Celso Joaquín Benavides García y la teoría de las clases de discurso

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EL AUTOR es catedrático universitario. Reside en Santo Domingo.

La taxonomía del discurso por clase se debe al lingüista dominicano, Celso J. Benavides García, quien propuso las siguientes tres dimensiones cognitivas de los textos: científica, literaria y ecléctica.

Cuando los hablantes emiten contenidos lingüísticos verificables y objetivos, es decir, con posibilidad de ser corroborados con la realidad, se puede hablar de discurso científico.

En el libro “La taxonomía del discurso, aspecto de la teoría lingüística” (2016) de mi autoría, siguiendo a Benavides y algunas teorías cognitivas, añado que el discurso científico corresponde a una dimensión prototípica, central o modélica, cuando es el resultado del motor de la ciencia, regulado, controlado y publicado a través de medios de divulgación científica. Asimismo, el discurso científico puede ser periférico, cuando corresponde a contextos marginales de la sociedad.

La clase de discurso literario, desde la óptima de Benavides en su libro “El discurso, una introducción a su estudio” (2013), es aquella emisión verbal subjetiva, de libre interpretación, y cuya intención primaria es propiciar el goce estético.

Desde nuestra perspectiva, la clase del discurso de las artes, más que a la literaria, corresponde a una clase artística. Esta cosmovisión incluye todas las expresiones que emanan de la facultad únicamente humana del lenguaje, entre las que se incluyen las artes semiológicas (literarias, pictóricas, tonales, musicales, fílmicas, emoticones…).

La teoría de prototipos y periféricos, tomada de las ciencias naturales, también aplica a esta clase de discurso. Por eso, los discursos, además, pueden ser artístico-prototípicos, modélicos o representativos, e igualmente artístico-periféricos, no representativos o marginales.

Por su lado, la clase de discurso ecléctico, también llamado por Benavides “cotidiano”, corresponde a las expresiones lingüísticas que conjugan objetividad y subjetividad al propio tiempo. Algunos ejemplos de este discurso son los forenses, políticos, religiosos, etc.

Dentro de estas tres grandes dimensiones clasificatorias es posible estudiar todos los discursos, entendidos como procesos históricos, prácticas sociales, construcciones intersubjetivas, productos culturales, mentales, cosmolingüísticos e inter y transcontextuales, sin ambigüedad.

Ejemplo de discursos de estas clases lo constituyen la gran cantidad de textos en forma de artículos de periódicos, noticias televisivas, menes y mensajes cortos en las redes sociales, respecto al asesinato de la joven Emely Peguerro. Abundan en estas redes varios textos artísticos en tanto son construcciones subjetivas e improbables, algunos de ellos con el objetivo de ocultar la realidad, como lo muestra el drama protagonizado, en un programa de televisión local, por Marlon Martínez y su madre, al día siguiente de haber torturado y asesinado ellos mismos a la joven Emely.

Sin embargo, no se puede afirmar que textos como estos sean representativos de las artes, sino de zonas marginales de las expresiones subjetivas. Igualmente, han surgido textos científico e múltiples medios, en la medida en que divulgan un contenido verificable. No obstante, la mayoría de estos textos no son representativos de la ciencia, puesto que no han sido el resultado de la ciencia.

El discurso científico prototípico, en este caso, es la verdadera versión producida a través de los estudios forenses y clínicos a su cadáver y de otros datos obtenidos gracias a la presión del valiente pueblo de San Francisco de Macorís.

Esta noción coloca los conceptos de género (en versión de Benavides, y en la mía, “Subclase discursiva”) y de tipos textuales, en el lugar que por naturaleza les corresponde. Y excluye las pseudoclasificaciones de discursos que aún el MINERD conserva sin ningún asidero teórico, y que se reproducen sin razonamiento válido en algunos manuales universitarios del presente.

En una próxima entrega me referiré a las siguientes falsas denominaciones textuales: informativos, discursivos, funcionales y expositivos. Las tres son falsas porque sólo responden al criterio de la repetición irracional, y a la imitación de pseudomodelos que suelen adoptarse por las instancias oficiales con poco o sin ningún criterio científico.

jpm

 

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