BOCA CHICA: Florece la industria nocturna del sexo

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El autor es periodista. Reside en Santo Domingo

Por ISAMAR PEGUERO GARCIA

BOCA CHICA.- Ubicado a 33 kilómetros del centro de la Capital, este poblado se ha convertido en una verdadera industria de la prostitución tras cambiar la producción azucarera, la caza y la pesca, por la venta de placeres sexuales a extranjeros y nacionales.

Lo que en el día es playa, sol y arena, un clima que invita a compartir en familia, cambia con la llegada de la noche y la salida a las calles de cientos de trabajadoras sexuales.

En horas de la noche, especialmente los fines de semana, las playas, calles, avenidas, bares y restaurantes se llenan de adolescentes y mujeres jóvenes escasamente vestidas que ofertan sus habilidades sexuales por dinero.

Otras ofrecen esos servicios a través de teléfonos celulares, o la aplicación whatsapp, correo electrónico o por catálogo en los que las jóvenes aparecen en poses sugerentes.

Provienen de todo el país. Muchas son madres solteras, otras estudiantes fracasadas y algunas divorciadas que guardan un mal sabor del matrimonio y decidieron lanzarse a las calles a «buscársela» a como dé lugar.

Nadie sabe a ciencia cierta cuántas jóvenes y adolescentes se dedican al negocio de la prostitución en Boca Chica, pero lo que sí se sabe es que existe una extensa red de reclutamiento en la que participan guías turísticos, transportistas (motoconchistas y taxistas), camareros, peinadoras, vendedores, propietarios de bares y discotecas y ex prostitutas.

Cuando un turista llega a un centro de diversión el camarero se le acerca y le pegunta en qué le puede servir y si el extranjero pide una bebida o algo de comer, el camarero le pregunta si desea algo más, especialmente compañía.

Si el turista accede, el camarero le muestra un catálogo con las fotos de las chicas disponibles que son enviadas a buscar con un conductor de motocicleta que forma parte de la red de reclutamiento.

Si se logra la conexión, tanto el cliente como la prostituta deben entregar una pequeña comisión al reclutador.
Otras jóvenes operan en las playas, calles y avenidas, o en algunos centros de diversión donde ofertan sus servicios directamente a los visitantes y no están en el deber de pagar comisión.

Las prostitutas mulatas y negras tienen un mercado de trabajo mucho más seguro que las blancas o de otras razas, ya que los turistas que llegan a este municipio en busca de sexo y placeres, las prefieren por encima de las demás.

Los turistas, canadienses, italianos, alemanes y holandeses, prefieren las negras, cuerpos de palmeras (altas), pechugonas (senos grandes) y cabellos encrespados.

Ellos buscan cualquier tipo de mujer, pero si es negra mejor, y nadie sabe en qué va eso. Ozoria dijo que debido a esa situación muchas mujeres haitianas que comenzaron haciendo trencitas, o vendiendo comidas, artesanías, y sirviendo como camareras, hoy se ganan la vida brindando sexo por dinero.
Algunas han logrado casarse con extranjeros, casi siempre jubilados, retirados, o divorciados.

El ingeniero Daniel Ozuna, alcalde de este municipio, admite que en esa demarcación existe prostitución, pero que algunos exageran en forma maliciosa.

Ozuna asegura que la prostitución que se observa en Boca Chica no es mayor que la de otras ciudades como Sosúa, o como la que se registra en la llamada «Bolita del Mundo», en el Centro de Los Héroes, o en la avenida Duarte de la capital.

Reveló que existe una mesa de trabajo que trata sobre el tema en la que participan el cabildo, el Ministerio Público, legisladores, la Defensa Civil, las iglesias, el Ministerio de la Mujer, los bomberos y la Policía Nacional.

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Boca Chica

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