Barbie, conservadurismo y corriente “woke”

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El autor es antropólogo. Reside en Nueva York

Por FELIX REYES

Uno de los pensadores conservadores más influyente del siglo XX y lo que va del siglo XXI ha sido el escritor inglés Paul Johnson (1928-2023). Este, en uno de sus escritos, sostiene que lo esencial del pensamiento conservador consiste, no en oponerse al cambio social, como regularmente se interpreta, sino en aceptarlo y asumirlo solo cuando ya es inevitable, cuando los agentes portadores del mismo se consolidan como mayoría, creando la percepción de que son irreversibles; de ese modo, lo que antes era percibido como disruptivo e innovador llega a instituirse como práctica social.

Igual que en otras sociedades modernas, entre los principales elementos que definen el clivaje conservador/progresista en la sociedad norteamericana, se encuentran aquellos definidos como “identitarios”, destacándose, entre estos, aquellos que remiten a la identidad étnica y a la identidad de género.

Otro pensador conservador, también influyente durante las últimas décadas, ha sido el profesor norteamericano Thomas Sowell, quien, matizando lo escrito por Paul Johnson, escribió: “Si piensas que todo el mundo debe estar sujeto a las mismas reglas y ser juzgado por los mismos estándares, hubieras sido considerado un radical 50 años atrás, un liberal 25 años después y hoy un conservador”.

Con esta frase, Thomas Sowell critica las políticas de acción afirmativa, partiendo del contenido esencial del discurso “Yo tengo un sueño” de Martin Luther King Jr. que orientó al movimiento por las libertades civiles en la década del 60, según lo cual solo el carácter y no el elemento racial o étnico deben ser ponderados al considerar la relación entre las personas, posición que entonces era radical y hoy es considerada conservadora.

Todo aquel que da seguimiento a la política norteamericana ha conocido que recientemente han sido declaradas ilegales por la Suprema Corte de Justicia de este país, prácticas de acción afirmativa, establecidas durante décadas, que privilegiaban el ingreso de personas de determinadas etnias (afroamericanas e hispanas) a las universidades, discriminando a personas no solo caucásicas, sino también asiáticas.

Encuestas aplicadas en los días posteriores a esta sentencia indican que la mayoría de la población norteamericana apoya lo establecido por la Suprema Corte de Justicia, lo cual no necesariamente implica que se opongan a mayores oportunidades de desarrollo para las minorías negras e hispanas, solo que estas mayores oportunidades no se logren mediante actos de discriminación hacia otras etnias.

Considero justa esta sentencia, a partir de criterios de sentido común que evidencian la injusticia de promover políticas públicas inclusivas hacia determinados grupos étnicos, excluyendo otros.

Esta sentencia sienta un precedente que puede tener efectos en otras esferas de la vida social, económica y política de Estados Unidos, impactando las relaciones interétnicas de esta sociedad. Ella ha sido percibida como una victoria de la derecha norteamericana sobre lo que este sector ha denominado como corriente “ woke” o políticamente correcta.

Reconozco la validez de observaciones y críticas a determinadas acciones y posturas implícitas en el denominado pensamiento “woke”. Entre ellas, considero justas las críticas a determinadas nociones de la denominada ‘teoría racial crítica” que conducen a despertar sentimientos de culpabilidad en personas de raza blanca, por los hechos cometidos durante la esclavitud, de lo cual derivaría que se pretenda validar políticas de reparación histórica, por las cuales las actuales generaciones deben pagar a los descendientes de esclavos por los hechos y la condición que sufrieron estos.

Los defensores de las políticas de reparación histórica me recuerdan el cuento del dominicano que agredió físicamente a un desconcertado turista español porque sus antepasados habían exterminado a los indios taínos.

Aparte de que las personas no son responsables de las acciones de sus antepasados, quienes apoyan y/o reclaman políticas de reparación histórica olvidan intencionalmente que una abrumadora mayoría de la población de Estados Unidos no desciende de los dueños de plantaciones esclavistas. La mayor parte de esta población desciende de ciudadanos norteamericanos que no poseían esclavos y de personas que migraron a ese país después de ser abolida la esclavitud.

Debe advertirse, sin embargo, que los movimientos de derecha tienden a identificar como “woke”, toda acción orientada al cambio de las actitudes sociales, que permite el paso a sociedades con mayores niveles de libertad y equidad. De hecho, el término “woke” ha venido a convertirse en un sambenito que se cuelga, para ser conducido a la hoguera del descrédito, a todo aquel que defiende derechos identificados con grupos vulnerables.

En ese orden, otro aspecto que es tema de debate, alrededor del cual se definen posiciones progresistas/conservadoras en la política, es el referido a la identidad de género. Es conocido que, escudados en la crítica a la “ideología de género” y al “lenguaje inclusivo”, se parapetan guerreros culturales con el propósito de descalificar como “woke” o políticamente correcta, toda acción dirigida a promover mayores niveles de libertad de la mujer y de equidad en su relación con el hombre, es decir toda acción que procure superar la condición social que reduce a la mujer a roles de madre abnegada y esposa sumisa y complaciente, aquella que se somete al varón que provee, protege y salva a Ofelia, “la dama en apuro”, de las pinturas prerrafaelitas.

En ese orden, se explica la reacción a la desaparición de ese mundo idílico, desde la lógica de unos valores tradicionales, donde la mujer quedaba relegada a la vida doméstica, se entiende que sienta nostalgia de ese tiempo en blanco y negro de la película Pleasantville (1998) que se retrata en el diálogo: “Querida, ya llegué del trabajo, tráeme el periódico y las sandalias”. “Un momento, mi amor, te estoy preparando la cena”.

Algunos elementos asociados a los personajes identificados como femme fatale en el cine negro han sido interpretados como expresión de esa reacción al progreso social que representa la superación del estado de sumisión femenina y de los roles que la reducen a ser esposa servicial y madre abnegada.

Y es aquí, que entra la referencia a la película Barbie (2023), pues en su trama se desarrollan ideas que no hacen más que cuestionar los roles tradicionales de la mujer, en sintonía con lo que los principales guerreros culturales y políticos de la nueva derecha norteamericana han venido a identificar como ideas “woke”.

No en balde, políticos como Ron de Santis, guerreros culturales como Ben Shapiro y Charlie Kirk (Agustín Laje es un traductor para Latinoamérica de estos últimos), y medios de comunicación como Fox, promovieron un boicot contra la película Barbie, intentando replicar el éxito que tuvieron en la campaña de “cancelación” de la cerveza Bud light, por el hecho de que esta cerveza se promovió en la cuenta de Instagram de un “influencer “ transexual, en procura de llegar a los seguidores de este.

Como todos conocen, el intento de boicotear la película Barbie ha sido un fracaso, ya que esta rompió récord de taquilla en su primer fin de semana y se proyecta para romper otros, lo cual en sí mismo es motivo para celebrar, ya que “para en seco” a esos guerreros culturales conservadores, que pretenden constituirse en la “santa inquisición” de estos tiempos, prescribiendo lo que moralmente es aceptable.

Debe precisarse que la cultura de cancelación, que conduce al boicot, es negativa en sí, tanto si procede del litoral conservador como del litoral denominado progresista, ya que es expresión de intolerancia hacia ideas y posturas diferentes.

La aceptación de ideas y posiciones frente a un determinado tema pueden cambiar con el tiempo, como se infiere de lo expresado por los dos intelectuales conservadores citados al inicio de este escrito; de tal modo que, si vivimos suficiente, dentro de algunos años, no debiéramos sorprendernos ver a conservadores defendiendo las mismas ideas “woke” que hoy critican.

jpm-am

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Esther Arias
Esther Arias
1 Año hace

(1) interesante su arti****, aunque en parte no lo comparto. primeramente creo que esa pelicula que «tritura no solo a la mujer y la femeneidad, pero tambien al hombre tradicional» no aporta absolutamente nada positivo en el debate, al contrario. segundo, no es apta para menores y dejara daños a los adolescentes que la vean. no entiendo por que disney se empecina en destruir la cultura social de los roles mujer-hombre?

Henris González
Henris González
1 Año hace

interesante artí****. ciertamente los conceptos que sostenemos en un momento determinado pueden cambiar dependiendo del momento histórico. aunque en relación con la acción afirmativa que recientemente fue revertido por la suprema difiero por lo menos parcialmente. es cierto que estas generaciones no son culpables de la discriminación que sufrieron los afroamericanos sin embargo se beneficiaron bastante. es lo que llamo una gavela histórica.

Pedro Taveras
Pedro Taveras
1 Año hace

de entrada me lleva a recordar a balaguer; un conservador que terminó asumiendo cosas de sus contrarios «liberales» llegando a confundirnos entre conservadores y liberales en esta tierra caribeña, salvando las diferencias entre ambas naciones, sus políticos y la intención del propio autor del pesado artí****.

Honorio
Honorio
Responder a  Pedro Taveras
1 Año hace

aunque fue llamado un dictadorzuelo, balaguer tiene el mérito de hacer los principales aportes al estado de derecho y al sistema democrático liberal que hoy impera en rd.

Prudencio
Prudencio
1 Año hace

interesante artí****. no estoy de acuerdo, sin embargo, con lo que plantea sobre la reparación histórica a los descendientes de esclavos. creo que no son las personas lo que se plantea paguen como reparación histórica, sino el estado norteamericano.

Críspulo
Críspulo
Responder a  Prudencio
1 Año hace

una pregunta: si es el estado el que paga no es lo mismo que la población de ese país? pues los fondos que se destinen para pagar esa reparación histórica provienen de impuestos que paga esa población. es decir que los impuestos que pagan los dominicanos que viven en estados unidos, que nada tienen que ver con la esclavitud también servirán para pagarle a descendientes de afroamericanos como reparación histórica.