COLOMBIA: Dos jefes de FARC mueren en ataques, incluido un delegado de paz

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Martínez, de 63 años, había regresado a Colombia para explicarles a los combatientes de las FARC los alcances de los acuerdos.

COLOMBIA.- Dos jefes de la guerrilla comunista de las FARC, incluido un miembro de su delegación de paz, figuran entre los 40 rebeldes muertos en los recientes ataques militares en Colombia, informó ese grupo, que seguirá dialogando con el gobierno.

«Informamos al país y al mundo que el compañero Jairo Martínez, integrante de la delegación de paz de las FARC en La Habana, quien estaba en misión de pedagogía de paz en dicho frente (rebelde atacado en Cauca el jueves), se encuentra entre los guerrilleros asesinados», dijo el comandante Pastor Alape a la prensa en La Habana.

Alape también confirmó que en otro ataque el fin de semana murió el comandante Román Ruíz, miembro del Estado Mayor Central de las FARC, guerrilla que este miércoles cumplió 51 años de existencia bajo el asedio militar del gobierno colombiano, pero ninguna de las dos partes ha amenazado con abandonar el diálogo.

Martínez, de 63 años y cuyo nombre real era Pedro Nel Daza Martínez, al igual que otros delegados de paz de la guerrilla había regresado a Colombia para explicarles a los combatientes de las FARC los alcances de los acuerdos parciales logrados en las negociaciones, que buscan poner fin a un conflicto armado de más de medio siglo.

Él se había integrado a la delegación de paz de las FARC en Cuba en febrero de 2014, aunque nunca fue de uno de sus negociadores «plenipotenciarios».

Unos 40 guerrilleros de las FARC han muerto en tres incursiones militares en Cauca (suroeste), Antioquia (norte) y Chocó (suroeste), semanas después de que 11 militares perecieran en una emboscada rebelde en medio de una tregua unilateral de la guerrilla.

Los ataques militares, lanzados luego de que el presidente colombiano Juan Manuel Santos reanudara los bombardeos a las FARC tras la emboscada a los soldados, llevaron a la guerrilla a suspender el jueves su tregua unilateral, en vigor desde diciembre.

«Entramos en un espiral de violencia que parece que por las próximas semanas va a ser imparable (…) El riesgo para el proceso de paz es muy alto: que caiga un comandante o que las FARC hagan un gran atentado en las ciudades y el gobierno reaccione», dijo el experto Ariel Ávila, de la Fundación Paz y Reconciliación de Colombia, que hace un seguimiento del conflicto.

«En un proceso de paz tan avanzado como éste, aunque vaya lento, se puede echar todo por la borda con acciones como éstas», añadió.

Por su parte, la Unión Europea pidió a ambas partes que «sigan comprometidas a continuar las negociaciones» y dijo que además «deben adoptarse medidas concretas hacia una desescalada de la situación en el terreno».

– «Paz sin sometimiento» –

Alape pidió que los cadáveres de los guerrilleros caídos «sean inspeccionados por forenses nacionales e internacionales, bajo la mirada neutral del CICR», el Comité Internacional de la Cruz Roja, tras denunciar que «varios (rebeldes) heridos fueron rematados con tiros de gracia por la tropa oficial» en Cauca.

También pidió al gobierno «restablecer la confianza» e intentar «concretar medidas de desescalamiento del conflicto que estábamos analizando» antes del recrudecimiento de hostilidades.

Desde su inicio en noviembre de 2012, las negociaciones en Cuba se desarrollaron en medio de hostilidades en Colombia, pero la tregua de las FARC y la suspensión de los bombardeos del gobierno habían reducido los combates y las bajas, que ahora han vuelto a aumentar.

Alape desestimó que los ataques militares conduzcan a las FARC a aceptar las condiciones del gobierno en las negociaciones, en las que desacuerdos sobre justicia han impedido cerrar la discusión sobre reparación de las víctimas.

Algo similar expresó desde las montañas de Colombia la cúpula de las FARC al afimar que un acuerdo de paz debe ser logrado «como el concierto de dos voluntades, y no como el sometimiento de una de ellas al imperio de la que se considera más fuerte».

Al justificar el bombardeo a las FARC, Santos dijo el viernes que «ésta es una acción legítima del Estado», pero el sábado se declaró dispuesto a «acelerar las negociaciones» de paz.

El conflicto colombiano ha dejado 220.000 muertos y seis millones de desplazados, según cifras oficiales, y es el último conflicto armado en América.

Ambas partes han consensuado hasta ahora tres de los seis puntos de la agenda, además de un plan de desminado, que quedó paralizado con el recrudecimiento de las hostilidades.

jt/am

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