Crecen intrigas contra el Papa por nueva filtración sobre «lobby gay»

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Francisco

CIUDAD DEL VATICANO.- ¿Un nuevo Vatileaks? Tal como muchos temían, la explosiva carta de un exnuncio que pidió la renuncia del Papa tras acusarlo sin pruebas de haber encubierto a un cardenal abusador disparó en el Vaticano una nueva etapa de venenos y sospechas, muy parecida a la del viejo Vatileaks, el escándalo por filtración de cartas reservadas estallado en 2012, que sacudió la última etapa del pontificado de Benedicto XVI.

Fiel reflejo de esto, el diario Il Fatto Quotidiano publicó, pero borrando los nombres, un documento con una supuesta lista de prelados y laicos que pertenecerían a un «lobby gay», que está circulando en el Vaticano y que en cualquier momento podría filtrarse. Este documento formaría parte de la investigación sobre el Vatileaks que Benedicto XVI le encargó a tres cardenales (Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore De Giorgi), cuyo contenido es secreto y que nunca se dio a conocer.

«Si la opinión pública llegara a conocer el contenido del informe final sería un desastre para la imagen de la Iglesia, ya devastada en todo el mundo por los escándalos sexuales. Pero es lo que podría ocurrir en esta fase, visto que el revolotear de cuervos es una praxis secular en el Vaticano, que reflota cuando la guerra entre bandas se hace más dura», agregó.

Entre los nombres presentes en la supuesta lista del lobby gay, que el mismo medio prefirió no revelar, «hay personas que han sido removidas por el Papa, otras fueron trasladadas de oficinas y otras, sin embargo, siguen desempeñando importantes cargos en el interior de órganos estratégicos del Vaticano, como por ejemplo Propaganda Fide y hasta la Secretaría de Estado«.

Más allá de este cuadro inquietante, lo curioso es que en una entrevista que concedió el 27 de agosto pasado desde un lugar desconocido a Aldo Maria Valli, periodista de la misma corriente conservadora y adversa al Papa, el exnuncio Carlo Maria Viganò recordó haber aportado datos y documentos a los tres cardenales investigadores del Vatileaks.

En esa entrevista, Viganò, que afirmó haber hecho pública su carta-bomba no por venganza sino «porque la corrupción había llegado a los vértices de la jerarquía de la Iglesia», también se preguntó por qué nunca había sido hecho público el informe de los tres cardenales ordenado por Benedicto.

«Me dirijo a los periodistas:¿por qué no preguntan cómo ha terminado la caja de documentos que todos vimos que Benedicto le entregó a Francisco en Castelgandolfo? ¿Ha sido todo inútil?», dijo el exnuncio. Semejantes afirmaciones dejarían deducir que, quizás, el propio Viganò podría estar detrás de las nuevas filtraciones a Il Fatto Quotidiano. Es más, la lista del supuesto lobby gay podría ser la que él le entregó entonces a los tres cardenales.

En un clima de «guerra civil» cada vez más patente, Il Fatto Quotidiano ya había removido las aguas anteayer, al revelar la existencia de un supuesto documento en la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre el cardenal Kevin Joseph Farrell, titular del Dicasterio para la Familia y alto prelado del «círculo mágico» de Francisco. Como hizo Viganò con Francisco, el diario acusó también a Farrell de haber encubierto al cardenal estadounidense Theodore McCarrick cuando fue obispo auxiliar de Washington y convivió con él. Farrell negó fuertemente ayer, por segunda vez, estas acusaciones, reflejo de otro intento de desestabilizar al actual pontificado con dudas y sospechas.

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