Celebrando la vida a través de las tradiciones navideñas

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EL AUTOR es Master en Gestión y Políticas Públicas. Reside en Santo Domingo

A lo largo de la historia de la humanidad, desde tiempos inmemoriales, los seres humanos han encontrado motivos y momentos para celebrar. Desde los ritos ancestrales dedicados a los dioses con desfiles majestuosos, ofrendas grandiosas y competiciones deportivas, hasta los cantos de villancicos, la decoración de arbolitos, las cenas de Navidad y el intercambio de regalos entre familiares y amigos.

Se celebraban misas, bautismos y matrimonios, tanto por creyentes politeístas como por monoteístas, marcando una época que evoca variadas festividades al concluir el año y dar la bienvenida al nuevo con algarabía, fuegos artificiales y un espíritu renovado.

Es un tiempo para celebrar lo logrado y brindar por lo que está por venir, augurando mejores logros y anhelando riqueza, salud y larga vida. Este periodo se caracteriza por la limpieza y la decoración del hogar, así como por la práctica de rituales propios de cada cultura. Esa es la Navidad.

Entre las actividades más apreciadas por las familias se encuentra la cena de Nochebuena y el intercambio de regalos. El regalo navideño representa más que un simple objeto material; para la mayoría, simboliza el amor y los buenos deseos que se expresan entre seres queridos. La esencia de la Navidad es compartir, y los regalos encapsulan ese valor.

En la tradición cristiana, se relata que cuando nació el Niño Jesús en Belén, los Reyes Magos llevaron regalos. Trajeron perfumes, incienso, mirra, oro y plata, todos recibidos con gratitud, pues los regalos nacen del corazón. El más humilde de los obsequios presentados a Jesús fue el de un tamborilero que, sin nada que ofrecer, compartió su antiguo tambor y una canción. ¡Qué hermoso regalo! Su valor se volvió imperecedero.

Otra tradición arraigada es estrenar prendas nuevas para estas festividades. Los padrinos solían obsequiar desde pequeños dulces hasta lujosos regalos como juguetes, caballos, bicicletas, y otros regalos a sus ahijados. Los padres asistían a la Misa del Gallo llevando ofrendas a la iglesia para los más necesitados, que podían consistir en arroz, frutas o contribuciones en efectivo. La premisa fundamental era compartir. Para iniciar dar un abrazo.

En diferentes partes del mundo, las tradiciones varían: desde el Festival de Farolillos Gigantes en Filipinas hasta la construcción de una gigantesca Cabra de Gavle en Suecia, pasando por cenas navideñas con pollo frito de Kentucky Fried Chicken en Japón, desfiles de luces en muchas ciudades y la quema de brujas en Noruega durante la Noche de Brujas.

En España, se espera el nuevo año vistiendo ropa interior de color rojo, celebrando la cena de Nochebuena, el día de Navidad con Papá Noel, la Nochevieja y el Día de Reyes el 6 de enero.

En América Latina y el Caribe, las celebraciones navideñas combinan las tradiciones culturales de los pobladores originarios con aquellas importadas por los conquistadores europeos, enriqueciendo y haciendo más divertidas estas festividades.

Esta temporada navideña es una oportunidad para unirse a estas tradiciones, preservando el espíritu de amor y paz que las caracteriza. En estas navidades haz como el tamborilero que regalo lo único que tenía: Un viejo tambor y una canción.

Hay que preservar el valor de las fiestas navideñas, que son mil razones más para vivir.

jpm-am

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