Coyuntura haitiana
La República Dominicana tiene en este mes una coyuntura que no es fácil. Debe hacer valer las leyes nacionales, pero no puede romper con las presiones de organismos internacionales. El caso haitiano casi coloca al país de rodillas, y sin saber el camino a tomar.
Dífícil que se puedan vencer las presiones internacionales, tomando en cuenta que son de primera magnitud mundial los organismos y gobiernos que están detrás de que se deje merodear a su antojo por nuestro país a los haitianos ilegales.
Esa injerencia se da en primer plano con el embajador de los Estados Unidos, inclinado hacia los haitianos, en un problema que sólo deben buscarle solución los dominicanos. Se le unen los embajadores de Francia, la Gran Bretaña, España, Canadá y Alemania.
En todos estos países se violan los derechos de las llamadas minorías sociales y de los inmigrantes, pero al parecer la ley solo rige para los que residen en los países pobres, los del llamado tercer mundo.
Parecería que el último que se agrega a esta lista es el Vaticano. El Papa Francisco se reunió con los obispos dominicanos y emitió unas declaraciones, que en su caso son órdenes, sobre la inmigración ilegal. Nada nuevo dijo el Papa. Ese es el mensaje tradicional de los sacerdotes jesuitas en el país.
Para los jesuitas no hay fronteras entre Haití y la República Dominicana sino derecho de gente, papel migratorio, ilegal o legal, e irrespeto a los derechos humanos. En ningùn momento tratan de indagar sobre las violaciones a nuestra territorialidad, la nacionalidad y las fibras patrióticas.
El tema haitiano es urticante, pero no está dentro de los puntos principales de la agenda estatal. Hay temas como el electoral, el diálogo con diferentes facciones políticas, la marcha de la reelección, que desde este mes serán los básicos y talvez únicos en el libro de prioridades nacionales.
En este mes, por encima de los que presionan, tienen que comenzar las deportaciones de ilegales, poco importa si son chinos, italianos, norteamericanos o haitianos. Para hablar con la verdad en las manos, nunca son deportados los ilegales de China, Italia o los Estados Unidos, salvo cuando son buscados por la INTERPOL.
Haití es el problema principal de los migrantes ilegales y la solución se tiene que tomar de acuerdo con la ley; deportar a todos los que se encuentren en forma ilegal en el país.
En defensa de la soberanía nacional, habrá que enfrentar a grandes contradictores, pero se trata de defender el futuro nacional, la integridad territorial, la nacionalidad y nuestra cultura.
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