De este grupo de cooperativas las que tuvieron más éxitos fue la de los joyeros, que sobrevive hasta 1873.

Charles Guide (1847-1942) fue un insigne economista francés, quien no solamente irradió su saber en las aulas universitarias, sino que en la práctica emprendió reformas sociales, calificando al cooperativismo como sistema del porvenir. Fue presidente de cooperativas de consumo.

Tras la Primera Guerra Mundial, Guide se interesó por las relaciones francosoviéticas, tomando conciencia de la importancia de impulsar el cooperativismo en Francia, como modelo alternativo frente al comunismo que emergía en la URSS. Su enseñanza se sustentaba en la máxima tolstoiana: «todo el mal nace de considerar que existen relaciones entre los hombres de las cuales pueda ser extirpado el amor. No existen tales relaciones«.

En la población de Mondragón, País Vasco, España, se desarrolló una red de cooperativas de producción, empresas y servicios sociales, propiedad de los trabajadores, que se han ganado la admiración del mundo.

La experiencia tiene sus orígenes en 1941, tras la sangrienta Guerra Civil, cuando José María Arizmendiarrieta, cura vizcaino de 26 años de edad, miembro de la Acción Católica, un movimiento de promoción social de la iglesia, llegó a Mondragón. Este sacerdote era fiel creyente del papel de la iglesia como palanca para ayudar a los jóvenes y por esa vía, a la comunidad.

La metalurgia era esencial para el futuro de los jóvenes de aquella región manufacturera, pero la única escuela técnica local estaba dirigida por una importante empresa fabril y admitía únicamente a los hijos de sus empleados. En 1942, el padre José María, abrió una escuela industrial en la que podrían inscribirse todos los que quisieran. Después de graduarse como técnicos, los alumnos de dicho centro no tardaban en conseguir empleo en la industria.

Una fábrica de armas de la localidad de Eibar, a 30 kilómetros al norte de Mondragón, había funcionado con éxito como cooperativa durante 17 años, hasta que estalló la guerra. Finalmente, en octubre de 1955, cinco decididos jóvenes egresados de la escuela crearon Talleres ULGOR con el apoyo moral del sacerdote y empezaron a fabricar estufas de petróleo. Hoy Mondragón comprende cooperativas de producción, un banco, escuelas básicas y de enseñanza técnica, conjuntos de viviendas, grupos deportivos, un instituto de investigación industrial, un sistema de seguridad social autónoma, una universidad, un conjunto de establecimientos comerciales en régimen cooperativo, que benefician a 120.000 familias que son socias.

El 1 de Octubre de 1946, Monseñor Ricardo Pittini, convocó a la Celebración de la Semana Social del Caribe en República Dominicana. El tema central de la conmemoración fue el cooperativismo. Los eventos fueron coordinados por el presbítero Alphonsus Chafe (padre Alfonso), Superior de la Misión Extranjera de los Scarboros en el país; pero a su vez era párroco de Manoguayabo y Asesor Nacional de la Acción Católica. En la Semana Social participaban igualmente los jesuitas y los salesianos, entre otras congregaciones.

En el marco de la Semana, el padre Alfonso funda una cooperativa en Manoguayabo, la primera en suelo dominicano.

De su lado el padre Harvey Steele, un canadiense que realizó obra misionera en China, arriba a nuestro país en 1946, siéndole asignada las parroquias de Monte Plata y Boyà, donde funda cooperativas. En 1948 es comisionado por sus superiores a la promoción del cooperativismo como expresión de acción social en toda la República Dominicana. El cura Pablo Steele es considerado padre del cooperativismo dominicano.

El humanismo es el común denominador entre el cooperativismo y el pensamiento que promueve la economía social, como la socialdemocracia, el socialcristianismo, el liberalismo social. Un humanismo profundamente cristiano que orienta la acción de la mayoría de los dirigentes del cooperativismo dominicano, como también a los directivos del Instituto de Desarrollo y Crédito Cooperativo (IDECOOP).

Ahora se trabaja en un instrumento jurídico para modernizar el sector encontrándose en todos los papeles de trabajo una constante: el pensamiento de equidad y tolerancia que ha sido la marca distintiva del cooperativismo dominicano como movimiento social.

JPM

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