Chávez y Bosch: coincidencias y diferencias

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EL AUTOR es economista. Reside en Suiza.

 

POR   FABIO RAFAEL FIALLO

 

 

Imaginemos por un instante, amigo lector, cómo se habría escrito la historia de Venezuela si la tentativa de golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002, en el curso de su primer mandato, se hubiera materializado. ¿Qué veríamos en tal caso? 

Pues bien, no sería exagerado afirmar que el líder de la llamada “revolución bolivariana” –quien se encontraba aún en el zenit de su popularidad– hubiera pasado a la historia como un gran reformador a quien el golpe de Estado le habría impedido aplicar un programa de gobierno capaz de llevar prosperidad y bienestar a todos los hogares y realizar los cambios económicos y sociales que anhelaba el pueblo venezolano.

 

Ahora bien, aquella tentativa de golpe no se materializó. Y es precisamente porque Chávez logró recuperar la presidencia de Venezuela, que el chavismo ha podido mostrar, hasta las últimas consecuencias, el aterrador espectáculo de miseria, corrupción y represión que su sistema de gobierno representa. 

En efecto, Venezuela sucumbe en manos de un régimen que – después de haber prometido un “mar de felicidad” a los ciudadanos de ese país – ha venido hundiendo la economía al imponer las absurdas recetas del socialismo; y si ha logrado mantenerse en el poder a pesar del descontento de la población, ha sido a fuerza de represión y de violación de los derechos humanos más elementales.

 

A decir verdad, la “revolución bolivariana” contenía ya en sus inicios el germen de los estragos que ha causado en Venezuela. El fracaso económico del modelo chavista estaba inscrito tanto en su propensión a estatizar la economía –mediante expropiaciones, nacionalizaciones y controles de precios y de tasas de cambio– como en el manejo de los recursos petroleros y los fondos públicos alejado de todo criterio de rentabilidad y transparencia.

Por otra parte, desde muy temprano, la separación de poderes –condición sine qua non de toda democracia efectiva– fue objeto de ataques a granel por parte del chavismo gobernante.

 

            Vayamos ahora, amigo lector, a la República Dominicana de 1963, cuando el Profesor Bosch ocupaba la presidencia del país, presidencia truncada por un golpe de Estado de triste recordación, y tratemos de ver las diferencias y similitudes con la experiencia venezolana, así como la orientación del gobierno del Profesor en caso de haber podido mantenerse en el poder.

 

            Los primeros en establecer paralelismos entre los idearios y trayectorias políticas de Hugo Chávez y Juan Bosch fueron algunos admiradores del Profesor, quienes, no sin razón, veían en su mentor y guía una especie de predecesor o precursor del chavismo que gobernaría Venezuela décadas más tarde.

 

            Hoy, con el descrédito que afecta a la revolución bolivariana, esas analogías brillan por su ausencia, aunque no por ello dejan de ser reales.

 

            Tales similitudes comienzan con la retórica esgrimida por ambos líderes, quienes señalaban un mismo enemigo – la “oligarquía” – contra el que había que librar una guerra sin cuartel. A ese enemigo, Chávez lo llamaba “escuálidos”; Bosch le había dado el nombre de “tutumpotes”.

 

            Tampoco los programas económicos eran diferentes. Chávez instauró el “Exprópiese” como arma económica fundamental. Bosch, por su parte, promovió una Constitución que prohibía los latifundios (abriendo así la puerta a las expropiaciones de tierras) y llegó a idear una ley de confiscación de bienes (a la que se opuso la asociación de abogados dominicanos de la época) que por la brevedad de su gobierno no pudo ver la luz del día.

 

            Y de la misma manera en que Chávez creó los llamados mercales, destinados en principio a vender a la población de bajos ingresos alimentos y otros artículos de primera necesidad a precios controlados por el Estado, el Profesor proyectaba instaurar las llamadas “tiendas del pueblo” con una idéntica finalidad.

 

            Otra semejanza no menos importante consiste en el hecho de que ambos líderes dieron muestra de un apego circunstancial y selectivo al respeto del orden constitucional. Hugo Chávez definió como un hito revolucionario su intentona golpista de 1992 en contra del gobierno constitucional de Carlos Andrés Pérez; pero denunció con fuerza el abortado golpe en su contra del año 2002. 

De la misma manera, el Profesor Bosch no se cansó nunca de denunciar, a nivel nacional e internacional, el golpe de Estado que lo derrocó en 1963; pero eso no le impidió exhortar en 1978 al presidente Balaguer a no entregarle el poder al presidente electo Antonio Guzmán, lo que para muchos equivalía a propiciar un golpe de Estado preventivo en contra del candidato presidencial que los dominicanos democráticamente acababan de escoger y que ni siquiera había aún asumido sus funciones.

 

            La adhesión a la democracia también resultó ser en ambos casos circunstancial. Pues Chávez fue suprimiendo progresivamente todos los mecanismos de separación de poderes en Venezuela, lo que contribuyó a sentar las bases para la instauración de la dictadura que hoy socava aquel país hermano. Bosch, por su parte, luego de haberse definido siempre como un ferviente defensor de la democracia, da un giro de 180 grados en 1971, proponiendo la instauración de una “dictadura con respaldo popular”.

 

A la luz de todas estas similitudes, las siguientes cuestiones se invitan por sí solas al debate público.

 

¿Es que el mismo discurso, las mismas diatribas, las mismas políticas, el mismo menosprecio de la democracia (la “mentada” como llegó a llamarla despectivamente Bosch), hubieran podido producir en República Dominicana efectos diferentes que los obtenidos por el chavismo en Venezuela?

 

¿Es que la proyectada ley de confiscación de bienes, la prohibición de latifundios y las tiendas del pueblo propuestas por Bosch hubieran resultado ser ventajosas para los hogares de bajos ingresos y para la economía dominicana, mientras que en Venezuela las expropiaciones y los mercales del chavismo sólo han contribuido al desabastecimiento crónico, a la hiperinflación y a la corrupción más elevada de América Latina según el ranking de la ONG Transparencia Internacional?

 

            Finalmente, ¿es que la “dictadura con respaldo popular” del Profesor habría podido ser un instrumento de progreso y bienestar, mientras que, en Venezuela, la dictadura impuesta por el chavismo sólo ha causado represión, miseria y desolación?

 

Que quede claro: el golpe de Estado que derrocó al Profesor Bosch fue sin duda alguna un fenómeno nefasto que terminó ocasionando una guerra civil y una intervención extranjera. Pero el carácter nefasto de aquel golpe no debe inducir a pasar por alto las similitudes que existen entre el pensamiento y los programas políticos de Hugo Chávez y Juan Bosch ni, por consiguiente, desestimar los temores y la desconfianza que el gobierno del Profesor llegó a suscitar en diversos sectores de la población.

 

            Existe no obstante un aspecto que separa la experiencia venezolana y la dominicana. El mismo no es otro que el sendero tomado por los sucesores políticos de los dos líderes analizados aquí.

 

Nicolás Maduro, el heredero designado por el propio Chávez, ha resultado ser un dechado de incapacidad, estupidez y despotismo. Después de cada uno de sus fiascos, el actual presidente de Venezuela no sabe hacer otra cosa que culpar al “imperio”, “radicalizar la revolución” y recrudecer la represión, es decir, hundir a su país cada vez más.

 

En República Dominicana, los discípulos de Bosch que han dirigido el país podrán tener todos los defectos del mundo. Durante sus mandatos las desigualdades sociales y la corrupción siguen siendo problemas álgidos que afectan el desarrollo económico y la cohesión nacional. 

Pero es menester reconocer que, a diferencia de Venezuela, no hay presos políticos en las cárceles dominicanas ni asesinados a mansalva durante manifestaciones de protesta; la oposición tiene libertad de acción; nadie es perseguido por delito de opinión; y la economía exhibe tasas de crecimiento que contrastan con la miseria reinante en Venezuela.

 

            ¿A qué se debe tal diferencia? Pues bien, a una razón fundamental. Hela aquí: en lo que podría calificarse de parricidio ideológico, los sucesores de Bosch han dejado a un lado la retórica y muchos de los idearios y planteamientos de su mentor, entre ellos su tesis de la “dictadura con respaldo popular”. 

En el plano económico, los gobiernos de ese partido tratan a los empresarios dominicanos como socios indispensables para el desarrollo del país y no como abominables “tutumpotes”, y se sirven de las fuerzas del mercado – y no de la prohibición de latifundios, la confiscación de bienes o de “tiendas del pueblo” – para movilizar los recursos del país.

 

            Qué no darían hoy nuestros hermanos venezolanos para que el chavismo –o por lo menos lo que es dado en llamar el “chavismo crítico”– se decida a asumir y aplicar el parricidio ideológico que, para garantizar el progreso y rescatar la democracia, tanto necesita su país.
JPM
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Renzo Liriano
Renzo Liriano
7 Años hace

saludos!!excelente articuilo don fabio:este debe ser leido por los comunistas a distancia que tanto defienden a un dechado de inectitud como lo es el presidente nicolas maduro en venezuela.sobre los peledeistas tengo mis reservas ya que el propio leonel fernandez estuvo en cuba en el entierro de quien encerro a ese pais y la hizo su finca privada hasta el fin de sus dias entiendase ese señor fidel castro.pero como bien lo dice la sagrada biblia «los malos pasaran pronto al olvido y cuando perecen los pueblos se alegran» asi le pasara al sr.nicolas maduro en venezuela y a la… Leer mas »

julio medrano
julio medrano
7 Años hace

hey mi amigo,chavez era in loco,juan bosch un profesor.

José Dilone
José Dilone
7 Años hace

comparto 100% con el parecer de el columnista. bosch, probablemente hubiera ocasionado el mismo daño a república dominicana que han provocado los gobiernos castrochavistas en venezuela, si este hubiera aplicado lo que tenía en sus planes de gobierno, que eran prácticamente los mismos del chavismo: confiscaciones a los «latifundistas», a la «oligarquía» o «tutumpotes», controles de precios, férreo control del sistema de cambio de divisas con el fin de manejar las importaciones y poder llevar a cabo su política clientelar, entre otros graves errores que nos hubieran enrumbado por el camino equivocado en que hoy transita la patria de simón… Leer mas »

José Flández
José Flández
7 Años hace

gran artí**** que hace una certera analogía entre el chavismo y el boschismo en sus inicios… excelente. aunque en la práctica no actúan igual que el trágico chavismo en sus gobiernos, los peledeistas se la han pasado apoyándolos en los foros internacionales y cuando uno habla con muchos peledeistas, estos se muestran fervientes defensores del castrochavismo y todo lo que se parezca al comunismo. el mismo leonel fernández se la pasa alabando las «virtudes» de castro y chávez.

L.Arturo Morató B.
L.Arturo Morató B.
7 Años hace

voy a escribir la misma expresión que utiliza un articulista de este diario, cuando aparece un trastornado mental escribiendo un artí**** en defensa de un régimen corrupto, criminal, oprobioso, narcotraficante, incapaz y responsable directo del desastre que hoy arropa la patria de rafael josé urdaneta farias, como lo ha sido el chavismo: !!magistral!!