Cardiólogos declaran la guerra al azúcar

MADRID.- Su hijo no debería comer más de 25 gramos de azúcares añadidos al día. Es decir, el equivalente a seis cucharaditas de té o un poco menos de lo que contiene una lata de refresco (30 gr.). Lo dice la Asociación Americana de Cardiología en una recomendación publicada en su revista «Circulation». Y aclaran tener una evidencia científica «sólida» para hacerlo.

Los azúcares añadidos son todos aquellos presentes en alimentos o bebidas de forma artificial, es decir, en chocolates, caramelos, bollería, galletas, cereales azucarados, refrescos, y un largo etcétera, así como el azúcar de mesa. Queda excluido, por lo tanto, el azúcar que aporta el consumo de fruta o de leche, por ejemplo.

La presencia de estos apetecibles pero «peligrosos» alimentos con azúcar refinado en la dieta está vinculado al desarrollo del síndrome metabólico, es decir, un conjunto de factores de riesgo cardiovascular que pueden provocar obesidad, aumentar el perímetro abdominal, la presión arterial, la glucosa, los triglicéridos y bajar el colesterol «bueno».

La recomendación se dirige específicamente a los niños de 2 a 18 años. Es precisamente en la población joven, por lo menos en España, en la que el azúcar es el mayor responsable de la obesidad. «No es nada extraño que las recomendaciones se dirijan a la población joven. El síndrome metabólico está aumentando mucho en este sector, sobre todo en aquellos con niveles socioeconómicos bajos porque consumen más comida preparada y hacen menos ejercicio», asegura José Ramón González Juanetey, presidente de la Sociedad Española de Cardiología.

Los jóvenes vivirán menos

Pese al supuesto aumento de la concienciación respecto a la necesidad de tener hábitos saludables, como hacer ejercicio y comer de forma equilibrada, combinando frutas, legumbres y verduras, y sin excederse en la ingesta de calorías diarias, la realidad parece ser diferente y muy preocupante. «Estoy convencido de que si el perfil de riesgo en la población española sigue así, las generaciones que ahora están entre los 10 y los 20 años acabarán teniendo más enfermedades del corazón y vivirán menos que sus padres», sentencia González Juanetey.

El comunicado advierte de que la probabilidad de que los niños desarrollen enfermedades es proporcional al aumento de azúcar añadida ingerida. De hecho, los pequeños con sobrepeso que continúen tomando azúcares añadidos son proclives a desarrollar resistencia a la insulina, un primer paso para el desarrollo de la diabetes. El efecto de la presencia del azúcar en el cuerpo es global. Provoca una subida de insulina, una hormona que tiende a quemar el azúcar, pero que también facilita que se acumule el exceso en forma de grasa. Conforme se va aumentando de peso, se genera resistencia a la insulina. Y es esta resistencia el inicio de todas las enfermedades cardiovasculares.

jpm

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