Carlos Morales Troncoso

La sociedad dominicana ha dado a don Carlos Morales Troncoso la despedida que merecía una figura pública que por los últimos 30 años de su vida prestó al país valiosos servicios. Este prestante ciudadano decidió pasar de la vida privada al servicio público sin detenerse a sopesar si valía la pena dejar el ejercicio empresarial por una actividad que, generalmente, significa un paso al descrédito a causa de los maledicentes. Cuando a finales de febrero de 1986, el doctor Joaquín Balaguer lo convocó para preguntarle si le gustaría participar en la actividad política, don Carlos en principio dudó, quizá como lo hubiera hecho otro que se encontrase en su situación de tranquilidad profesional y familiar. Sin embargo, aceptó y el 15 de marzo de 1986 la mayoría del país fue sorprendida cuando el Partido Reformista Social Cristiano presentó por ante la Junta Central Electoral (JCE) el binomio Balaguer-Morales, el cual resultaría vencedor en las elecciones de ese año y repetiría en 1990. Digo la mayoría, pues unas pocas personas sabíamos que un año antes el nombre de Morales Troncoso le había sido sugerido al doctor Balaguer por un amigo de ambos–don Manuel Fraga Iribarne–, líder político español, durante una visita a nuestro país, lo que fue publicado por El Nacional bajo mi firma. Desde 1986, don Carlos tuvo una importancia incuestionable en el ejercicio del Gobierno, ya fuera como vicepresidente de la República, embajador en Washington o canciller durante 12 años. Precisamente en esta última función me tocó trabajar con él por casi dos años como jefe de comunicaciones de la Cancillería, donde recibí un trato amable, considerado, respetuoso y de confianza absoluta para el ejercicio de mis tareas. “Nadie da lo que no tiene”, se suele decir. Y es cierto, pues solo quien conoce el respeto puede ofrecer respeto, y don Carlos inspiraba respeto y eso ofrecía a sus subalternos. Durante el tiempo que laboré a su lado le acompañé en misiones al exterior, las que resultaron experiencias inolvidables. Don Carlos fue un ejecutivo eficiencia en el sector privado y un estadista de estirpe incuestionable, que no alcanzó la Presidencia de la República tal vez por el momento en que le tocó incursionar en la política, cuando la sombra de Balaguer no permitía el crecimiento de los árboles menores. Como es conocido por la mayoría del pueblo dominicano, antes de incursionar en funciones públicas, don Carlos había desarrollado una exitosa carrera como ejecutivo medio y posteriormente en la principalía de Gulf and Western–luego Central Romana–, una corporación que, sombras aparte, ha sido una aliada indiscutible de la industrialización del país y en el desarrollo del turismo. Es decir, que en ambas facetas el nombre de Carlos Morales Troncoso tendrá que aparecer como uno de los mejores hijos de la República Dominicana. Me inclino, respetuosamente, ante la memoria de ese gran compatriota nuestro. nelsonencar@gmail.com

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