Blas Peralta tiene razón

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EL AUTOR es abogado y comunicador. Reside en Nueva York.

Cuando una práctica de uso común se convierte en ley, los ciudadanos adquieren el conocimiento, y sus actuaciones la fundamentan en esta experiencia, por esta razón.  Yo le creo, al que, con premeditación, asechanza y alevosía segó la vida del ex rector de la Primada Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD, profesor Mateo Aquino Febrillet.

Basado en esta  práctica frecuente de algunos tribunales de la República, de reducir en apelación y casación  las penas impuestas en primera instancia a los condenados, no importando  la gravedad del caso, el convicto  Blas Peralta, profetisa sin tapujo, ni dolor, pero mucho menos remordimiento, su salida de prisión en el 2020.

Las palabras del todo poderoso jefe absoluto del transporte de camiones parecerían predicciones, pero no son adivinaciones, ya que este  ha sido su diario vivir, y que, como si fuera Mago, con la utilización de los recursos jurídicos que arguye,  ha logrado evadir en varias  ocasiones  la justicia dominicana.

Por ejemplo; fue acusado de la muerte del sindicalista Camilo Lespin Almonte en el 2009, logrando que uno de sus espalderos, Dionisio de Jesús López Hernández se hiciera responsable de ese asesinato, éste ahora  confesó  que, acordó con Blas Peralta la admisión del crimen y que sería recompensado por su inculpación, pero Blas Peralta no les cumplió, dejándolo a su suerte en prisión.

Más aún, observando Peralta como un tribunal de Santiago vario la medida de coerción contra el imputado Domingo Hinojosa,  quien en el 2015 hendió la vida de Juan Alberto Castillo de la Rosa, padre de la modelo Kimberlly Castillo,  porque le hizo un rasguño a su carro en un accidente de tránsito.  El precio de arreglar el rasguño del vehículo vale más que la vida que quito este señor.

Y como otro tribunal, vario la medida coercitiva a Juan Carlos Zapata Mendoza (a) Kiko 7, de arresto a visita periódica, induciendo su puesta en libertad,  el secuestro y posterior asesinato del  joven Eddy Peña, y de los señores: Eduardo Antonio Rodríguez Peralta y el nacional haitiano San San, el 23 de junio pasado 2017.

Decisiones judiciales como esta  han sumido en el  descrédito nuestro  sistema de  justicia. Al parecer están sujetas, a que el dolor provocado por estos horrendos hechos, se vaya diluyendo al paso del tiempo, para luego proporcionar una puñalada trapera, con la complaciente variación de las medidas coercitivas y las penas impuestas a los inculpados.  Por eso digo, Blas Peralta tiene razón y podría estar en libertad en el 2020.

JPM

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