Así no hay pollo que llegue a gallo

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El AUTOR es empresario turístico. Reside en Santo Domingo.

El punto de partida son los siguientes reportajes de Diario Libre: (a) “En factura petrolera, el país se ahorra US$1,352.8 MM en 2015”, del 26/4/2016; y (b) “¿Voto cautivo? Los que están en nómina y los que tienen tarjetas son 23% del padrón de 2016”, del 27/4/2016. El primero destaca que el país aún cuando ahorra se endeuda a pesar de un ahorro de US$2,286.1 millones en la factura petrolera en los años 2013, 2014 y 2015, lo que incide de manera directa en la reducción del déficit fiscal del sector público al disminuir el déficit de la cuenta corriente y al aumentar los ingresos en divisas por concepto de turismo y remesas en esos años.

 

Por el contrario, según Diario Libre, a febrero de 2016 el Gobierno Central continuó endeudando al país con US$1,597 millones que aumentaron la deuda del sector público no financiero en US$24,798.5 millones. A principios de marzo de 2016 el FMI estimó en 48.5% del PIB la deuda consolidada del sector público, proyectándola en 49.5% del PIB para finales de año. De igual manera proyectó en 5% del PIB el incremento del déficit público consolidado. Partiendo del año 2008, según el reportaje, arrancaron los grandes déficits fiscales y el creciente endeudamiento del país. De ser esto cierto, como así parece, no hay pollo que llegue a gallo.

 

El segundo reportaje destaca el impacto del aumento de la nómina pública y el Programa de Solidaridad en las elecciones de mayo. Este tipo de “inclusión social” basado en nómina pública y Solidaridad abarcó 1,549,106 ciudadanos en 2015 en relación económica directa y contínua con el “Estado social y democrático de Derecho”, o su doble, el “Estado Político y/o Supra Estado Colonial” que tenemos desde 1962 a la fecha. Los 1,549,106 ciudadanos representan el 22.9% del padrón electoral de 2016 donde la nómina del Estado creció al doble del padrón, mientras lo que rebasa la copa son 946,021 personas que reciben subsidios directos del Plan Social de la Presidencia, según se puede apreciar.

 

En ese tenor, en las elecciones del 2004 la “inclusión social” (como prefiero llamarla en casos como estos o parecidos), era solo el 7.7% del padrón electoral, en comparación con el 22.9% del padrón electoral correspondiente a las elecciones del próximo mes de mayo. De ser cierto el 22.9% del padrón electoral basado en nómina pública y el Programa de Solidaridad, tal y como parece ser, así no hay pollo que llegue a gallo. Mientras, el déficit fiscal dentro del “Estado Político y/o Supra Estado Colonial” es objeto de bailoteo de parte del sector público en complicidad o coqueteo con el sector privado ya que ambos sectores plantean una posible reforma o pacto fiscal para después de las elecciones, según revela la prensa.

 

Hay que entenderlo de esa manera para buscarle explicación o sentido al monto de RD$463,468,477.00 que aportó el sector privado a los partidos políticos durante el período 2012-2015 según revelaciones de la Junta Central Electoral (JCE).  El aporte privado es una manera de corromper la política al obviar la existencia de la Ley Electoral No.275-97 que provee recursos a los partidos políticos en años electorales e intermedios. O es una cosa o la otra, o se está con Dios o con el Diablo, peor aún con el aporte de fondos privados de dudoso origen. De ser esto cierto, como así aparenta ser, no hay pollo que llegue a gallo.

 

En artículos previos hemos dicho que el Estado Político y/o Supra Estado Colonial es incapaz de generar riqueza partiendo de sus propias entrañas teniendo como casa matriz un presupuesto rodeado de impuestos directos e indirectos, empréstitos y donaciones internacionales, bonos soberanos o globales y algunos beneficios del pequeño núcleo de “Empresas Públicas de Bienes y Servicios  – Financieras y No Financieras” remanentes del Patrimonio Empresarial del Estado de la Era de Trujillo. El aporte metálico privado a la política certifica la “Era del “Neoprogresismo Populista y Democrático” en desmedro de una productividad que reivindica el “Estado Político y/o Supra Estado Colonial” que tenemos desde 1962 a la fecha.

 

El abuso o desborde del gasto fiscal reconocido por el FMI en pasadas campañas electorales no es otra cosa que el gasto público relacionado con la política donde el gasto público y el déficit fiscal es la misma cosa, para diferenciarlo del gasto público relacionado con la inversión pública o gasto público sin importar su naturaleza, también responsable del déficit fiscal, si se quiere en complicidad con la “inclusión social” que promueve el neoprogresismo populista y democrático. El resultado viene siendo un atentado contra la independencia política, financiera y económica de la República Dominicana, para llamar a las cosas por su nombre, donde la mayor cuota de responsabilidad recae sobre el gasto público o déficit fiscal relacionado con la política, como veremos a continuación.

 

Tiene sentido lo antes dicho pues al parecer no se ha establecido una línea tenue entre el déficit fiscal relacionado con la política y el déficit fiscal de la inversión pública y/o gasto público sin importar su naturaleza, para destacar la magnitud del problema. Según el periódico Hoy del 17/4/2016, el año electoral 2012 registró un histórico déficit de más de RD$155,000 millones (otros dicen RD$200,000 millones y algo más), mientras que la inversión pública en 2013, 2014 y 2015 fue de RD$130,588 millones según el MEPyD. Se observa una diferencia de RD$24,412 millones de naturaleza política mientras otros estiman un déficit fiscal de RD$29,500 millones en el primer trimestre de 2016 relacionado con el proyecto reeleccionista, según comenta el periódico Hoy.

 

Para evitar conjeturas y diferenciar quien es quien en materia de déficit fiscal basta aplicar el “Común Denominador” como herramienta de investigación para la interpretación sectorial de la historia. Podemos partir de 1930 a la fecha, a falta de la publicación mensual de ingresos y egresos del Presupuesto General del Estado en los medios escritos, como era la práctica en la segunda mitad del siglo XX. Es la manera de evidenciar o diferenciar el déficit fiscal relacionado con la política del déficit fiscal relacionado con la inversión y/o gasto público, o ambas cosas a la vez, ni sin antes recapacitar a la hora de hablar sobre la defensa de nuestra soberanía consecuencia de la masiva inmigración ilegal haitiana, o de la independencia política, financiera y económica de la República Dominicana en sentido general.

 

Hay que concluir advirtiendo el riesgo que para nuestra democracia representa  el neoprogresismo populista y democrático encarnado en el Estado Político y/o Supra Estado Colonial dentro del cual el sector privado tiene su cuota de responsabilidad por sus aportes en metálico en complicidad con la política dentro de un posible pacto fiscal, entre otros escenarios. No es lo mismo una colaboración público-privada que contribuya con el fortalecimiento del “Estado Productivo” para reducir o eliminar los niveles de desigualdad (desempleo y pobreza), llevados a su máxima expresión por contínuas reformas o pactos fiscales según gobiernos de turno.

 

Dichas reformas o pactos fiscales junto con la indetenible corrupción e impunidad son solo algunas de las principales causas que impiden al Estado Político y/o Supra Estado Colonial crear riqueza material (Bienes y Servicios) partiendo de sus propias entrañas a la par con los sectores productivos. Para evitar eso basta la firma de un pacto por la productividad (Ref./Google: “PIB 2.0 – Pacto por la Productividad). De ser cierto todo lo dicho hasta ahora, tal y como parece ser, no hay pollo llegue a gallo. Sobre cualquier duda al respecto favor consultar en Google bajo los siguientes títulos: “Populismo productivo”, “Semántica económica”, “Insuficiente crecimiento de la productividad”, “Estado productivo o populista”, “Neoprogresismo populista y democrático”, entre otros artículos que requiera el lector, con tal de que el pollo llegue a gallo.

 

eduardofranjul@yahoo.com

 

jpm

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